Una
de las premisas básicas en la crisis del bipartidismo abierta desde el 20D es
que la ruptura de uno de los partidos era una de las opciones que podía
resolver, momentáneamente, esa crisis. Con o sin terceras elecciones, el golpe
de un sector del PSOE –formado por una confluencia de sectores– ha sido el
primer ataque orgánico del sector que opta por la abstención en un nuevo
intento de investidura de Rajoy.
La
gobernabilidad en términos de la Gran Coalición está más cerca tras la dimisión
de 17 miembros de la Ejecutiva del PSOE, que se ha producido a eso de las 17:30
de ayer. Con ese movimiento de varios miembros la dirección socialista, se abre
la mayor crisis interna en el socialismo tras el XXVIII Congreso del partido en
1979.
No
he votado por Pedro Sánchez ni le votaré; pero, después de todo le que le está
cayendo encima, desde la Derecha y la Izquierda, y, sobre todo, después del
ataque traicionero y asesino de Felipe González, movilizando a los suyos en la
Ejecutiva para forzar al partido socialista a cambiar el “NO” por un “SI” o una
“abstención” a la investidura de Rajoy, cómo no gritar ¡Viva Pedro Sánchez!
Por
las razones que sean, Pedro Sánchez sigue manteniéndose firme al frente de la
Ejecutiva y en el “NO” a la investidura de Rajoy, y por eso se ha convertido en
el único obstáculo -en el día a día- a tal investidura. De ahí los ataques, las
maniobras y el linchamiento político y mediático sin precedentes de que es
objeto.
Alguien
ha escrito que “para estar acorralado y
medio muerto resulta impresionante la cantidad de munición que se está
despilfarrando en rematar a Pedro Sánchez. La balacera resulta realmente
atronadora. La variedad y potencia destructiva de la munición empleada parece
digna de una película de Marvel.”
Que
la Derecha (el PP y Ciudadanos, etc.) le reproche, le incrimine y lo ponga por
los suelos por su entercamiento en el “NO” se comprende, es normal. La Derecha
va a lo suyo… y nunca ira a lo que propone la Izquierda, salvo si es lo mismo.
Pero que la Izquierda no lo defienda, que lo triture o lo abandone es
incomprensible. Por lo menos la Izquierda institucional “nueva”, esa que
justifica su participación en el Sistema para provocar el “cambio”. Pues, de
parte de “barones” y “baronesas” del PSOE, hace tiempo que se sabe lo que
quieren, cuales son sus intereses y a quienes sirven…
A
Pedro Sánchez se le acusa de embarcarse en el “no a Rajoy” por pura
supervivencia política, por el solo afán de conservar el poder dentro de su
partido. Y también por mezclar irresponsablemente los problemas orgánicos de su
partido y los problemas de la gobernabilidad de España.
¡Cómo
si no fuese eso lo que hacen todos los días los políticos! ¡Cómo si hubiera
alguno que piense en otra cosa que en su carrera e intereses personales! ¡Cómo
si la política fuese hoy algo más que un medio (una profesión) para los
políticos de hacerse un nombre y un lugar en la pirámide del poder político y
económico de la sociedad! Cómo si los políticos pudieran dejar de obedecer
(remember Alexis Tsipras) a los que realmente tienen el Poder, a los que
realmente mandan -hoy como ayer- en la sociedad, a los del Ibex.
No
sé si Pedro Sánchez, el pipiolo fotogénico, les ha salido respondón y realmente
quiere defender los principios del PSOE y la posición de la base socialista,
mayoritariamente partidaria del “No es No”. O si solo es por orgullo y
cabezonería que lo hace, cansado de pelear con los “barones” y la “baronesa” de
Andalucía que quieren gobernar el partido desde la sombra. Difícil de saberlo.
Lo único que sí está claro es que toda esa banda y la Derecha se lo quieren
cargar para impedir que el PSOE vuelva a ser siquiera un poco de Izquierda
(socialdemócrata, por lo menos) y siga manteniendo el “No es No”.
Sea
por lo que sea, dentro de pocos días sabremos si es una pelea por los
principios o únicamente por el poder en el partido y quién la ha ganado. Pues
parece poco probable que las “17 dimisiones” sean una maniobra para salvar el
cuerpo y alma del PSOE… Como tampoco para recuperar la clientela progresista
que hasta hace poco votaba “socialista”. A lo sumo, para intentar recuperar la
clientela conservadora.
En
todo caso, la división interna del PSOE no es cosa de ayer por la tarde. Más
allá de los principios, la lucha por el poder es una constante en todos los
partidos. Así pues, gane Sánchez y siga con su hoja de ruta o pierda y provoque
una escisión que empeore aún más el resultado electoral del PSOE, el desenlace
de esta guerra no modificará -en positivo- el bochornoso y desastroso panorama
político actual en España.
Al
contrario, más allá de esta guerra interna en el PSOE y de la corrupción
imperante en el seno de la clase política, la realidad es que la corrupción no
ruboriza ni a los corruptos ni a los que les frecuentan en las Instituciones
del Poder, y que entre unos y otros están consiguiendo que el PP pueda seguir
gobernando.
Y
lo más vergonzoso es que se lo permitirán sin siquiera obligarle a atenuar las
políticas reaccionarias que han sumido en la precariedad laboral, el desempleo
y la pobreza a muchas familias en el país.
Lo
más indignante, del escandaloso espectáculo que nos ofrecen los políticos (y
políticas) a día de hoy, no es solo la insensibilidad social y la desfachatez
con la que los “viejos” muestran sus verdaderas ambiciones sino también la
manera en que los “nuevos” (esos que iban a poner fin a la vieja política y
provocar el “cambio”) muestran ahora -sin tapujos ni medias tintas- lo bien que
se sienten formando parte de la “casta”. Esa que hace unos días denostaban…
Repito
pues lo que dije al comienzo: no he votado por Pedro Sánchez ni le votaré, e
incluso empiezo a plantearme si no será más honesto la abstención activa. Pero,
dado que su actitud –consciente o inconsciente- ha dado pie a esta jauría de
ambiciosos y serviles de los poderosos para arrancarle las carnes por su osadía
de mantenerse en el “no es no” a Rajoy, ¿cómo no estarle agradecido? Pues, sea
por lo que sea, ¡menudo espectáculo ha provocado!
Claro
que no es de risa; pero tampoco de llorar… ¡Es la realidad descarnada de la
política! ¡Es lo que hay!. Es el lamentable espectáculo de la política a cara de perro. Es la pena por ver como una
jauría de lobos despedazan a dentelladas sanguinolentas los despojos de un
partido que fue el auténtico abanderado del progreso y la defensa de los
derechos de los trabajadores… hasta que llegó Felipe González.