sábado, 24 de noviembre de 2012

DE GUINDOS ES MARXISTA (de Groucho no de Karl)



         Traigo aquí la frase premonitoria de Josep Stiglitz, Premio Nobel de Economía, sobre las medidas que se estaban -y están- adoptando en España: “es como poner transfusiones a alguien con hemorragia interna”. Lo único es que, como en el feudalismo, quien lucha y se desangra es el ciudadano. Nos van a hacer vivir una espantosa agonía, hasta que se convenzan de que, por este camino, no vamos a ninguna parte. Y, digo yo, algo tendremos que decir ¿no?

          Si como decía Groucho Marx “la política es el arte de buscar los problemas, no encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados”. Está claro  que el Sr. De Guindos es un gran político.

         Cuando uno cree que ya lo ha visto todo llega el ministro De Guindos y firma un artículo de opinión en el diario estadounidense The Wall Street Journal titulado “El futuro de España es brillante” que hace estremecerse al más insensible de los lectores. Por si no tuvimos bastante con los polémicos “brotes verdes” de nuestra ministra Báñez, aquí tenemos una nueva dosis de demagogia barata con la que De Guindos pretende ganar imagen al otro lado del charco.

         Y es que las lindezas no han sido pocas. Según nuestro ministro, el Gobierno español ha realizado un diagnóstico detallado de cuáles son los problemas, ha puesto en marcha un ambicioso plan de reformas sin que nadie se lo exigiera y se ha mostrado convencido de que las fortalezas del país permitirán superar los retos. Parece ser que el 25 % de paro y el empobrecimiento del país que cada día sufrimos en nuestras propias carnes los españoles son percibidos desde un punto de vista más esperanzador por el señor De Guindos.

         Lo mejor de todo es que este alarde de egocentrismo llega el mismo día en que Bruselas destroza las previsiones económicas del Gobierno. El desolador panorama que la Comisión Europea espera en España hace añicos el cuadro macro de nuestro Gobierno: la caída del PIB será del 1,6 % este año, del 1.5 % el próximo y sólo habrá un anémico avance del 0.5 % en 2014. No olvidemos que las previsiones de nuestro Gobierno apuntaban a una caída algo menor del 1,5 % este año y un retroceso del 0,5 % en 2013.


         Cada día está más claro que este Gobierno es como ese conductor que va en sentido contrario por la autopista y piensa que todos los demás están equivocados, y sigue circulando cual kamikaze, pese a las ráfagas de luces y bocinazos del resto de coches y al evidente riesgo de acabar estrellado. Los presupuestos para el próximo año se basan en unos pilares de barro en forma de previsiones irreales que han sido echadas por tierra esta vez por Bruselas. La Comisión Europea prevé que el PIB español caiga el 1,4 % este año y el próximo, el triple de lo previsto por España. ¿Qué organismo más debe salir a escena para que el Ejecutivo rectifique?

         La Comisión Europea dibuja un horizonte para el próximo año repleto de muchas más nubes que el del Ejecutivo:
Una caída tres veces mayor en la economía de la que espera el Gobierno de Rajoy.
  • Una deuda pública casi tres puntos más alta, hasta superar el 92,7 %.
  • Un déficit nominal con 1,7 puntos porcentuales más para este año y 1,5 para el próximo. Incluso si se elimina el punto porcentual que suponen las ayudas a la banca, sigue siendo mayor de lo previsto en los Presupuestos Generales del Estado.
         El Gobierno, sin duda se escudará en que estas previsiones de la Comisión Europea son muy agoreras y que las suyas son mejores. Pero, volvemos a lo de antes: ¿son todos los demás quienes realmente están equivocados? El BBVA, Funcas, el Banco de España, el FMI… ¿Todos yerran en sus previsiones?
         Hace casi dos meses nos preguntábamos si las cuentas para el próximo año se convertirían oficialmente en papel mojado. Ahora, tras este aluvión de pesimistas previsiones y teniendo en cuenta la evolución de nuestra economía, lo tengo un poco más claro: su cumplimiento entra de lleno en el terreno de los milagros.
         Quizás al Sr. De Guindos le nubla la visión el hecho de que las necesidades de financiación previstas para todo el ejercicio ascendían a 85.900 millones y en total, el Estado ha colocado bonos y obligaciones por importe de 86.463 millones, 563 millones más de lo previsto que se quedarán para el año próximo. Además, aún se espera que se celebren tres subastas más en las que el Estado podría colocar entre 3.000 y 4.000 millones. Y con esto, quizás crea ver en el horizontes los “brotes verdes” de la ministra Bañez.
 
 
         Con estos datos encima de la mesa es obvio que España no va a necesitar solicitar el rescate este año. No obstante, no cabe pecar de optimistas sin analizar en profundidad a la situación: si los mercados, esos seres irracionales que tan malos momentos nos han hecho pasar este año, se están mostrando más flexibles es simple y llanamente porque dan por hecho que España solicitará el rescate a la UE próximamente. No olvidemos que si la prima de riesgo se ha reducido tanto en las últimas semanas esto no se ha debido al buen hacer de nuestro Gobierno, sino al anuncio del plan de compra de deuda del Banco Central Europeo.

         Además, aunque hemos echado el telón a 2012 no debemos olvidar que los verdaderos problemas vendrán el año próximo. Según se desprende de los Presupuestos Generales del Estado, las necesidades de financiación de nuestro país en 2013 ascenderán a (abróchense los cinturones) 207.000 millones, más del doble que el presente curso y cifra que presumiblemente aumentará si las Comunidades tienen problemas para acceder a su propia financiación.

         La situación, por tanto, es de una tensa calma como antesala de la verdadera tormenta. Las previsiones para el año próximo no son nada halagüeñas. Además, debemos hacer un pequeño inciso con respecto al preocupante endeudamiento de nuestro país. La adicción del Gobierno hacia el dinero de otros es tal, que el crecimiento de nuestra deuda solo puede ser exponencial en los próximos años. Nos estamos quitando la resaca a base de consumir más y más alcohol.

         La verdad es que, entre tanto Correcaminos me siento Coyote y, quiera o no De Guindos, coincido con muchos otros agoreros que sólo ven dolor y pocas oportunidades en nuestro futuro más cercano. Ni el mejor de los abonos (que por supuesto no se está utilizando) conseguiría hacer brotar un miserable brote verde en nuestro país. Se han propuesto acabar con la clase media y hundir al país en la miseria y repartir el pastel entre los banqueros, altos ejecutivos y “casta política”. La esperanza por un futuro digno se desvanece mientras ellos se reparten el botín a sus anchas. Y tendrá que ser el pueblo, harto de desempleo y subempleo, de perder derechos, sin servicios públicos, ahogado moral, jurídica y económicamente, arrojado al hambre y la miseria quien lo evite con su lucha en la calle.

               

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