martes, 29 de enero de 2013

MADRID: MENOS HOSPITALES Y MAS MAFIAS


 

La Asamblea de Madrid aprobó el pasado 27 de diciembre ceder 6 hospitales y 27 centros de salud de la red sanitaria pública Madrid a empresas privadas, para que los gestionen con cargo al presupuesto público. La razón esgrimida para justificar semejante medida es que permitirá un importante ahorro en el presupuesto sanitario pero, tras no poca resistencia a cuantificarlo, el Gobierno de Madrid estimó finalmente que serían unos 200 millones de euros al año.

La cifra no es desdeñable en estos tiempos de crisis y las razones del Gobierno podrían ser creíbles si no fuera porque en la misma sesión parlamentaria, y sin que nadie pareciera ruborizarse, se aprobaron reducciones fiscales al juego por valor de 1.800 millones de euros.

¿Hay que hacer semejante movida en la sanidad para ahorrar 200 millones y se perdonan al mismo tiempo y de una tacada miles de millones a un sector tan improductivo y socialmente corrosivo como es el juego? ¿Dónde está la racionalidad económica de esta política?

Porque el traje a medida que el gobierno regional ha hecho al magnate del juego Sheldon Adelson para que instale Eurovegas en Madrid incluye rebajar del 45% al 10% el tipo impositivo de las ganancias del juego, que se calcularán sobre una base imponible también rebajada, además de bonificaciones de hasta el 95% en los impuestos de bienes inmuebles, actividad económica y transacciones patrimoniales. ¿Cómo es posible mantener que hay que privatizar hospitales para conseguir un ahorro que se presenta como ineludible y hacerle al mismo tiempo un regalo económico de esa magnitud al magnate del juego?

Ambas medidas se han presentado como beneficiosas para la sociedad, cuando en realidad esconden una escandalosa transferencia de recursos públicos a grandes corporaciones privadas. Y ambas tienen consecuencias irreversibles.

En el caso de la sanidad, la decisión implica un cambio de modelo que introduce de forma generalizada la lógica del lucro privado en la gestión de la sanidad pública. Esto supone la ruptura de un sistema que ha demostrado poder ofrecer muy buenos resultados con un coste moderado en comparación con los que se aplican en los países de nuestro entorno.


La medida se ha aprobado sin aportar ningún estudio concluyente que demuestre, no ya el ahorro estimado, sino la supuesta mejora en la gestión que se atribuye a la iniciativa privada.

La lógica indica que a ese ahorro de 200 millones habrá que añadir el margen de beneficio que las empresas adjudicatarias querrán obtener por su actividad, de lo contrario no optarían al concurso. ¿En cuánto podemos estimar ese margen: un 10%, un 15% del presupuesto que gestionen, tal vez? ¿De dónde saldrán esos dividendos? Vista la experiencia británica tras las grandes privatizaciones realizadas bajo el Gobierno de Margaret Thatcher, no resulta difícil deducir de dónde saldrán: de la calidad asistencial.

En el caso de Eurovegas, lo que se ha perdido es la dignidad de la política. Y eso también es irreparable. Es un precedente que instaura un modelo de gestión de la cosa pública con grandes dosis de arbitrariedad. El mensaje que se lanza es que cualquier normativa, ya sea fiscal, laboral o urbanística, puede ser sacrificada en aras a unos supuestos beneficios económicos. ¿Hasta dónde podemos llegar en la aplicación de esta lógica perversa? ¿Qué otros sacrificios se podrán pedir mañana? ¿Ha calculado la Comunidad de Madrid cuánto le va a costar al erario público cada uno de los empleos prometidos en Eurovegas? ¿Ha calculado cuál va a ser el beneficio neto de Adelson y cuánta riqueza se llevará a otra parte gracias a esos privilegios?

Lo ocurrido en esa sesión parlamentaria es un excelente ejemplo de cómo se pueden aprobar medidas contrapuestas con el mismo argumento y cómo se puede apelar a la racionalidad económica para justificar decisiones que no la tienen en absoluto.

 

Se han emprendido recortes y reformas legales que suponen un cambio de modelo en el Estado de Bienestar, y todas estas medidas se han justificado en la necesidad de salir de la crisis. Todo vale con tal de crear empleo, se dice. Pero ni se sale de la crisis ni se crea empleo. Y si algún día cambia el ciclo y se crea empleo se dirá que ha sido gracias a estas medidas, pero no se dirá que ha sido al precio de renunciar a un modelo cuyos evidentes beneficios sociales la economía ultraliberal ignora por completo porque solo ve lo que le interesa.

Todo lo que viene sucediendo en este país lo pronosticamos hace mucho tiempo ciudadanos del montón, no por pesimistas sino por haber casi doblado el ecuador de la vida...

Y es que, lamentablemente, quienes deciden el destino de este pueblo de pueblos nunca son ni precavidos ni prudentes. Son incompetentes de mediana edad. Por eso les desbordan los acontecimientos y nos hacen a todos víctimas de su malicia, de su estulticia o, sencillamente, de su vanidad.

El caso es que ahora, después de haber sido esos sucesivos dirigentes incapaces de calcular que el Estado, las Autonomías, los Bancos y la ciudadanía, el país entero, estaban gastando más que como ricos repentinos como verdaderos locos -y ello a costa de contraer una deuda con otros que sería imposible devolver-, proyectan establecer en un lugar desgraciado de la topografía de Madrid una isla donde los placeres convirtieron a Pinocho en asno: Eurovegas.

Los neoconservadores quieren actividad a cualquier precio, aunque sea rastrera. Poco les importa que la mayoría de esos trajines que ellos llaman empleo, habrán de ser sumergidos, estarán relacionados con el vicio y con la delincuencia, y serán escuela de guardaespaldas, de matones, de pistoleros y de proxenetas... sin nómina. Eurovegas será el ejemplo vivo de hasta qué punto esta cuadrilla de fariseos es capaz de prostituirse por un voto y vender su alma al diablo. Luego se confesarán con el siniestro cardenal que, aunque condene en público el proyecto contribuye en privado poderosamente al plan neoliberal, y en paz.

        Para colmo de torpezas, el maldito proyecto ha de contar con 4 mil millones aportados por un Estado virtualmente en bancarrota, con numerosos competidores de juegos de casino por internet, y cuando se negocian numerosos despidos con empleados del Casino de Madrid.

       En suma, Eurovegas será, como ya lo son esos aeropuertos fantasmales y tantas otras costosísimas, inútiles o superfluas obras públicas repartidas por la geografía de este país, otro monumento más al despilfarro, a la necedad y a la absoluta decadencia.

 

sábado, 19 de enero de 2013

¡¡HIJA MIA... ANTES PUTA QUE ATEA!!



Los autobuses en la comunidad valenciana, gobernada por la mayoría absoluta del PP, exhiben anuncios de explotación sexual: clubs de alterne, casas de citas, teléfonos eróticos y toda la vomitiva parafernalia del llamado “sexo de pago”.

Con anterioridad, bajo la excusa de que “ofende sentimientos”, había sido prohibida la publicidad librepensadora y atea, impulsada por el científico Richard Dawkins.

La cuestión, parece ser, fue destapada por el diario Público. Las autoridades políticas valencianas alegaron: “hombre, no todos los autobuses llevan esa publicidad… además los transportes públicos lo gestionan empresas privadas”, así como otras argumentaciones tan ramplonas como hipócritas.

Sin perjuicio de que el escándalo pueda forzar la retirada de esos reclamos ignominiosos, la actitud de esta derecha conforma una foto finish de cinismo y caspa. Y bien podría titularse: ¡Hija mía, antes puta que atea; Hijo mío… antes te quiero putero que ateo!

Sí, por una parte los mensajes de librepensadores, ateos y agnósticos (incitando a la reflexión antes que a la superstición y el fanatismo) eran censurados; por otro lado, las autoridades de la derecha consentían que unas empresas (¡privadas, cómo no!) se lucraran con anuncios de esclavitud sexual.
 
Obviamente, en la derecha saben que la prostitución es un Leviatán que se alimenta en su mayor parte de dinero negro. ¡Y cuánto babea la derecha española y sus “emprendedores” con el “dinero en B”!

En la comunidad valenciana, endeudada hasta las pestañas y con el fraude fiscal disparado por el estrépito de la burbuja inmobiliaria y la corrupción, el “sexo de pago” encarnará, sin duda, un práctico desagüe para el dinero ennegrecido. Además, ¿qué van a hacer tantos “emprendedores” de la construcción y los contratos públicos con los billetes de 500 euros?... ¡pues “irse de putas”, claro!

Y ahí entrarán en escena otros “emprendedores”, “creadores de empleo y riqueza”: las empresas que cubren los autobuses con anuncios de “relax”.

Todo lo anterior evidencia la carcoma moral que corroe la sociedad de “libre mercado”. Y no aludo a la moral de incienso, misas y obispos bujarrones, sino al sentir de cualquier persona de bien.

En efecto, detrás del teatro de la prostitución hierven unas bambalinas sórdidas: de penurias económicas, inmigración, millares de desplazados (por acciones humanitarias de la OTAN, eso sí), malos tratos paternos y conyugales, carencias afectivas, discapacidades mentales, consumo de lo que el “mercado” impone como necesario (ropa de marca, Zapatos X, etc), dependencia de las drogas, embarazos no deseados…
 
Alguna o varias de esas fuentes de dolor han de concurrir para que muchos panzudos de eructo y olor a pies satisfagan sus impulsos. Pero ¿cómo vamos a pedir a la derecha que erradique las causas de la prostitución si resultan inherentes a sus políticas y tantos “emprendedores” encuentran “oportunidades de negocio” en el “sexo de pago”.

¿Consecuencias de la prostitución? Muchas y perversas: aislamiento de la familia (en este tema la “familia” no parece importar mucho a la derecha), incremento del consumo de drogas, sometimiento a la ley del silencio y la fuerza bruta, baja autoestima, depresiones, suicidios, rechazo social, naufragio en los proyectos de vida, trata de blancas, proxenetismo, secuestros, tráfico de estupefacientes, desigualdad social, marginalidad, aumento de las ETS (hepatitis, SIDA, etc.)… Una maravilla. Pero, eso sí, no olvidemos que “hombre, todos los autobuses no llevan esa publicidad y, además, son empresas privadas”.

Por el contrario, como ya expuse, quedan vedadas (porque “ofenden sentimientos”) las ideas de librepensamiento emanadas de mentes privilegiadas como las del científico Richard Dawkins, el premio Nobel de la Paz Bertrand Russell, la filósofa Julia Kristeva, el economista Walter Baier, y otros ilustres ateos, agnósticos y librepensadores: Charles Darwin, Thomas Edison, Sigmund Freud, Woody Allen, Lenny Bruce, Charlie Chaplin, Chapman Cohen, Epicuro, Luis García Montero, Albert Einstein (que siempre declaró su ateísmo y le desagradó la manipulación de su frase “Dios no juega a los dados”), Stephen Hawking, Carl Sagan o tantas mentes libres y honestas.

Sí, a esta derecha de corruptela en obra pública, mantilla, peineta, “no sé, depende, ya veremos” y publicidad de prostitución, no le gustan los que denuncian a la religión como una sarta de sandeces, fantasías, superchería y superstición… no le gustan, obviamente, los ateos y librepensadores.

Y ya solo les falta exclamar: “¡hija mía, antes te quiero ver puta que atea; hijo mío… antes putero que ateo… ite, missa est!”.

martes, 15 de enero de 2013

SER PROFESOR ES UN TÍTULO, MAESTRO UN HONOR


Ser maestro es una facultad excepcional, que se desarrolla en algunos seres humanos. A todos los llamados maestros no se les desarrolla ésta. La experiencia conseguida con los años, y enriquecida con los aprendizajes obtenidos en el curso de su práctica, son los mejores indicadores si ha sido desarrollada o no.

Quien es maestro, deja huella, trasciende entre sus educandos. Para esto, ese ser humanos debe poseer algunas capacidades especiales, y desarrollar talentos que le permitan trascender en los demás. 

Se es maestro cuando se orienta, cuando se conduce, cuando con amor se acompaña; cuando se comprende al otro y se ayuda a que éste entre en el camino. Ese camino que ya el maestro caminó. El maestro entiende que se le debe esperar. 

No es maestro el que trasmite conocimientos. Lo es, quien posibilita que el otro los construya. No es maestro, quien queda contento por que su alumno, o alumna le diga al pie de la letra la lección, la tarea, el examen.

Es maestro, el que logra que sus dirigidos comprendan sus orientaciones, las hagan suyas, las modifiquen de acuerdo a sus propios pensamientos y sensaciones; entonces serán capaces de llegar por si mismos a la meta anhelada.

       Quien es maestro, cree que el aula, la clase, el tiempo de relación con ellos, con ellas, no tienen como fin tratar el tema que planificó y que el programa manda a tratar. Cree firmemente que ese espacio, ese momento es para que puedan salir a resolver problemas cotidianos que la vida presenta todos los días. 

Si ello no ocurre, el trabajo no tendrá verdadero sentido, ya que el fin primero y último de la educación es aprender a desenvolverse eficientemente en la vida, a partir de un sinnúmero de herramientas conseguidas en la escuela (la matemática, la biología, la ética, la filosofía, la química, etc, etc) 


!El maestro es un ser excepcional. Sí, lo reafirmo¡ Y algunos se preguntarán el porqué de mi afirmación. He aquí algunas de las razones:

        Es un ser especialmente sensible, su sensibilidad no es igual a la de los de más. Es especialmente comprensivo. Su comprensión va más allá de los hechos que observa. Es capaz de involucrarse de “meterse” en las posibles causas y consecuencias de los hechos; y así mismo, visualizar alternativas para mejorar lo observado.        

Como sabe que  aprender implica “ir” y “venir”, implica “acelerar” y “desacelerar”, entonces sabe esperar, sabe tener control sobre si mismo y sobre el que aprende. Esto le permite entender qué le sucede a quien está aprendiendo, por donde se debe encaminar para conducirlo por el sendero adecuado. 

El error permite aprender. Él convierte lo negativo en positivo, le posibilita al que aprende a verlo así. Para ello se requiere ser tolerante y con ello poder utilizar la adecuada medida para estimular a ir adelante. 

         “Si se atiende a uno, no se atiende al otro”, diría el refrán popular. el maestro busca y encuentra la fórmula para atender a todos. El tiempo sabe ser un aliado importante, y quien lo sabe utilizar es verdadero maestro. 

El maestro acompaña. El maestro sabe tomar distancia, sabe acercarse y cuando retirarse. 

Muchos de los elementos anteriormente mencionados dan forma a un valor especial en el verdadero maestro: ser amigo. 

La amistad posibilita una positiva empatía, que ayuda a que las partes entiendan que la exigencia es necesaria, que el esfuerzo se requiere, y que la flexibilidad también, pero no siempre. 

 

Son muchas más las cualidades que podríamos seguir mencionando en el perfil del verdadero maestro, más quiero cerrar este escrito que pretende ser una reflexión, con un valor que considero contiene a todos los demás: El amor. 

El verdadero maestro se ama, por tanto ama a los demás. Al experimentar amor, siente las necesidades del otro, de quien está aprendiendo, lo que lo lleva a dar lo mejor de sí para ayudar a que el que aprende cubra sus propias necesidades. 

Experimentar amor, hace que ame su profesión, disfrute con lo que hace, se sienta motivado permanentemente. Mira la vida entonces, de una manera muy especial. 

Como hay amor en sus venas en sus células, en todo sus ser, cada acto  que realiza lo hace de la mejor manera posible; entiende que hacerlo de cualquier manera no tiene cabida, pues el maestro por ser modelo, no puede ser modelo de mediocridad. 

Amor y maestría constituyen una llave inseparable, se nutren mutuamente. El amor construye, lleva al bien; el ser maestro también. El que ama tiene esperanza; el maestro espera 10 meses, dos años, cuatro, diez, para ver sus obras. La esperanza en él permanece. 

El amor es un fuego encendido constantemente, que hace que el maestro verdadero vaya hasta el final, no reniegue de lo que es, de su suerte y de su vida. 

Todos los días se siente enaltecido, se siente motivado, por que lo que hace mueve al mundo, pues los seres son los que mueven el mundo, y esos seres un día estuvieron en sus manos. 

¿PODRÁ ENTONCES EXISTIR UN TÍTULO,  MÁS ESPECIAL Y HONORABLE QUE EL DE MAESTRO?

jueves, 10 de enero de 2013

POBREZA Y HAMBRE EN ESPAÑA

 
 

Las 10 de la noche es la hora habitual de cierre de los supermercados. Mientras las cajeras hacen cuentas, otros empleados pasan revista a los productos que deben ser retirados. Alimentos a punto de caducar y aquellos que, por su deterioro, pierden valor de cambio.

Dichas piezas no son destruidas: se entregan a instituciones de beneficencia, bancos de alimentos, albergues o comedores populares. Conceptualizadas como donaciones, constituyen una fuente de abastecimiento de ONGs.

En España esta actividad nunca desapareció, aunque en los años 60 del siglo pasado fue perdiendo peso. Se constituyó en un aspecto residual que afectaba, mayoritariamente, a quienes, voluntariamente, decidían vivir como vagabundos. Visibles solo para los servicios sociales y entidades caritativas, no representaban un problema social ni político. La imagen tradicional del vagabundo se completaba con alcohólicos, perturbados mentales y una minoría de excluidos. Personas mayores, solitarias, que pernoctaban en albergues municipales. Sin embargo, era infrecuente verlos en las calles o pidiendo limosna. Se ubicaban en las iglesias y en horario de misa. Por caridad cristiana.

A finales del siglo XX, la realidad dio un vuelco. La pobreza urbana no era consecuencia del desajuste estructural de una sociedad que carecía de bienes y servicios o sufría las consecuencias de la migración campo-ciudad. Quienes demandaban servicios sociales de beneficencia eran un sector más heterogéneo.

Se incorporaron jóvenes drogadictos, parados de larga duración y una población emigrante, apodada como rumanos gitanos. En los semáforos más congestionados de las grandes ciudades surgían actividades limosneras impensables: Limpiaparabrisas, vendedores de pañuelos, aparcacoches.                     

Más adelante se incorporaron discapacitados físicos, madres con hijos en brazos y menores de edad. A medida que proliferaban, se les achacó ser responsables del aumento de la inseguridad ciudadana. Represión, traslado al extrarradio y cárcel, fue la respuesta. Las Olimpiadas de Barcelona y la Expo Universal de Sevilla en 1992 consagraron la acción represiva.
 
El crecimiento de la marginalidad se definió como un fenómeno pasajero, producto de la inmigración ilegal, de los sin papeles y la drogadicción. En definitiva, pura coyuntura. Ajustar y aplicar leyes restrictivas a la inmigración fue la solución. España era un país pujante, con su economía en crecimiento; no había razón para alarmarse.

Por contraste, los informes socioeconómicos señalaban una realidad diferente. En la última década del siglo XX el paro, la privatización y el cierre de servicios sociales hablaban de un aumento en el número de hogares donde la pobreza crecía y se tornaba crónica. La desigualdad aumentaba, afectando directamente a los hogares cuya renta básica bordaba los límites de la exclusión. Las familias más vulnerables presentaban un cuadro alarmante. Apenas podían hacer frente a las hipotecas. Con sueldos que perdían poder adquisitivo y los efectos de las primeras reformas laborales, se entraba en un callejón sin salida.

El neoliberalismo sólo producía desigualdad, pobreza, exclusión y abría la puerta al jinete apocalíptico del hambre. Y lo más sangrante, la pobreza infantil hacía su aparición. El trabajo basura a tiempo parcial agravó la pobreza en las clases populares, y el ingreso de España al euro fue la puntilla. El reajuste generó una inflación encubierta y el nacimiento del sector social llamado mileuristas. Salario insuficiente para cubrir alimentación, vestimenta, casa, educación y ocio. Fue el comienzo del fin de la sociedad de las clases medias y la pauperización de las clases populares.

 
          Para encubrir los resultados de una política de exclusión y miseria se potenció el acceso al crédito como forma de mantener el consumo. El endeudamiento familiar creció exponencialmente. Nadie sin tarjeta de crédito. Se ampliaron los plazos de hipotecas de 20 a 40 años, la burbuja inmobiliaria llegaba a su cenit. El paro se mantenía en límites tolerables, y tan contentos. Las luces rojas llevaban encendidas mucho tiempo, pero los responsables políticos de turno, PP o PSOE, atribuyeron su encendido a un fallo en el tablero de mando. El siglo XXI se inició con un España va bien e irá mejor.

El hambre no estaba en el horizonte. Pocos pensaban en ver decenas de personas acudiendo día tras día a los contenedores de basura para abastecerse y comer aquello que los supermercados consideran imposible reciclar, ni siquiera donar. Me refiero a los lácteos caducados, frutas pasadas, verduras pochas, pan rancio, carnes donde son visibles las familias bacterianas y los pescados malolientes.

Ya no se trata de vagabundos. Los visitantes habituales de los contenedores son padres de familia que han perdido el empleo, la casa, jubilados con pensiones escuálidas e inmigrantes que han perdido todo. Algunos viven en albergues, otros en sus coches y algunos en las plazas y bajo los puentes.

Ahora bien, dado que no es de buen gusto ver a ciudadanos despojados de sus derechos acudir a surtirse en la basura y proyectan una mala imagen, algunos ayuntamientos han tomado cartas en el asunto. Girona, gobernado por CiU, ha puesto en funcionamiento una norma que obliga a los supermercados a cerrar con candado sus contenedores, para evitar que sean asaltados, y de paso como medida de sanidad pública. A cambio, con los alimentos caducados sus servicios sociales harán una cesta de urgencia para muertos de hambre.

El asalto a supermercados en Andalucía se extiende por España. Hay hambre, no hay empleo y el trabajo precario no es la solución. Las acciones del Sindicato Andaluz de Trabajadores, del cual el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, es afiliado, apropiándose de comida para repartirla entre familias que no pueden hacer frente a la alimentación de sus hijos, pone el problema en la agenda política y enfatiza la hipocresía de una elite política que pide la inhabilitación, juicio y cárcel para Sanchez Gordillo. Otra vez, matar al mensajero. ¿No sería mejor tomar nota y cambiar de política?

Son las 10 y media de la noche, los contenedores de basura de los supermercados son trasportados de los hangares a la calle, esperan decenas de personas. Miran con ojos expectantes; en su interior está su única comida del día. De forma ordenada y sin precipitarse, con educación, rebuscan en su interior. El neoliberalismo en España y sus responsables políticos han destapado el hedor de su vergüenza.

 

 
 
 

viernes, 4 de enero de 2013

MENTIRAS Y FALACIAS SOBRE EL "RESCATE" A ESPAÑA (III)



 
 
             Crear empleo no tiene mayor dificultad que diseñar e implementar un plan de política económica e industrial a largo plazo que fomente el mercado interno – que crea más empleo y más riqueza que la exportación – y la calidad de los procesos y productos – nunca, esencialmente, la cantidad –. Esta política se debería realizar con una alta inversión pública que podría realizarse liberando recursos económicos ¿De dónde?

            De los intereses de una deuda que es ‘ilegitima u odiosa’ – término acuñado por EEUU para deudas obtenidas mediante mecanismos de extorsión, corrupción y fraude –. Estos intereses ascenderán a 40.000 millones en 2013 – 10.000 millones más que este año – que suponen un enorme trasvase de riqueza a bancos y grandes fortunas.

            Reestructurando y elevando el gasto público español. Deberíamos invertir 20 puntos más del PIB en gasto social, hasta igualar éste con nuestro nivel de riqueza. Supondrían alrededor de 66.000 millones más y podríamos crear hasta 5.000.000 de empleos de calidad dedicados al bienestar de las personas.

            Creando empleo podríamos liberar el dinero destinado a las prestaciones de desempleo y subsidios – unos 30.000 millones – para otros usos y, elevando la tasa de empleo a niveles de países como los nórdicos – que tienen altos niveles de gasto público y social – podríamos conseguir que más personas cotizarán a la seguridad social.

            El Estado español está infrafinanciado en relación a sus recursos económicos, por eso no crea empleo: Si tuviéramos un sistema impositivo justo y distributivo lograríamos cerca de 200.000 millones más; si persiguiéramos el fraude fiscal obtendríamos otros 88.500 millones; y, si no se fuera permisivo con la economía sumergida otros 100.000 millones.

            Por tanto, el problema no es que no haya dinero – como repiten interesadamente ocultando la verdad –, sino que lo posee una minoría que no invierte en la economía productiva sino que se dedica a la especulación financiera e inmobiliaria y, además, nos financia mediante la deuda pública con un dinero que ha defraudado al Estado.

            Cuando se habla de productividad y competitividad se está hablando, realmente, de precariedad laboral, bajos salarios, jornadas laborales más largas, perdida de derechos laborales y sociales. Producir más, con menos personas, por menos dinero. En España, en los últimos años, de las ganancias en productividad sólo un 25% ha repercutido en los trabajadores.

            Un país desarrollado nunca podrá competir con las condiciones de explotación y semiesclavitud que imponen las transnacionales europeas y norteamericanas en Asia o América.

            Se dice que hay que trabajar más, pero no es cierto. Trabajar más para producir más hasta que hayamos esquilmado los recursos de planeta y éste sea un lugar inhabitable. Ese tipo de economía productivista y consumista, infantilizada y sin límites, es un sin sentido y un camino cierto al desastre.

            Lo lógico sería vivir con moderación, trabajar menos horas, repartir el trabajo y que las ganancias alcanzadas en productividad – está ha crecido casi un 700% a largo de los últimos 110 años – debido a la inversión en tecnología con dinero público repercutiera en el bienestar y la calidad de vida de la mayoría de la población y no sólo en el enriquecimiento de una minoría que ha acaparado los bienes de todos.

            Si hace más de 100 años se consiguió en los países más ricos mediante arduas luchas obreras un paso hacia la implantación de la jornada laboral de 8 horas – aunque los empresarios capitalistas hubieran deseado continuar con jornadas de 14 y 16 horas –¿Cómo podemos seguir trabajando las mismas horas o tender a trabajar más con las ganancias en productividad que se han producido?
 
 

            ¿España tiene muchos empleados públicos? Los datos vuelven a desmentir a la propaganda: en España trabaja en los servicios públicos un 10% de la población, en la UE-15 un 15% y en Suecia casi un 25%.

            Se está atacando el honor de los funcionarios públicos como una táctica para colonizar y privatizar las Administraciones Públicas por intereses privados que quieren colocar a sus redes clientelares y familiares. Son los salarios de estos sujetos enchufados y colocados a dedo, que superan en un 35% los salarios medios de los funcionarios lo que sale caro, realmente, muy caro.

            Cuando se habla de la mayor rentabilidad de las empresas privatizadas olvidamos que es una rentabilidad obtenida a costa de los derechos laborales y sociales de trabajadores y usuarios que, únicamente, supone un trasvase de beneficios de todos los ciudadanos a una minoría.

            Es el Estado – todos los ciudadanos – el que ha asumido los riesgos y los costes de la inversión de estas empresas e infraestructuras, siendo luego una minoría que no ha soportado ningún tipo de riesgo quien salga favorecida con la privatización de empresas rentables y saneadas a precio de saldo.

            Las privatizaciones han favorecido la aparición de grandes monopolios privados con la consecuente situación de dependencia, subidas de precios, la destrucción del tejido productivo local, deslocalización de industrias, pérdida de ingresos públicos y el aumento del desempleo.

            Por ejemplo, por cada empleo precario creado en una gran superficie se destruyen 5 empleos estables en el pequeño comercio. Además, el monopolio favorece los abusos de poder por parte de las grandes empresas como que del agricultor al consumidor los precios de los productos se eleven un 400%, pudiendo llegar, incluso, al 1.000%; o que más del 60% del beneficio del precio del productos se lo queden las grandes superficies.

            En el caso de España podemos ver como con la privatizaciones estamos sufriendo los precios de la gasolina, del gas, de la electricidad – ha subido un 80% en los últimos 7 años y va a subir con la nueva reforma otro 25% – y de las telecomunicaciones – cuyas tarifas más que duplican la media europea – más costosos y los servicios de peor calidad de Europa.

            ¿Los empleados públicos son poco productivos? ¿Solo la iniciativa privada fomenta el crecimiento? España tiene más empresarios y autónomos – un 10,64 de la población –que el promedio europeo, un 9,78%. En países más competitivos y eficientes que España el número de empleados públicos dobla y triplica al de empresarios: Dinamarca, 26%; Finlandia, 19% o Suecia un 25%.

            Aun tomando los eslóganes neoliberales como ‘El excesivo gasto público y social lastra la competitividad y el crecimiento’, el caso de los países del norte de Europa es paradigmático. Por ejemplo, Suecia tiene un gasto público cercano al 53%, Dinamarca al 58% o Francia 57%. En cambio, España no llega al 44%.
 
 
 
            El Gasto Público es esencial en las economías más desarrolladas. De él, depende la inversión en educación, sanidad, telecomunicaciones, energía, creación de empleo, ciencia, I +D, infraestructuras, etc. Que de otra forma serían imposibles.

            Además, del gasto público dependen el 50% de los empleos creados en el mundo. Cada empleo creado en el sector público posibilita – por el efecto multiplicador del gasto público – la creación de 2 empleos en el sector privado.

            ¿El gasto social en España es excesivo? En comparación con el resto de países de nuestro entorno es notablemente inferior: España, 21%; UE-15, 27% y Suecia un 30%.

            España gasta 5.526 euros por persona en la protección social y la calidad de vida de sus habitantes, es decir, 1.938 euros menos que el promedio de países de la UE-15 y 3.500 euros menos que Suecia. No podemos por menos que pensar que España tiene abandonada y desatendida a su población

            Algunos podrían argumentar que tenemos un menor gasto social porque somos menos ricos, pero, no es así. España tiene un PIB per cápita que alcanza el 93% del promedio de la UE-15, sin embargo, su gasto social no llega al 74% del promedio de la UE-15. Si gastáramos esos 21 puntos más, alrededor de 66.000 millones podríamos crear 5.000.000 de empleos.

            El gasto sanitario público español no es tampoco excesivo, un 5,7% del PIB, se encuentra por debajo de la media europea, 7,8%. Y, muy por debajo del gasto sanitario del sistema privado estadounidense – que se pretende implantar en nuestro país – que, prácticamente, dobla nuestro gasto con unos niveles de eficiencia y salud muy bajos.

            El gasto público en educación, también, se encuentra por debajo de la UE-15. En España invertimos un 4,3% del PIB y en la media europea un 5,1%; en Suecia un 6,8%. Madrid invierte solo un 2,5%.

            Decimos inversión porque por cada euro invertido en educación España recibe un beneficio de 2 euros y para el conjunto de la OCDE este beneficio se eleva a 4 euros.

            En España, prácticamente, se han duplicado las tasas universitarias siguiendo el camino de Reino Unido – colocando a la universidad española entre las más caras de Europa– con la falacia de que la educación es un gasto y no una inversión. La intención es favorecer el negocio bancario con los créditos a los estudiantes: más deuda.

            Sin embargo, en otros países europeos como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia, República Checa, Austria, Grecia, Chipre, Escocia, Alemania y Francia; los estudios son gratuitos o tiene un amplio acceso a las becas de estudio y manutención.

            Es importante destacar la relación entre gasto social y exclusión social y entre exclusión social y fracaso escolar. Por ejemplo, en España el porcentaje de las familias en riesgo de exclusión social supera el 30% y el fracaso escolar igual. En Suecia, el fracaso escolar afecta al 7% de los alumnos y la pobreza al 10% de las familias.

            El abandono a nuestros mayores y a las personas dependientes es igualmente flagrante. En España, sólo un 2% de este colectivo tiene atención domiciliaria. En Europa, la media es del 18% y en Suecia el 23% de estas personas.

            Asimismo, la mayoría de las residencias de ancianos son privadas , encauzadas al beneficio monetario – con la consiguiente merma en la calidad asistencial – y con un coste muy elevado – prohibitivo – para personas con una pensión que ronda los 600-700 euros.

            Otro argumento que cae por su propio peso es el excesivo gasto en pensiones que en España se encuentra en el 7,9% del PIB, mientras en la media de la UE-15 alcanza el 9,5%. Esto se debe a la baja cuantía de las pensiones españolas que mantienen en la pobreza a un 25% de los ancianos españoles. Más del doble de la media europea. La importancia de las pensiones es vital, sin ellas un 68% de nuestros ancianos sería pobre

jueves, 3 de enero de 2013

MENTIRAS Y FALACIAS SOBRE EL "RESCATE" A ESPAÑA (II)


 
             No debemos caer en idealizaciones fáciles de otros países. Por ejemplo, la deuda pública alemana es superior a la española, igualmente, ocurre con otros países ricos u otros socios de la UE y la OCDE. Tenemos ejemplos como: EEUU, Japón, Reino Unido, Francia, etc. Todos ellos, con un endeudamiento público superior al español.

            Podemos ver, nuevamente, que no importa el tamaño de la deuda – o saltarse el ‘techo de déficit’ como hizo Alemania, impunemente, durante varios años – sino el poder que se posee.

            Otro ejemplo más: La deuda de los länder – Estados federados – alemanes es del 20% del PIB; en cambio, la de sus equivalentes españoles, las CCAA, como hemos dicho, asciende a un 13% del PIB. Además, los länder tienen un endeudamiento per cápita que dobla al de las Comunidades Autónomas españolas.

            Los distintos Gobiernos alemanes han ido reduciendo los niveles de vida de sus ciudadanos y precarizando las condiciones laborales – mini-empleos a 400 euros, temporalidad, salarios que tienen que ser completados por ayudas sociales – provocando una fractura social y un fracaso político, que con subsidios sociales a parados de larga duración intenta maquillar un paro real que llegaría al 15%.

            Alemania ha copiado el modelo de empleo precario, temporal y parcial de EEUU donde el paro real – maquillado en las estadísticas oficiales – se encuentra cercano al 23% y la miseria alcanza al 25% de la población.

            En Alemania, se ha producido un enorme trasvase de riqueza de los trabajadores a sus clases altas, que han utilizado éstos recursos económicos para invertir en diversas burbujas especulativas: EEUU, España, Portugal, Irlanda, Grecia, etc. Situación que ha llevado al rescate con dinero público de estas inversiones privadas fallidas.

            Aunque, Alemania lleve las riendas de la política europea y sea la nación más favorecida por el euro (€) cuya política está orientada a favorecer la financiación, el comercio y las exportaciones alemanas, no es Alemania quien nos ‘rescata’. Alemania en concepto de financiación ha recibido 556.000 millones más de lo que se ha gastado.

            En el Fondo de Rescate europeo, Alemania, sólo contribuye con el 27%, Italia con el 19% y España con el 13% – que equivale, en realidad, al 29,8% por nivel de riqueza –. Por tanto, ponemos proporcionalmente más dinero que Alemania a nuestro supuesto propio rescate.

            Aunque los españoles seamos dados al haraquiri, el fustigamiento, la culpabilidad, el sentimiento de ser únicos,… No es así en el mundo real. Hay centenares de casos de burbujas inmobiliarias (conocidos son los casos de EEUU, Japón, Reino Unido, Francia, Irlanda, etc.) y financieras.

            El último caso de país afectado por una colosal burbuja inmobiliaria es Holanda donde el 25% de las hipotecas tienen un valor superior al de las viviendas, la deuda hipotecaria supera el 100% del PIB y la deuda privada alcanza el 250%. Nada que envidiar a España.

            Ni el BCE ni la FED son entidades independientes. Aunque, la propaganda lo repita hasta la saciedad. Estas entidades como otros organismos internacionales (FMI, OCDE, BM, OMC, OIT… y, cómo no, la Unión Europea) son los instrumentos para imponer al mundo los objetivos de bancos, grandes empresas y fortunas. Diréis: acusación gratuita. Veamos por qué no lo es:

            Los bancos centrales se mueven de espaldas a los ciudadanos, con total opacidad, sin atenerse a las Leyes y sin ningún control democrático. Desde 2008, han entregado a los bancos más de 18 billones de dólares – más del 25% del PIB mundial – para salvar entidades que deberían haber desaparecido: Bank of America, Goldman Sachs, CitiGroup, JP Morgan, etc. En el caso del BCE ha inyectado a los bancos europeos más de 1,6 billones. Pero, curiosamente, esto no es despilfarro ni supone un gasto excesivo.
            Es lógico que no haya crédito cuando billones de euros están siendo destinados a tapar las inversiones especulativas fallidas de bancos y multimillonarios. Éste es el verdadero objetivo de las políticas actuales en una carrera hacia delante de la codicia.

            Sin embargo, el dinero destinado a la economía productiva – la única que crea, realmente, empleo y riqueza – se ha reducido en más de un 50%, constituyendo un irrisorio 0,5% del PIB europeo.

            Si caen los bancos o un millonario no se puede comprar otro yate nuevo o se arruina por codicioso no ocurre nada, pero sí no se cuida la educación, el empleo, los servicios públicos, las pensiones, la sanidad, etc. Un país entra en el caos, la pobreza masiva y la depresión permanente. En estos momentos estamos aceptando el empobrecimiento masivo a cambio del enriquecimiento de una minoría.

            Se ha aceptado acríticamente o, incluso, peor, justificado por muchos y contra toda razón o lógica, que el BCE financie a los bancos – rescatados con dinero público – al 0 o 1% de interés sin ningún tipo de contrapartida…

            En cambio, el BCE castiga al Estado español (pequeñas empresas y ciudadanos) con la obligación de financiarse a través de los bancos, que este mismo Estado ha rescatado con dinero de todos los ciudadanos españoles, a tipos cercanos al 7% o, en Grecia al 25%. Si esto no es un saqueo de las arcas públicas, un desvío y una malversación de dinero público clarísimo, unos delitos gravísimos y un incentivo perverso a la mala gestión, a la impunidad y a la irresponsabilidad, no sé qué es.

            Los bancos son rescatados con dinero público, no quiebran, no son liquidados y sus responsables no afrontan ningún tipo de consecuencias. Las familias son desahuciadas, casi 400.000 desde 2008, a 517 desahucios diarios en 2012. Pierden su casa y sus ahorros, además, la deuda permanece y será perseguida. En muchos casos por ‘fondos buitres’.

            Pero ¿no existe la dación en pago? Nuevamente, nada más lejos de la realidad. Las promotoras e inmobiliarias son invitadas por los bancos a entregar sus pisos y promociones con la consecuente extinción de la deuda, que será resarcida a los bancos con dinero público. Los beneficios económicos generados por esta como mínimo desastrosa gestión inmobiliaria – por no decir fraudulenta – no serán reclamados.

             “No hay dinero” Otra machacona y repetitiva máxima de los responsables del fiasco financiero ¿Es eso cierto? Nada más lejos de la realidad. Hemos visto que el dinero negado a los Estados y a las personas es entregado por billones – sin reparos y sin control – a los bancos. También vemos como los bancos, las grandes fortunas y empresas – altamente subvencionadas con dinero público – han desviado 21 billones de dólares a los Paraísos Fiscales; que en el caso de España se defraudan 88.500 millones anuales; que el 23,3% de la economía española no se declara (244.000 millones); que las grandes fortunas tributan al 1% y han visto como desaparecían o se reducían los impuestos de Donaciones, Sucesiones o Patrimonio; que las grandes empresas defraudan vía paraísos fiscales miles de millones o, directamente, como Apple u otras no tributan.
 
 
            En España, se han reducido los impuestos a las grandes empresas y a las clases altas – a las que corresponde la responsabilidad del 72% del fraude fiscal – e, incluso, se ha producido una amnistía fiscal para favorecerles y no perseguir estos delitos; mientras, se suben los impuestos, se bajan los salarios y se reducen los servicios públicos a los trabajadores.

            Por tanto, el problema de España no es el exceso de gasto público, sino los paupérrimos ingresos del Estado – aunque seamos el 4º país europeo con los impuestos más altos – debido a que las élites económicas y empresariales españolas, prácticamente, no pagan impuestos.

            España recauda el equivalente al 34% de su PIB, el promedio de la UE-15 alcanza el 44% y en Suecia llegan al 54%. Esto es un ejemplo palmario de la consecuente diferencia en el nivel de vida y los servicios públicos que nos separa.

            Si España tuviera una política tributaria como la sueca – que persiguiera el fraude fiscal y los privilegios de una minoría multimillonaria – España ingresaría cerca de 200.000 millones de euros anuales más.

            Esta reducción de ingresos del Estado tiene como objetivo que las mismas personas beneficiadas por reducciones de impuestos, cuando no, directamente, por favorecer el fraude fiscal, sean quienes, luego, financien al Estado mediante la compra de deuda pública por la que reciben onerosos intereses. No sólo no pagan impuestos, sino que reciben intereses…

            La afirmación exculpatoria que algunos esgrimen: ‘Hemos vivido como ricos’, no parece consistente. Desde la llegada del euro la cesta de la compra ha subido más de un 50%, la vivienda se ha encarecido desde 1997 un 500% y los salarios medios reales han bajado desde 1994 más de un 10%.

            La verdad es que nos han hecho creer que éramos ricos, han fomentado el endeudamiento para compensar que nos empobrecíamos rápidamente y teníamos que pedir prestamos para acceder a bienes básicos – es cierto, que algunos, a no tan básicos – necesarios para el funcionamiento de esta ‘economía suicida’.

            ¿La gente no trabaja porque no quiere? No, es cierto. En 2008, había trabajo y teníamos prácticamente pleno empleo. No hay que confundir trabajo con explotación laboral. Trabajar 8 horas por 400 euros no es un trabajo y, además, no da ni para vivir.

            Del mismo modo, hay que resaltar que a menores salarios, la población será más pobre, el país obtendrá menores ingresos, siendo a su vez más pobre y los beneficios repercutirán, únicamente, en una minoría.

            Por ejemplo, más del 50% de los jóvenes se encuentra en paro y 3/4 partes de los que están trabajando lo hacen por menos del Salario Mínimo ¿Qué familia o persona puede vivir con estos recursos? Las personas que están de acuerdo con estos salarios de miseria deberían trabajar por ellos dando ejemplo y no moralina.

            Ante los comentarios tan poco meditados que se realizan denigrando la situación de los parados podemos recordar la bendición que supone este estado con el aumento resultante de la ansiedad, la dependencia, el estrés, los sentimientos de humillación, la pobreza, la malnutrición, la muerte precoz, los suicidios, etc.

            El trabajo no lo crean las reformas laborales. El trabajo se crea invirtiendo recursos económicos. Con la última reforma laboral, no sólo, no se ha creado empleo, sino que, se ha acelerado su destrucción. Los ERE pactados han crecido un 72%, los no pactados un 782% y las personas afectadas por ellos un 50%.

            El objetivo de la Reforma Laboral no ha sido crear empleo, porque, ninguna reforma crea empleo, sino abaratar el despido, empeorar las condiciones laborales y acabar con los derechos laborales con la intención de crear una mano de obra barata, abundante, sumisa y desprotegida.