jueves, 29 de junio de 2017

26-J: CONSECUENCIAS DE LA ABSTENCIÓN


El lunes 26 de junio se cumplió un año desde la celebración de las últimas elecciones generales. Digo celebración, pero debería decir primer aniversario, porque pocas cosas hemos podido celebrar desde entonces, como consecuencia de los resultados, la política llevada a cabo por el partido en el Gobierno y el papel de la oposición, siendo la abstención una figura en alza para los socialistas.
Durante aquella campaña electoral nada estaba claro, incluso que pudieran celebrarse unas terceras, por los vetos y líneas rojas que se imponían en la contienda. Hubo demasiados insultos y descalificaciones, Desde el PSOE se decía que bajo ningún concepto pactarían con el PP y no permitirían una investidura de Mariano Rajoy, descartando, a su vez, unas terceras elecciones, sin decir la estrategia que seguirían. Pronto vimos que, de garantizar que no permitiría una investidura de Rajoy, la permitieron. Todas las encuestas fallaron, subestimaron al PP e inflaron a Unidos Podemos.
Rajoy siempre insistió en que lo mejor era un pacto con el PSOE, con un programa de mínimos, para la estabilidad económica y evitar que Podemos gobierne, como enemigo común generalizado. Ahora parece que le sirve la actual situación, aun soportando una molesta oposición, para sacar adelante los temas de máxima importancia, con el apoyo de Ciudadanos, el PNV y algunos que otro diputado canario o el PSOE absteniéndose.
En aquella campaña electoral, Unidos Podemos mantenía la defensa del derecho a decidir. Pablo Iglesias exigía al PSOE que dijera con quién pactaría en el mejor de los casos y el PSOE, sin decirlo, sabía bien quien era su socio por responsabilidad nacional. A Pablo Iglesias sólo le interesaba el pacto con el PSOE de Pedro, no con el de Susana y ahora, tras el ascenso de Sánchez, parece que lo tiene a su merced.
En el 26-J, sólo habían transcurrido seis meses desde las últimas elecciones y los principales partidos poco habían movido sus posiciones. Se oía decir: que gobierne el más votado para evitar nuevos comicios; que gobierne quién sea capaz de formar mayorías en el Congreso. Todos contra Podemos que seguía su ascenso imparable. Todos los partidos con las esperanzas puestas en los electores y su participación. En el 20-D del año anterior, la participación fue del 73,2%, cuando el PP ganó perdiendo, el PSOE perdió ganando y Podemos ganó por menos de lo esperado.
Pero todo fue contrario a lo esperado. El PSOE jugó en la campaña a ganar a las encuestas y no perdió. El PP que quería ganar, pero se conformaba con mantenerse, ganó. Unidos Podemos, diciendo que quería superar al PP, mejorando los resultados del 20-D, se ha quedó corto y se mantiene en el tercer puesto. El PSOE pierde el feudo andaluz subrayando que es quien «ha salvado a la izquierda» de Podemos; y Ciudadanos los grandes perdedores, con una participación del 66,48% que ha influido en los resultados. Se abría un tiempo de nuevas cábalas, en un escenario inédito.
El PP obtuvo 7.906.185 votos y 137 escaños (14 diputados más). Había conseguido el objetivo –lejos de aquellos 186 diputados del año 2011–, y lejos de la mayoría absoluta. La corrupción no hizo mella en el PP que subió en Catalunya, Valencia, imponiéndose en todas las comunidades gobernadas por el PSOE.
El objetivo de los socialistas, que era superar el 22% del 20-D –el peor resultado de su historia– y mantenerse en segunda posición, también lo consiguió: 5.424.709 votos y 85 escaños (5 escaños menos). Los barones autonómicos se lo terminaron cobrando a Pedro Sánchez. Ahora, como en un mercado Persa, entre camelleros, el canto de los mendigos, las princesas y malabaristas, vuelve a aparecer el encantador de serpientes, con todo su poder, pero fuera de donde reside la soberanía popular.
Unidos Podemos y sus confluencias, se mantuvieron en los 71 escaños, con 5.049.734 votos, dejándose en el camino más de un millón cien mil. No superó al PSOE que era su objetivo; no hubo sorpasso. Pablo Iglesias reconoció el fiasco del 26-J, apelando al futuro de la fuerza «que representa a los más jóvenes». Ciudadanos en su deriva, perdió 8 escaños, obtuvo 3.123.769 de votos. Representó la indefinición durante la campaña y pagó la firma del pacto con el PSOE.
Los resultados del 26 de Junio, confirmaron el avance de los sectores populares. No fue suficiente para derrotar a la derecha, pero el «bipartidismo» perdió su hegemonía, dando paso a una mayor diversidad representativa. Con los resultados, se empezaron a oír voces de presión, desde dentro y fuera del PSOE, pidiendo sin ambages que se dejara gobernar a Rajoy, como luego ocurrió. Rajoy, presidente del Gobierno en funciones, fracasó al no conseguir los apoyos necesarios en la investidura. La mayoría absoluta del Congreso votó en su contra, algo parecido a una moción de censura.
Desde que se aprobó la Constitución en 1978, se han presentado tres mociones de censura, con diferentes resultados y conclusiones. Fue en mayo de 1980, cuando el PSOE presentó la primera moción al presidente Suárez. La iniciativa originó un desgaste tremendo para el gobierno y fue el principio del fin, que llegó en 1982. La moción fue rechazada por los únicos 166 votos del grupo del CDS. La segunda «moción de censura» la presentó Alianza Popular contra Felipe González en 1987. También fue rechazada por 195 votos en contra (PSOE, Izquierda Unida, PNV, EE). AP quiso repetir la jugada de los socialistas contra el CDS, pero no les salió bien y consiguió que el PSOE volviera a ganar las elecciones y estuvo en el poder hasta 1996.
La tercera moción de censura de la historia reciente, se ha presentado hace unos días por Unidos Podemos contra Rajoy. La principal razón ha sido la corrupción generalizada en torno al PP y el saqueo público que han llevado a cabo; porque la corrupción afecta a la democracia, a las condiciones de vida de las personas y actúa directamente en contra de los derechos fundamentales. No salió adelante por la falta de apoyo parlamentario como era sabido, aunque ha servido de termómetro de la situación política tras ocho meses de Gobierno del PP. Fue rechazada por 170 votos, 82 a favor y 97 abstenciones (179). Irene Montero enumeró todos los escándalos de corrupción que rodean al PP y denunciado el uso partidista de las instituciones. Pablo Iglesias esbozó las principales líneas de su alternativa política para regenerar la vida pública. Rajoy dio réplica desacreditando la propuesta y apelando a la estabilidad política. El PSOE se abstuvo.
En mi recuerdo, aquel fue el día en el que el PSOE dio el gobierno a la derecha. El Comité Federal, decidió que la derecha reaccionaria que representa el PP, gobernara con la abstención, que es como consentir y entregarse. Votar «no» en la primera votación de la investidura a Rajoy y abstenerse en la segunda para «desbloquear la excepcional situación institucional»; descargar la mala conciencia, para luego volver a cargarla.
Ahora de nuevo confusión tras el viraje en contra del Tratado Comercial entre la UE y Canadá. El nuevo PSOE ha cambiado de postura al considerar que el CETA no protege los derechos medioambientales y laborales. El secretario general ha confirmado al comisario europeo de Asuntos Económicos que su partido no ratificará el tratado. El grupo socialista había dado luz verde, junto al PP y Ciudadanos, al dictamen del Tratado en la Comisión de Exteriores del Congreso, rechazando presentar un recurso de inconstitucionalidad como proponía Unidos Podemos. El PSOE defendió el CETA y el TTIP en la primera etapa de Pedro Sánchez como líder del partido. Los cambios de postura han pillado con el pie cambiado a sus eurodiputados, que en Bruselas han defendido con firmeza el acuerdo. Narbona se justifica haciendo un «sánchez»: Dije que no lo apoyaríamos y eso incluye abstención. Del ¡No es no!, al ¡No es abstención!
El PSOE debe abandonar el postureo de la abstención y votar no al CETA, si realmente quiere optar por defender los derechos de la ciudadanía frente a los intereses de las grandes multinacionales. Si se abstiene, permitirá que España apoye un tratado de corte neoliberal, que será enormemente perjudicial para los consumidores y las pymes españolas. Según FACUA, el CETA pretende una rebaja sin precedentes en las exigencias legales para los productos comercializados, además de una disminución de la capacidad de los órganos legislativos de los países (locales, regionales y nacionales) para proteger los intereses de los consumidores.
En definitiva, este tipo de acuerdos son un caballo de Troya en nuestros Estados (Beatriz Talegón), un ataque directo al sistema que garantiza unos estándares en lo que a la protección social, sanitaria, medioambiental se refiere, un golpe sutil a nuestra democracia. «Es una manera de seguir doblegando a los ciudadanos frente al capitalismo que siempre quiso campar a sus anchas». Si el nuevo PSOE dice ser «la izquierda» no caben medias tintas. La abstención no deja de ser una estación intermedia (José A. Pérez Tapias), que dejaría al socialismo español en un lugar inhabitable.
En la historia reciente hemos oído decir que hay que ser socialista antes que marxista y además sin República y con monarquía parlamentaria; entregados a los designios del capital y apoyando a la derecha para que gobierne sin trabas. La política nos deja una trama, una red de conflictos, intereses y componendas difícil de entender. Es tan bochornosa la situación, que ni el bochorno del calor de estos días lo supera. Mientras, el PP sigue gobernando por la abstención del PSOE. Y la credibilidad por los suelos.

viernes, 16 de junio de 2017

NO ME CONTEIS MÁS CUENTOS


        
         Hoy  quiero compartir contigo amigo lector, que del cabreo sordo que arrastro desde que gobierna el PP estoy pasando a sentir  miedo.  La cuestión es que, al salir Jorge Fernández Díaz y su ángel Marcelo del Ministerio de Interior,  pensé que sin él y con un PP sin mayoría, el nacionalcatolicismo  y la censura empezarían a remitir. Que en un tiempo más o menos breve, se recuperaría  un nivel soportable de toxicidad nacionalcatolicista en las instituciones públicas  y, a partir de ahí, con la libertad de expresión como bandera, podría empezar a ser realidad eso de  que el Estado español es laico.

¿Remitir el nacionalcatolicismo carpetovetónico español? ¡Qué error de cálculo el mío!  El tsunami beateril y rancio crece por días. La mezcla entre la febril promoción turística de territorios, ciudades, pueblos y hasta caseríos, en las que todo vale;  las ansias por rivalizar y protagonizar eventos festivo-religiosos -romerías, procesiones, festividades patronales, etc.- por cierto,  todos financiados de una manera u otra con dinero público; el auge en suntuosidad y despilfarro de las celebraciones religiosas particulares –primeras comuniones, bodas y hasta entierros; y el protagonismo de la institución eclesial católica en lo público –ejército, prisiones, escuelas, hospitales,  ayuntamientos, gobierno, etc.etc. no es que no decaiga, sino que se incrementa y envalentona más y más.
Por ejemplo, de un tiempo a esta parte las procesiones no sólo son en la Semana Santa. Ahora, denominadas salidas extraordinarias, cualquier fin de semana las procesiones  ocupan calles, cortan el tráfico, salen con sus bandas de trompetas y tambores. Montan su auto sacramental y todo el mundo a comulgar con ruedas de molino ajenas.
Las procesiones, aunque me incomodan,  no me dan miedo. Sólo me incomodan. Lo que me empieza a dar miedo es la mezcla entre beaterio, que no de cristianismo,  Ley Mordaza y el artículo 525 del Código Penal. En mi opinión  en este aumento del nivel de toxicidad nacionalcatolicista tiene un papel destacadísimo la institución judicial. Si es verdad eso de que la justicia es uno de los tres pilares en que se sustenta todo Estado de derecho que se precie, el Estado español está en riesgo. Entre el mamoneo que se trae el Partido Popular con el sistema judicial y el comportamiento de la judicatura misma el tercer pilar del Estado español dura tres telediarios.
Los casos judiciales por temas relacionados con la religión católica se multiplican. Entre los últimos el “Juicio a un joven de Jaén por difundir un fotomontaje con su cara y la imagen del cristo de una hermandad”. La fiscalía imputa a Daniel un delito contra los sentimientos religiosos por la “vergonzosa manipulación del rostro de la imagen” de la Hermandad de la Amargura. “El montaje demuestra un “manifiesto desprecio y mofa hacia la cofradía con propósito de ofender” según la fiscalía”. El joven se enfrenta a una sanción de 2.160 euros y hasta 180 días –seis meses- de privación de libertad si no hay impago.
Todos  recordamos el juicio contra Rita Maestre acusada del delito de ofensa a los sentimientos religiosos o el de cantautor Javier Krahe, juzgado y absuelto en 2012 por unas imágenes grabadas en 1977 en las que explica a unos amigos “cómo cocinar un Cristo”. O el caso no tan reciente –pero ahora archivado definitivamente por la Audiencia de Navarra–  del artista Abel Azcona por su exposición “Desenterrados” en la que se podía leer la palabra “pederastia” formada por hostias de comunión.  O el también conocido caso, ahora reverdecido por la Audiencia Provincial de Sevilla,  de “la procesión del coño insumiso” en las que están encausadas tres mujeres. “Una parodia de las procesiones de Semana Santa donde sobre el palio, en lugar de la virgen había la imagen de una vagina cubierta con un manto. El recorrido festivo fue una expresión contra la explotación y la precariedad de las mujeres en el Primero de Mayo de 2014”.
La Audiencia sevillana, después de que el juzgado archivase la causa al considerar que  no había delito ya que “no creer en los dogmas de una religión y manifestarlo públicamente entra dentro de la libertad de expresión” dicta un auto de procesamiento. Cual puñado de teólogos sobrados de tiempo y telarañas, toda una Audiencia  que debiera ser laica dentro de un Estado laico, dice  no está de acuerdo con el archivo del caso y lo reabre. Y en su auto llega nada menos que a establecer  que la procesión supuso  “un escarnio al dogma de la santidad y la virginidad de la Virgen María”. ¡La santidad y virginidad de la Virgen María!
Claro que ni jueces, ni juzgados, ni audiencias, entrarían en estas historias si no fuese porque se hacen denuncias y existen fiscales que por ellos mimos o a instancia de sus  jefes  interponen denuncias. Denuncias que, por lo general, vienen, de  grupos como, por ejemplo,  la Asociación Española de Abogados Cristianos (AEAC) o de la propia Iglesia Católica Apostólica y Romana de España.
La AEAC fue fundada en 2008 con la finalidad de intoxicar, digo, “promover los valores cristianos en el ámbito de la justicia”. Encariñados con el artículo 525 del Código Penal no hay día que no lo saquen a pasear. Claro que el hecho de que haya gente encariñada con sus obsesiones  no significa que los jueces tengan que darles satisfacción.
Y en esas estoy con mis miedos y viene la “nueva política”  o, mejor,  los Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados (JASP)  que la encarnan y le dan una medalla de oro a una virgen. Y no contentos con darle la medalla porque “lo pide el pueblo” (seis mil firmas en una ciudad de 120.000 habitantes) van y lo explican.  Para que los trasnochados de siempre, los incapaces de entender la “nueva política”, aquellas y aquellos “cabezas grises” que les llenan los mítines y las urnas -pero que son unos nostálgicos pesados y gruñones-, lo entiendan. Y escriben en los papeles y hablan en las emisoras los pesos pesados de la “nueva política”, Monedero, Teresa y hasta el “macho alfa”, el Sr. Secretario General Don Pablo Iglesias Turrión.
A cada explicación dada más confuso y esperpéntico resulta todo. Cuando yo, ingenuo de mí, creo que es muy simple: el Estado y todo lo que ello significa e integra, debe ser laico. Y quien quiera que su hijo haga la comunión que se entienda con la parroquia y quienes quieran pertenecer a una Hermandad e irse al Rocío a gozar de la superstición, la manzanilla y la carne, que lo haga.  Y, por cierto,  que pague una tasa para sufragar el coste que dicho evento supone al erario público. Y el que quiera ponerse un capirote y quemar cera en la calle para expiar sus pecados o desahogarse un poco en vez de ir al psicólogo, que lo haga pero que alquile para ello el ferial o el estadio.   Y quien quiera una medalla para su virgen que se gaste su dinero y se la ponga.
Señores y señoras de la “nueva política” y demás adláteres y botafumeiros varios, como dejó escrito León Felipe: “No me contéis más cuentos, que vengo de muy lejos y sé todos los cuentos”.