lunes, 15 de abril de 2024

ADOCTRINAR, PROHIBIDO PERO FINANCIADO CON NUESTRO DINERO

 


Financiamos con dinero público el adoctrinamiento ideológico en los colegios privados que reciben subvenciones de los impuestos de todos y todas. Es decir, financiamos con dinero público el adoctrinamiento. Y la actual legislación educativa lo ampara.

Lo estableció el gobierno del PSOE de Felipe González, con su mayoría absoluta, consagrando el modelo de «conciertos educativos» (financiación pública para centros privados) que pueden tener, por ley, ideología propia y educar en esa ideología. Así se legisló en la LODE de 1985, la ley educativa que les permite tener «ideario propio», en su artículo 22.1. Según la LODE, esta ideología la imponen los dueños del centro, que en virtud de esta pueden contratar al profesorado, impartir la educación y establecer el funcionamiento del centro.

Frente a los centros públicos —que son plurales porque su profesorado, su comunidad educativa y su dinámica de funcionamiento así lo son y se rigen por principios democráticos— los dueños de los centros privados deciden la ideología en la que se va a adoctrinar al alumnado matriculado en ellos. Y, lo más sorprendente, si cabe, es que no solo no se les impide por ley adoctrinar en una ideología determinada —algo contrario a los principios democráticos y a los principios pedagógicos y los derechos humanos—, sino que, además, los seguimos financiando con dinero público de nuestros impuestos, detraídos de la educación pública.


        Por eso no cabe alegar que «se trata de un caso aislado», argumento habitualmente utilizado cuando nos encontramos con un caso que se sale tan aberrantemente de la norma. No. El desfile militar de menores vestidos de legionarios (una fuerza paramilitar fundada por un conocido golpista y genocida), que se ha hecho viral estos días en TikTok, mientras cantaban el himno paramilitar «El novio de la muerte» en un desfile por el patio del colegio privado concertado El Divino Pastor de Málaga, imitando una procesión pseudorreligiosa ultra, no es un caso aislado.

No es un caso aislado porque lleva haciéndose 31 años con completa impunidad. No es un caso aislado porque la legislación, la administración pública y la inspección educativa se lo han permitido. No es un caso aislado porque además es un centro privado financiado públicamente. No es un caso aislado porque este es el «pan nuestro» de cada día en muchos centros privados financiados públicamente e, incluso, en algunos públicos. Y muestra el progresivo deterioro de un sistema educativo que debería ser público, laico e inclusivo y que, con total impunidad y connivencia del gobierno central y autonómicos, se mantiene privado (insisto una vez más, por si no quedara claro, financiado públicamente), nacionalcatólico y segregador, ante la completa inacción de los poderes elegidos para gestionar lo público, pero que parecen dispuestos a amparar o mirar para otra parte ante todos estos «casos aislados» de adoctrinamiento.


        ¿Cómo no van a mirar para otro lado si la «religión católica» se ha mantenido como una forma de adoctrinamiento sistemático y en todos los niveles en la educación española, hasta en la universidad, impuesta por un estado extranjero (si se considera un estado al vaticano)? ¿Cómo se van a extrañar de este adoctrinamiento los responsables políticos que acordaron en sede parlamentaria derogar los acuerdos posfranquistas con el vaticano y sacar la religión de la escuela cuando gobernaran, mientras aún seguimos esperando siquiera una tímida iniciativa en este sentido? ¿Qué vamos a esperar si la anterior ministra de educación del PSOE acabó de embajadora en el vaticano con peineta y mantilla, y la nueva ministra le asegura a la patronal de la concertada que «los conciertos no se tocan», y menos la religión, que se mantiene en la LOMLOE como una asignatura en los centros educativos, impartida por catequistas nombrados por la jerarquía religiosa y con unos contenidos establecidos por esa jerarquía? ¿Por qué una procesión paramilitar con menores en la escuela concertada iba a sorprender?

Es otro caso más. La consecuencia de estas políticas educativas. Es verdad que un tanto llamativo, por el folclore del mismo, por usar a menores en prácticas paramilitares, por exhibirlo y viralizarlo el propio centro, por «presumir» de ello como si fuera un «logro educativo», por el eco que se hacen algunos medios, por utilizar los ritos religioso-folklóricos de la denominada «semana santa» católica… Participan 430 estudiantes de 3 a 16 años.     

Pero es que el colegio privado-concertado (también financiado públicamente) Nuestra Señora de Lourdes de Valladolid, perteneciente a la congregación católica La Salle, organiza también la «procesión infantil de semana santa» en la que establece que más de 300 niños y niñas del centro, desde los cero a los cinco años, tengan que vestirse de cofrades, manolas, costaleros, músicos y policías.


        O el colegio privado-concertado San José (financiado públicamente), integrado en la Fundación Educación y Evangelio, donde casi 500 estudiantes procesionan por las calles de Ciudad Real desde los cuatro años (segundo de infantil) hasta tercero de Primaria. Con túnicas, velas o pasos de los dos titulares del colegio: el Cristo de la Caridad y la Virgen de la Luz. Mientras, el director del colegio afirma: este acto va unido a la educación del centro, para «acercar a los niños ‘los misterios’ de Jesús».

La denominada «Semana Santa», en lenguaje neocatólico, se ha convertido en una excusa más para adoctrinar en los colegios. No teníamos bastante con el adoctrinamiento en emprendimiento (aprender las reglas del capitalismo) o la educación financiera (aprender a especular en bolsa), que se inicia a los menores en el paramilitarismo y la obediencia debida, en el neocatolicismo más rancio o el patrioterismo más pueril. Si la escuela ha sido tradicionalmente un nicho de reproducción del sistema económico e ideológico del capitalismo neoliberal, ahora, con la llegada de la «ultraderecha sin complejos», algunos centros, sintiéndose apoyados e impunes, despliegan toda su artillería con más ahínco y viralizan una panoplia de estrategias, «competencias» y «aprendizajes» para insertar al alumnado en una revisión casposa y neofascista de los «valores» más rancios, ultras y contrarios a los derechos humanos y la democracia.

Con la excusa de la tradición, las costumbres y la «cultura» (también es tradicional y una costumbre la ablación de clítoris, pero no por eso se recurre a esa argumentación tan pueril), se reinstauran en determinados colegios las procesiones donde se hace desfilar a menores ataviados de «nazarenos», mantillas, uniformes de guardias civiles y llevando diversas figuras de madera de carácter pseudorreligioso a los hombros. Incluso se entrena a niños y niñas para que se pongan atuendos de legionarios y canten el himno de estos paramilitares, ‘El novio de la muerte’, como en el centro El Divino Pastor de Málaga.


Llevan 31 años realizando esta actividad por «una maravillosa locura» que tuvo una profesora, afirma la profesora Pilar Elices, una de las coordinadoras de esa «locura», a los medios de comunicación: «Tuvo la genial de idea de unir la clase de Religión y la de Plástica, para que los niños hicieran un Cristo de plastilina en una caja de zapatos con dos farolitos y lo sacaran por el pasillo. Lo mismo con la Virgen, era una muñeca y cuatro agujas formaban el palio». Y de ahí a viralizar en TikTok el desfile de menores escolares vestidos como paramilitares en una procesión con réplicas de juguete de las armas que llevan consigo los propios legionarios y haciendo malabares con ellas, tras haber estado ensayando toda la semana, guiados por un padre exlegionario.

Estos son solo unos pocos ejemplos de unas prácticas adoctrinadoras que se extienden por las diferentes comunidades autónomas sin que, insisto una vez más, las autoridades, la inspección educativa y los responsables administrativos hagan nada al respecto. Es más, en algunos casos participan y apoyan, con la excusa de la «tradición» (como si el que algo se haya hecho anteriormente fuera garantía de algo) o el «turismo» (como si el mercado y el negocio fuera el fundamento de la educación).

 

A pesar de que la sentencia del Tribunal Constitucional 31/2018, de 10 de abril, en su FJ 4, establece que «[…] el carácter propio o ideario no sería aceptable si tiene un contenido incompatible por sí mismo con los derechos fundamentales o si, sin vulnerarlos frontalmente, incumple la obligación, derivada del artículo 27.2 de la Constitución, de que la educación prestada en el centro tenga por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia, y a los derechos y libertades fundamentales en su concreta plasmación constitucional, pues estos han de inspirar cualquier modelo educativo, público o privado».

 colegios privados, que son financiados con el dinero público de todas las personas contribuyentes de este Estado (sean ateos, librepensadores, agnósticos o religiosos), educan a su alumnado de forma doctrinaria, de acuerdo con su ideología nacionalcatólica, en contra de principios democráticos de convivencia y de los derechos y libertades fundamentales. No solo con estos actos y su preparación previa, sino en todas las materias, en todos los tiempos, en todos los espacios y en todas las relaciones que establecen, con absoluta impunidad. Esta es la clave.

¿Hasta cuándo vamos a mantener la anomalía educativa del adoctrinamiento religioso en la educación? ¿Por qué nuestro gobierno no deroga de forma inmediata los acuerdos con el vaticano comprometidos en sede parlamentaria.

ºLa Escuela debe superar esta forma de adoctrinamiento y ser el lugar para educar en conocimientos científicos, en valores cívicos y universales. Cada religión, que es una creencia entre otras muchas, debe difundirse en todo caso en el ámbito privado de la familia y los lugares de culto. Necesitamos una escuela laica, donde se sientan cómodas tanto las personas no creyentes como las creyentes. Por eso debemos negarnos a que con el dinero público se financie ningún tipo de adoctrinamiento, sea religioso o de cualquier otro tipo. La escuela es un lugar para razonar y analizar críticamente, no para creer y obedecer.

jueves, 11 de abril de 2024

Y LEGÓ LA REPÚBLICA

 


El mes de Abril es un mes republicano. El 12 de Abril de 1931 se celebraron elecciones municipales que dieron el triunfo a los partidos republicanos y de izquierdas. El 14 se proclamó la Segunda República española. Con tortilla de patata y ensalada de lechuga se celebró el triunfo en los hogares, en la calle con un grito ahogado por la emoción ¡Viva la República!

Todo había comenzado en abril de 1930, cuando Indalecio Prieto en el Ateneo de Madrid afirmaba: Es hora de las definiciones. Hay que estar con el rey o contra el rey. Así se fue fraguando el Pacto de San Sebastián del 17 de agosto de 1930, al que se sumaron el Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores en octubre, convocando una huelga general que iba a ir acompañada de una insurrección militar para meter a la Monarquía en los archivos de la Historia y establecer la República sobre la base de la soberanía nacional representada en una Asamblea Constituyente. Hoy como ayer: ¡Viva España con honra! (Manifiesto revolucionario de diciembre 1930).

Con el manifiesto dirigido a intelectuales, firmado por Marañón, Pérez de Ayala y Ortega y Gasset, creaban la Agrupación al Servicio de la República. En él se decía: Cuando llegan tiempos de crisis profunda, en que, rota o caduca toda normalidad, van a decidirse los nuevos destinos nacionales, es obligatorio para todos salir de su profesión y ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública. Parece escrito hace unos días. Gregorio Marañón, Pérez de Ayala y José Ortega y Gasset, se proponían movilizar a un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República española. Se hacía un llamamiento a todo el profesorado y magisterio, a los escritores y artistas, a los médicos, ingenieros, arquitectos y técnicos de toda clase, a los abogados, notarios y demás hombres de ley, y de forma especial a la juventud.


El 12 de abril de 1931, se celebraron en España elecciones municipales, que, pese a los resultados globales, provocaron la caída de la monarquía y la proclamación de la Segunda República. Las elecciones se convocaron con el objetivo de consolidar el sistema, conseguir mayor apoyo popular y evitar que Alfonso XIII perdiera el trono, y lo perdió. Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo, declaraba el rey desde el exilio.

Se eligieron cerca de ochenta mil concejales y estos a su vez a los alcaldes en 8.943 distritos. La monarquía era un símbolo de decadencia, y republicanos y socialistas, decidieron convertir las elecciones municipales, en un verdadero plebiscito sobre la continuidad de la monarquía en España. Los resultados dieron el triunfo a las candidaturas republicano-socialistas en 41 de las 50 capitales de provincia. La ciudadanía madrileña, cuando comenzaron a conocerse los resultados, se echó a la calle para proclamar la República.

“Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros, la primavera traía a nuestra República de la mano”, declamaba Antonio Machado por la llegada de la deseada República. En 36 horas el reinado de Alfonso XIII llegaba a su fin. Fue un proceso rápido, limpio e incruento. La monarquía se había vuelto incompatible con los que creían en un régimen democrático y la República empezó a postularse como la única opción de futuro, incluso para los monárquicos que abandonaron al rey.

El día 13, se había reunido en el Palacio de Oriente el Consejo de Ministros, para adoptar una postura ante los resultados del día anterior. Enseguida se identificaron dos posiciones enfrentadas: constituir un gobierno de fuerza, implantar la censura y resistir, era la postura de Juan de la Cierva, apoyado por el conde de Bugallal y el marqués de Alhucemas. El resto, encabezado por el conde de Romanones pensaban que estaba todo perdido. Esa misma tarde el comité revolucionario republicano-socialista, hizo público un comunicado en el que decía que el resultado de las elecciones había sido desfavorable a la Monarquía y favorable a la República y anunciaba su propósito de actuar a fin de dar inmediata efectividad a los afanes implantando la República.

        


El día 14 de abril se dictó el primer decreto. El Gobierno provisional de la República había tomado el Poder sin tramitación ni resistencia ni oposición protocolaria alguna, es el pueblo quien le ha elevado a la posición en que se halla, y es él quien en toda España le rinde acatamiento e inviste de autoridad. En virtud del decreto, el presidente del Gobierno Provisional, Niceto Alcalá Zamora, asumía la jefatura del Estado con el asentimiento expreso de las fuerzas políticas triunfantes y de la voluntad popular.

La monarquía, herida de muerte, recibió la puntilla por el director de la Guardia Civil, al proclamar su adhesión a la República, que ya tenía un Gobierno Provisional. Eibar fue la primera ciudad donde se izó la bandera tricolor. Los acontecimientos se habían precipitado. El rey comenzaba su exilio y Alcalá Zamora, Azaña y el resto de los que serían nuevos ministros entraban en el ministerio de la Gobernación en la Puerta del Sol. Nacía la Segunda República. Vivió hasta el fin de la guerra en 1939, tras el golpe de estado militar, católico y fascista.

El Gobierno provisional, al recibir sus poderes, manifestó que dado el origen democrático de su poder y en razón de la responsabilidad en que deben moverse los órganos del Estado, sometería su actuación colegiada e individual al discernimiento y sanción de las Cortes Constituyentes. Igualmente, el Gobierno, adoptó como norma depuradora de la estructura del Estado, someter, en defensa del interés público, a juicio de responsabilidad, los actos de gestión y autoridad pendientes de examen, desde la disolución del Parlamento en 1923: así como abrir expediente de revisión en los órganos oficiales, civiles y militares, a fin de que no resulte consagrada la prevaricación ni acatada la arbitrariedad habitual en el régimen que termina.

El Gobierno provisional hizo pública su decisión de respetar de manera plena la conciencia individual mediante la libertad de creencias y cultos, sin que el Estado en momento alguno pueda pedir al ciudadano revelación de sus convicciones religiosas, orientando su actividad, no sólo en el acatamiento de la libertad personal y los derechos ciudadanos, sino que aspira a ensancharlos, adoptando garantías de amparo. Se declaró la propiedad privada, garantizada por la ley. El Gobierno, sensible al abandono absoluto en que ha vivido la inmensa masa campesina, al desinterés de que ha sido objeto la economía agraria, adoptó como norma de actuación el reconocimiento de que el derecho agrario debía responder a la función social de la tierra.


Por su parte, el Presidente del Gobierno provisional, decretaba la más amplia amnistía de todos los delitos políticos, sociales y de imprenta, sea cual fuere el estado en que se encuentre el proceso, incluso los ya fallados definitivamente, y la jurisdicción a que estuvieren sometidos. Igualmente se decretó fiesta nacional el 14 de abril; y se adoptó como bandera nacional la tricolor, mediante decreto del 27 de abril (Gaceta 28 de abril).

Con la proclamación de la Segunda República, se abrían inmensas perspectivas. No sólo se pretendían reformas políticas, sino que se quería atacar el problema de fondo, mediante un cambio profundo de las estructuras sociales, económicas y culturales. Era necesario poner en marcha un ambicioso programa de reformas que lograra poner a España en la modernidad. Tras la celebración de elecciones legislativas el 28 de junio de 1931, se inició un proceso constituyente.

Hoy, la III República que viene, debe ser la obra de todos, hombres y mujeres, en un esfuerzo común por dotarnos de un Estado acorde con nuestro tiempo. «No es una quimera, no es una utopía. Es una urgente necesidad de regeneración democrática». Ha llegado el momento de que los españoles decidamos en plena libertad el régimen que deseamos para España. Es necesario un referéndum, en el que se tenga la posibilidad de elegir libremente entre Monarquía o República. Abrir un Proceso Constituyente, elaborar una nueva Constitución y convocatoria de nuevas elecciones generales, Por la República.

viernes, 5 de abril de 2024

TE REGALO MI SUEÑO: III REPÚBLICA ESPAÑOLA

           

Hace 
93 años que se proclamó la Segunda República. En este aniversario, como lo he hecho
en otras ocasiones, durante el mes de Abril, dedicaré mi pensamiento a este Sistema político democrático que se frustró por un golpe de Estado militar y una dictadura fascista. Hoy, la monarquía atenta contra la democracia participativa; no premia las capacidades, sino la herencia de la sangre. Soy republicano por sus principios y valores; por convicción.

Ya me he referido a este tema, pero un año más no puedo sustraerme a no recordarlo. El modelo republicano debe ser políticamente abierto, participativo y por tanto democrático; un modelo en el que la ciudadanía sea crítica y responsable; un modelo sustentado por principios y valores de libertad, igualdad y justicia social; y que éstos sean blindados por la Constitución, para evitar que los gobiernos de turno, ataquen los fundamentos del propio Estado republicano.

Grandes esperanzas había despertado la proclamación de la República aquel 14 de abril de 1931. El rey Alfonso de Borbón había abandonar precipitadamente España suspendiendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real, tras conocer los resultados de las elecciones municipales, celebradas dos días antes.

España se constituyó como Estado integral, compatible con la autonomía de municipios y regiones. Se estableció la separación de poderes: el poder legislativo recayó en un Congreso unicameral; el ejecutivo, bajo control parlamentario, en el Consejo de ministros y el presidente de la República; y el poder judicial en jueces independientes. Se abrió la posibilidad de expropiación y nacionalización por motivo de utilidad social. Se incorporó una amplia declaración de derechos y libertades. Se reconoció el matrimonio civil y el divorcio. Se reconoció el derecho de voto para los mayores de 23 años y, por primera vez en la historia, el derecho de sufragio a las mujeres; y se declaró la separación entre Iglesia y Estado.


Con la proclamación de la República se abrían inmensas perspectivas de cambios políticos, económicos y sociales, pospuestos durante decenios. Se iniciaron las reformas políticas necesarias, mediante un cambio profundo de las estructuras sociales, económicas y culturales, para poner a España en la senda de la modernidad. Poco tiempo duró todo. El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y la guerra que provocó, rompieron la esperanza.  

El sistema político republicano moderno, se identifica con un sistema de valores, como expresión de la voluntad libre y soberana de la ciudadanía: el pueblo se gobierna a través de representantes elegidos democráticamente y la igualdad de oportunidades como esencia de sus principios. En este sistema, la jefatura del estado también es elegida, y no hay rey o líder que guíe, arbitre o gobierne; no hay persona o figura que esté por encima de la ley, ni irresponsable ante ella.

A lo largo de la historia, el concepto y la idea republicana han evolucionado, pero hay un hilo conductor: el pueblo que se autogobierna y protege la libertad, como acto contrario a la dominación. Se fundamenta en el derecho y el imperio de la ley, y todos iguales ante ella; la igualdad de oportunidades como esencia democrática; la participación ciudadana, como marco de referencia; los derechos civiles y la transparencia, como oposición a la corrupción política.


Una república en sí misma, no es garantía de bienestar o de democracia; son sus valores los que dan carácter al modelo y la ejemplaridad de los servidores públicos. Son las garantías para ejercer los derechos los que dan la dimensión exacta del sistema. Una monarquía (parlamentaria o constitucional) puede ser democrática en su ejercicio, si el pueblo así lo ha decidido, pero la monarquía, que es un símbolo que transmite su poder por la herencia de la sangre, está muy alejada de los principios de igualdad ante la ley y de igualdad de oportunidades. La monarquía es antidemocrática por naturaleza, opaca por convicción, y alejada de los intereses de la ciudadanía.

El acceso a la jefatura del estado, como a cualquier otro órgano de representación, no puede tener carácter hereditario, sino sometido a la libre y democrática elección ciudadana. «Las magistraturas vitalicias, y más aún las hereditarias, dificultan el fácil acomodo de las personas que ejercen cargos de esa naturaleza a la voluntad del pueblo en cada momento histórico», decía Luis Gómez Llorente (Socialismo y República). Ninguna generación puede comprometer la voluntad de las generaciones sucesivas; son éstas las que deben proyectar su futuro libremente, sin ataduras del pasado.

En el republicanismo se conjugan las ideas de honestidad, integridad, honradez, lealtad y justicia en el gobierno de la cosa pública. Esta idea está entroncada en la filosofía de la república griega y romana, pasando por Maquiavelo; está presente en la «Revolución Francesa», en los pensadores antimonárquicos ingleses del siglo XVII y la Ilustración radical. Los padres de la constitución americana la llevaron a los altares del liberalismo. El mejor gobierno es el de la ciudadanía para sí misma.


Podría parecer que la Constitución española está inspirada en estos principios y hechos históricos, pero no es cierto. El modelo español, sigue el hilo de la evolución de la monarquía absoluta: el rey es el que va cediendo su soberanía procedente de «dios»; no es el pueblo soberano quien otorga el mandato del poder. La Constitución española declara que la soberanía nacional reside en el pueblo y que de él emanan los poderes del Estado. La monarquía parlamentaria a la que refiere la Constitución, fue instaurada por Franco, mediante las leyes fundamentales.

En el artículo 56.3 se dice que La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. El rey se sitúa por encima de la ley, no está sujeto a su mandato, y por tanto encima de todos los españoles. Sin hablar de los comportamientos –incluso los criminales–, que no quedan sujetos a las leyes que a todos nos afectan. Por encima queda, cuando se dice que La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica –hoy encarnada en Felipe VI y su descendencia–; es decir: es heredera de la monarquía absoluta de Fernando VII y sus antecesores imperiales, la irresponsabilidad de Isabel II, la caciquil de la Restauración y la dictadura diseñada en las leyes franquistas.

La idea sobre la libertad en el republicanismo, no es la que se entiende desde el liberalismo; sino que presenta una visión del ser humano, como una manifestación de la vida social. En este espacio, la política es una actividad en la que los ciudadanos desarrollan sus potencialidades individuales; frente a la concepción del liberalismo, que entiende que la única actitud posible por parte de la ciudadanía es la resistencia pasiva frente a un Estado. El Estado tiene que ser garante del bienestar general y en particular de los más desfavorecidos socialmente.

En el republicanismo la política es una actividad digna, honesta y de responsabilidad. La ciudadanía es militante político ante el grupo social, donde su opinión se deja sentir y es tenida en cuenta constantemente, en las decisiones que determinan la actividad del Estado. La democracia adquiere un carácter deliberativo, permitiendo que todas las decisiones públicas sean producto de una reflexión, en la que la totalidad de la ciudadanía participa responsablemente. La libertad es entendida, no como que la sociedad no pueda tomar decisiones contrarias a las voluntades individuales, sino como que estas decisiones, no deben interferir arbitrariamente en el ámbito de lo privado.


Nadie puede decidir por el individuo, en lo que respecta a sus propios intereses, y ninguna pauta de comportamiento es excluida, en tanto que no perjudique a los intereses de los demás. La diversidad y la disidencia, son valores que los republicamos entendemos asociados a una concepción laica del individuo, que no acepta más normas morales que las que dicta su razón. Un pleno ejercicio de libertad para todos y plena conciencia de pertenecer a la comunidad, sólo es posible si hay igualdad suficiente. En una sociedad, en la que la igualdad sea real y efectiva, no surgirán enfrentamientos y disensiones por las diferencias, que no son sino afrentas para los que menos tienen.

Es tarea fundamental del Estado garantizar la igualdad de oportunidades y que las diferencias económicas y de poder, sólo vengan dadas por el mérito o el trabajo. Para ello el sistema educativo público debe ser de la máxima calidad y atractivo para todas las clases sociales, de manera que sea una experiencia de convivencia entre los diversos grupos. Es necesaria la igualdad porque todos los seres humanos somos iguales, y es necesaria la libertad porque todos somos diferentes. Cada persona es responsable de encontrar su propio camino hacia la felicidad, pero la sociedad, a través del Estado, es responsable de reducir la improbabilidad de conseguirlo; y que el bienestar de unos no se haga a costa de la pobreza de otros.

La vida de la Segunda República fue corta, pero intensa. Todo empezó un 12 de abril de 1931, cuando la ciudadanía eligió a los partidos republicanos y socialistas, contra los monárquicos que dieron la espalda al rey. También vimos cómo se proclamó la República y cuáles fueron las medidas políticas que se adoptaron con el objetivo de poner a España en la senda de la modernidad, haciendo frente a las llamadas «cuestión regional, cuestión religiosa, cuestión militar, cuestión agraria y cuestión social», que fueron demasiadas cuestiones para resolver en tan poco tiempo, teniendo en frente a tan potentes enemigos.

Estoy convencido de que no se terminaran los males de España por instaurar una República; pero sería un principio. Aquellos que condenaron a la República a muerte siguen al acecho, pero ni entonces ni ahora podrán con los principios republicanos ni con sus ideas.

         

miércoles, 3 de abril de 2024

CONFESIONALISMO Y MILITARISMO RAMPANTE

            


         Se dice que España es un Estado aconfesional, pero somos conscientes de que el dicho es una especie de broma constitucional, habida cuenta de los privilegios de que goza la Iglesia católica, sobre todo en los terrenos educativo y económico.

En el primero, con el adoctrinamiento escolar de millones de niñas y niños en dogmas católicos que son anticientíficos (entiéndase estúpidos), misóginos y homófobos (en una palabra, machistas).

En el ámbito económico, con la concesión a las instancias de la Iglesia de más de 12.000 millones de euros anuales, que incluyen enormes exenciones de impuestos y el pago a los adoctrinadores infantiles y a las escuelas concertadas de ideario dogmático-católico (ya saben: anticientífico…). Sin olvidar el enorme robo a la ciudadanía que suponen las inmatriculaciones de más de 100.000 bienes que deberían ser estatales, un escándalo infinitamente mayor que los de las mascarillas, la Gurtel, etc., etc., etc. Todo ello con la complicidad de los sucesivos gobiernos democráticos de derechas o izquierdas, incluyendo el actual, tan “progresista”.

Pero hay otros desafueros y prerrogativas que desde Europa Laica y otras organizaciones laicistas (algunas, cristianas) suelen denunciar menos ante la magnitud de los anteriores: los de naturaleza simbólica y mediática. Escribo esto mientras durante horas y horas echan en directo en TVE-1, la principal tele pública, el desembarco en Málaga de la Legión –ese cuerpo con antecedentes fascistas y connotaciones más machistas de lo habitual en el Ejército, que ya es decir– para participar en la procesión del “Cristo de la Buena Muerte”. Son actos de un cariz militarista y beato (espantosa combinación) presididos por la reina Sofía y con un sinfín de altas autoridades civiles y militares, que a título personal pueden hacer lo que les plazca, pero no como representantes públicos.    


¿No se burlan –por no decir otra cosa– estas autoridades, y la tele pública, de la aconfesionalidad del Estado, sin la menor vergüenza democrática? ¿No están para servir a toda la ciudadanía, no solo a la católica (parte de la cual también se siente agraviada)? ¿No es todo ello una expresión desenfrenada de un nacionalcatolicismo más propio del franquismo? ¿No estamos ante un resurgir del más rancio militarismo, que oportunamente puede justificar y amparar los intereses otanistas y el criminal comercio de armas de los que España es partícipe?

El impúdico exhibicionismo confesional-castrense del jueves santo malagueño no es más que un caso entre tantos. Canal Sur nos dice literalmente, durante divinas y sobre todo eternas horas, que “Andalucía es Semana Santa”, por no hablar de Radio Nacional (Nacional… católica) y de tantas cadenas públicas locales de radio y televisión. Las autoridades militares y civiles exhiben sin pudor el meapilismo católico no sólo en Andalucía, y hay que añadir la participación en misas, procesiones y ofrendas de la Policía y la Guardia Civil. La confusión de la cruz y la espada se extiende a la existencia del Arzobispado castrense, con su catedral, capillas y capellanías, a los patronazgos ultramundanos de instancias militares (patronos celestiales, pero no sólo del Ejército del Aire), a “honrar” a Vírgenes como capitanas generalas o con fajines… Todo ello muy presente en las procesiones de semana santa y en otras, como las del Corpus.


Podríamos pensar que a este frenesí irracional le pondría freno el “templo” del conocimiento, la Universidad, o que al menos se distanciaría de él. Pues tampoco, o no siempre; en Sevilla, el rectorado se convierte cada semana santa en un “templo” nada metafórico: una capilla de la que sale una procesión; y hay actos cofrades en el mismísimo paraninfo… Hace unos días, el rector de la Universidad de Cádiz entregó el “bastón de Mando” de esa universidad a una “Hermandad”. Todo ello, siguiendo unas tradiciones que no extrañaban cuando la universidad franquista tenía como misión difundir la “ciencia católica” (oxímoron donde los haya); tradiciones tan “respetables” como la de ir Franco bajo palio.

Claro que el actual Jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas no se queda muy atrás, pues no olvidemos su participación en procesiones, sus grotescas ofrendas santiagueñas y sus inclinaciones de cerviz o a lo Locomotoro ante pontífices y obispos; al humillarse cual monaguillo (papa Francisco dixit) ante representantes del Estado vaticano, ¿no está siendo desleal al Estado que representa y simboliza como máxima autoridad civil y militar? Ay, la cruz que preside la corona y el escudo de armas del rey no engaña.

Todo lo dicho, y mucho más, constituye la expresión simbólica y mediática del inaceptable confesionalismo estatal que, agravado por la connivencia de un militarismo rampante, ofende a la ciudadanía –diversa en convicciones y creencias– y es radicalmente incompatible con la democracia.