70
años de reinado. Isabel II de Inglaterra, falleció a los 96 años. Monarca de la
casta de los “Windsor”, Isabel Alexandra Mary se ganó el papel de conductora de
la política nacional e internacional de Gran Bretaña durante 70 años. Durante
su mandato la corona británica siguió enriqueciéndose a costa de sus excolonias
y logró transformar a la City de Londres en uno de los centros financieros más
importantes del capitalismo transnacional.
Los
medios de comunicación, que hoy lloran la muerte de Isabel II, esconden
vergonzosamente la historia cruenta del linaje de los Windsor, marcados por el
peor de los racismos y del colonialismo imperial.
Nada
nos dicen de la publicación, en 1960, de los llamados archivos Marburg. Estos
documentos pusieron al descubierto la ideología dominante en la familia real en
los años 30. Probablemente el hecho más esclarecedor es la opinión de Hitler
después de haberse reunido con el tío y soberano antecesor de la reina Isabel II:
“el Duque de Windsor es un defensor de la causa Nazi y nos puede ser de
utilidad en el futuro cercano”
Hoy sabemos que la obligada abdicación del Rey Eduardo XIII (Duque de Windsor) – después de 11 meses al mando – impidió que se consumara una alianza entre Reino Unido y la Alemania nazi y que en esa misma época la cuñada de Isabel II -la princesa Cecilia de Dinamarca- se casó con un alto oficial de las SS.
También
salió a la luz pública una reveladora fotografía, de esa década del siglo
pasado, que muestra a la reina siendo niña – junto con parte de su familia-
haciendo el saludo nazi. Y para revalidar esta oscura práctica hace unos pocos
años el príncipe Harry, hijo menor del actual Carlos III, fue fotografiado con
el uniforme oficial de las SS en una fiesta familiar.
Tampoco
es un misterio que, al igual que hizo EEUU, el Reino Unido incorporó a una gran
cantidad de oficiales de la Gestapo en las filas del servicio de inteligencia
británico, el famoso MI6.
Mientras
exaltan la fastuosidad que rodean los funerales, los medios se han cuidado de
escondernos que la reina recientemente fallecida fue la terrateniente más
grande de Gran Bretaña. Como máxima autoridad del Estado, a la corona británica
le pertenecen un total de dos millones de hectáreas de tierras cultivables en
su país.
Tampoco los medios dominantes cuentan que los británicos robaron de la India el Kohinoor, uno de los diamantes tallados más grandes del mundo, con un valor estimado de 200 millones de dólares, para colocarlo en la corona de la reina.
Después
del fin de la Segunda Guerra Mundial y en medio de una ola mundial de
descolonización, la astucia y manejo político de la reina fue el factor decisivo
para mantener la influencia de Gran Bretaña en el mundo. Efectivamente, el
largo reinado de Isabel II le dio una comprometida continuidad a un Imperio en
plena decadencia.
De
hecho, Isabel II fue el personaje clave en el nombramiento de Margaret Thatcher,
en la implementación del neoliberalismo y en la consiguiente transformación del
viejo capitalismo industrial en capitalismo financiero. Con esta política y
amparados en el discurso del enemigo interno, la reina y la Thatcher
destruyeron las conquistas sociales logradas después de la II Guerra,
empobrecieron a los trabajadores y criminalizaron las organizaciones
sindicales.
Pero
el colonialismo de la corona también se ejecutó internamente y de manera
brutal. Por más de 60 años, en Irlanda del Norte los soldados británicos
cometieron todos tipo de crímenes de guerra, incluyendo masacres,
encarcelamientos de activistas políticos y desapariciones forzadas.
Puertas afuera, el reinado de Isabel II estuvo al mando de guerras imperialistas. Entre un sinnúmero de intervenciones colonialistas, la corona británica participó activamente en el genocidio de los Mau-Mau en Kenia(1952-1960), la guerra contra Egipto por el Canal de Suez (1956-1957), la campaña bélicas en Irlanda (1956-1962), la Guerra de Malvinas (1982), la primera Guerra del Golfo (1990-1991), la Guerra en Bosnia (1992-1995), la Guerra en Afganistán (2001-2021), la segunda Guerra de Irak (2003-2009), el bombardeo de Libia (2011) y los ataques a Siria: los herederos de la corona Harry y William participaron -desde lejos, eso sí- en las guerras de Irak y Afganistán.
En
un rápido e incompleto recuento de atrocidades, a vuelapluma recordemos algunos
de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la política colonial de la
corona británica.
-
Por más de medio siglo en Oriente Medio, la testa coronada de la reina ha sido
la pieza fundamental en la implementación de estado sionista israelí, con sus
interminables matanzas al pueblo de Palestina.
-
Cuando 1963 el pueblo yemení se rebeló contra el colonialismo, ante esta
revuelta la reina ordenó a sus tropas que reprimieran violentamente a los
independentistas. Pasados 50 años, Inglaterra sigue librando otra guerra contra
el pueblo de Yemen (esta vez junto con EEUU, Arabia Saudita, Israel y los
Emiratos Árabes Unidos).
-
En Irán, un complot de los servicios secretos de su majestad, el MI6, con la
anuencia del Sha Reza Pahlavi y de EEUU, orquestó un golpe de estado en 1953
para derrocar al primer ministro progresista
Mohammad Mosaddeq e impedir así la nacionalización de la Compañía
Británica de Petróleo.
-En Kenia, en 1960, en respuesta a la lucha por la independencia de los keniatas el Reino Unido torturó, violó, ejecutó y desapareció a alrededor de 11 mil rebeldes. Además de la tortura, incluida la castración, las fuerzas británicas masacraron a civiles desarmados, desaparecieron a sus hijos, violaron a las mujeres y mataron a palos a los prisioneros.
-En
esa misma época, la intervención de la corona en el proceso de independencia en
Nigeria también causó decenas de miles de muertes. Al igual que en otros
territorios de África la ocupación colonial inglesa dejó como herencia
subdesarrollo, hambre, miseria, un reguero de asesinados, torturados y
desaparecidos.
Indignada
por la sarta de elogios a la reina Isabel II la economista India Manisha Kadyan
acaba de escribir en Twitter:
“Los
barcos británicos transportaron un total de tres millones de africanos al Nuevo
Mundo como esclavos. Gran Bretaña es un imperio que trajo la miseria y el
hambre a Asia y África. Su legado es el colonialismo, la esclavitud, el racismo
y el saqueo. A pesar de tener oportunidades, la reina Isabel II nunca se
disculpó por la historia sangrienta de su familia. No hay lágrimas por la reina
Isabel. No hay lágrimas por la monarquía británica”.