jueves, 15 de noviembre de 2012

Y DESPUÉS DEL 14-N… ¿QUÉ?



          La huelga general de ayer 14N ha sido un rotundo éxito. Millones de trabajadores, desafiando el chantaje de los piquetes empresariales y las mentiras del gobierno de la derecha, hemos dado una nueva lección de fuerza, combatividad y firmeza en la defensa de nuestros derechos y conquistas sociales. El rechazo contundente a las políticas económicas antisociales de Rajoy, así como a su fraude electoral comprometiéndose a hacer todo lo contrario de lo que está haciendo, se ha manifestado en cientos de polígonos industriales, en las empresas de la automoción, del metal, en la construcción, los transportes, en los mercados centrales de las grandes ciudades, en la energía, en las televisiones públicas, en la enseñanza pública, la sanidad, la administración local, autonómica y estatal. Una acción masiva y militante que demuestra la conciencia de la clase obrera y la juventud de todo el Estado y que deslegitima a un gobierno postrado ante la gran banca, los poderes económicos y los patronos.

            La unidad de acción sindical ha tenido efectos extraordinarios en el seguimiento masivo de la convocatoria, espoleada por la percepción de que este gobierno ha declarado una guerra sin cuartel contra la mayoría de la población, los trabajadores, los parados, los jóvenes, los jubilados…La convocatoria realizada por CCOO y UGT y por cerca de 200 orgabizaciones sociales y el resto de sindicatos, ha llenado de entusiasmo y confianza al movimiento obrero. Los datos, tanto los ofrecidos por las centrales sindicales como los aportados por numerosos medios de comunicación, (excepción hecha de la “caverna” mediática) señalan un triunfo inequívoco de la huelga general en la mayoría de los territorios.

             Las organizaciones sindicales han culminado la jornada de huelga general con manifestaciones multitudinarias. Cientos de miles de personas han secundado las protestas en las principales ciudades de todo el Estado, que han quedado colapsadas por la marea de manifestantes. La huelga ha tenido un seguimiento masivo en la industria –evidente en las grandes empresas-- y el transporte, y menor en el comercio y el sector público, con una notable caída del consumo eléctrico, a pesar de los “trucos” gubernamentales de encender el alumbrado público durante el día para aumentar el consumo.

            Entrar en el mareante juego de cifras en el que se mueven siempre en este tipo de convocatorias el gobierno y los sindicatos sería simplemente absurdo. Prefiero quedarme con la percepción que cada uno de los militantes de izquierdas que ayer salimos a las calles pudimos desarrollar por nosotros mismos. Y esas sensaciones, además de los datos objetivos que nos proporcionan las mediciones no manipuladas ni sesgadas, demuestran que la jornada de ayer estuvo a la altura de, como poco, la huelga de 2002 contra el gobierno de José María Aznar. ¿Qué mas da si ha tenido un seguimiento del 78%, como dicen los sindicatos, o de un 80 o un 60%? Lo importante es que ayer, como se esperaba pese a los agoreros, la clase trabajadora volvió a ponerse en pie contra la reforma laboral, y, en general, contra las políticas de recortes antiobreras impulsadas por este gobierno al servicio del capital.
 

            Y es que no se puede uno emborrachar de victoria porque esa borrachera es más peligrosa y afecta a más gente de golpe que la del alcohol. En los últimos meses ha afectado a PP y CIU, especialmente, al haber hecho un barrido electoral frente a contrincantes en decadencia. Al PP las victorias del 22 de mayo y 20 de noviembre del 2011 les destaparon el tarro de las peores esencias y, en algunos casos, aspectos de lo más siniestro de la derecha: la contra reforma laboral más despiadada con los asalariados/as; decisiones contra la mujer como las que toma el "moderado" Gallardón para hacerlas más mujer; el recorte de más derechos laborales y sociales; actitudes que fomentan los movimientos de meapilas, que sacan a la luz sus reivindicaciones; las formas más reaccionarias al estilo de aquella que defendía el concejal del PP para que se quitaran los hijos a los comunistas y evitar que fueran maleados; o, para no agotar la lista, la persecución a la que es sometida Pilar Manjón por parte de dirigentes y fans del PP.

             Pero con la convocatoria de Huelga General se han destapado también el lenguaje y las prácticas más franquistas del PP contra el movimiento sindical y contra la izquierda, intentando, además, resucitar plenamente el bipartidismo, convirtiendo al PSOE en el impulsor de las movilizaciones.
 
 
            El 29M fue una importante jornada de huelga y grandes manifestaciones en toda España, y el 14N la ha revalidado, poniendo encima de la mesa unas claras reivindicaciones y exigencias. Inmediatamente, además de intentar reducir el alcance de la jornada, algunas de las principales espadas del PP, se han tirado al monte porque se las prometían muy felices en sus mayorías pero, después de lo de Andalucía, Asturias, y 29M y el 14N ven que se les complican las cosas. La que simboliza más la crispación del PP son las palabras de Esperanza Aguirre o Cospedal: "estos sindicatos caerán como el muro de Berlín", "pirómanos" y "antipatriotas"  y “golpistas” dedicado a convocantes de la huelga y a huelguistas y, finalmente, como algo que raya el esperpento pero que demuestra el fondo radicalmente autoritario de Aguirre y Cospedal y lo que representa en el PP, sus acusaciones de que la huelga es "una movilización política y por tanto ilegal". Con las huelgas en su contra, la derecha se pone cachonda en su mejor salsa. Les aconsejo que se tranquilicen, no sea que pierdan su barniz de derecha civilizada.

             No obstante, lo reconozca o no lo reconozca públicamente, seguramente que, a nivel interno, Rajoy y sus secuaces tomaron ayer buena nota de todo lo acontecido, y se fueron a la cama con un hondo convencimiento: sus políticas al servicio del poder económico no le van a salir gratis ni les va a ser tan fácil doblegar a las clases trabajadoras como pudieran haber creído por el apoyo electoral que venían teniendo. Incluso contando con todos los esquiroles que ayer no secundaron la huelga, y los muchos trabajadores traidores de su propia clase, votantes del PP, que los seguirán apoyando pase lo que pase, así fuese el mismo Rajoy en persona a quitarle directamente el pan de sus bocas o de las bocas de sus hijos.

             Dejando al PP y a sus dirigentes metabolizar sus frustraciones y fobias vayamos a lo nuestro. Después del 14N quedan encima de la mesa unas exigencias laborales, sociales económicas y políticas que, en ningún caso, van a ser atendidas por el gobierno del PP ni por el gobierno de la Dictadura neoliberal de la Unión Europea. Ambos van a por más. ¿Qué hacer? Pues, no hay otro camino que continuar. A esta importante huelga y jornada del 14N, al igual que a las movilizaciones que se están produciendo en otros países europeos les faltan una Huelga General de mayor duración que las 24 horas  y una acción sostenida y coordinada en toda Europa, con un programa básico de derechos económicos, laborales, sindicales y sociales comunes, que sean inviolables, y que acaben con el empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría de la sociedad que crea la riqueza. Si el conjunto del movimiento obrero europeo no actúa con unidad y contundencia, continuarán manejando y manipulando la economía los mismos que la destruyen. Y no puede haber corresponsabilidad del movimiento obrero con la economía si no hay derecho a participar y decidir sobre la misma, arrancando de la patronal su monopolio sobre las decisiones que afectan a los pueblos. No es socialismo pero es dar pasos hacia él.

            De momento Toxo y Méndez  nada  hablan de continuidad de la huelga general o algo parecido, ante un gobierno envalentonado que se reafirma en sus planes. El éxito de la huelga general, sin embargo, ha abierto una nueva y poderosa perspectiva: ha desatado un potente movimiento de protesta de la clase trabajadora que difícilmente podrá ser encorsetado por la burocracia dirigente de CCOO y UGT, menos todavía con la que se avecina. Esa es la apuesta y la esperanza.

             Lo que ahora toca es continuar en la misma dirección, continuar la movilización que sólo puede ser contundente, masiva, unitaria y coordinada en toda Europa., extenderla y endurecerla hasta derrotar la ofensiva de la derecha

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario