miércoles, 20 de febrero de 2013

YO NO SOY ANÓNIMO


No quiero ser anónimo, ni quiero ser de otra legión que la famélica. No necesito ni quiero una careta que oculte mi rostro porque no me avergüenza decir a las claras, en voz alta, y sin tapujos que estoy en contra del poder financiero, de los especuladores, de los corruptos y ladrones y muestro mi repulsa ante cualquier retroceso de las libertades sociales o los derechos laborales. 

No quiero formar parte de una revolución de colores, no quiero pertenecer a ninguna primavera sin conocer qué clase de flores van a brotar de ella. No rechazo a la policía pero si sus brutales métodos, no estoy en contra de la propiedad privada pero creo que los medios de producción deben estar en manos públicas, de todos, bien gestionadas y libres de corrupción.

           Estoy rotundamente en contra de la cúpula sindical, pero apoyo sin fisuras los logros conseguidos por los sindicatos de clase. No estoy en contra de la política ni de la democracia, pero reniego de los políticos que luchan por el poder y olvidan al pueblo. 

Creo en la protesta, en la movilización y la desobediencia ante leyes injustas creadas con el único objetivo de maniatar la resistencia ante las injusticias. No creo en los privilegios de los cargos electos, ni en el derecho de llevar una corona en la cabeza por pertenecer a una familia determinada. 

Me repugna la hipocresía de los que dicen una cosa y hacen otra, de los que hablan de lucha obrera y negocian ERES, de los que hablan de socialismo y ayudan a la banca, a la iglesia (sea la que sea). Me duele que me digan que me maltratan por mi bien y no me pregunten que es lo que necesito. 
 
Rechazo la transición, la constitución nacida de una negociación imposible, donde estructuras decimonónicas mantuvieron su poder y aún lo siguen manteniendo. Rechazo cualquier forma de gobierno que no sea una República donde todos seamos iguales, responsables y solidarios.  

Creo que la Memoria Histórica es una obligación que nos dejaron nuestros mayores y una deuda que contrajimos con nuestros hijos y nietos. Creo que los crímenes de la dictadura deben ser investigados y juzgados aunque la mayoría de los criminales estén ya muertos. Odio el totalitarismo. 

Me repugnan los demócratas que hacen leyes diciendo a una mujer que es lo que no pueden hacer con su cuerpo en vez de permitir que la conciencia de esa mujer sea la que decida. Odio las leyes que prohíben la privacidad de las decisiones y anulan la posibilidad de elegir al individuo. 

No me gustan los nacionalismos porque creo más en la unión que en la separación. Creo en la independencia de cualquier pueblo que no quiera unir su destino al de otros, aunque preferiría que fuésemos de la mano. 

No creo en la indivisibilidad de España porque no es más que un conjunto de líneas pintadas en un mapa. Creo en la unidad de la gente que vive en España con el objetivo de acabar con la tiranía de unos pocos que por medio de la economía someten al conjunto de la sociedad para el bien de unos cuantos.
Creo en la ecología como una necesidad por la supervivencia y creo que debe existir un equilibrio entre nuestro modo de vida y el del resto de seres que pueblan esta tierra. 

Soy verde, soy rojo y, sobre todo, soy gris. Gris por saber que un niño ha de pagar más por comer en el colegio que un cargo electo en la Asamblea de Madrid. Gris por comprobar como los trabajadores vamos bajando los brazos pidiendo que no nos toque a nosotros aunque el mal ajeno no nos importe. Gris porque los derechos humanos son pisoteados por los derechos de explotación de la empresas mineras, agrícolas, petroleras, etc. 

No quiero que se reforme el capitalismo, quiero que desaparezca aunque suponga la extinción del modo de vida al que estamos acostumbrados. Creo en el reparto de la riqueza, en el esfuerzo personal y colectivo, en la solidaridad pero no en la caridad. No quiero pagar una deuda que no contrajimos, no quiero formar parte de una Europa controlada por bancos y el capital. 

Me habré dejado muchas cosas en el tintero pero como verán no quiero ser anónimo, ni llevar careta. Soy rojo, creo en el socialismo, en la lucha de clases, en erradicar a los ricos para erradicar a los pobres, en la Educación como motor para acabar con la desidia y la desinformación, creo en la cultura como parte fundamental de la sociedad, en la fuerza del trabajo y los trabajadores. 

 
No necesito, ni quiero, una careta. Quiero ver la cara de los que están a mi lado y que ellos vean la mía. Quiero ver sus risas, sus lágrimas, sus deseos y sus reacciones y que ellos puedan ver las mías. Quiero saber con quién voy y donde vamos. 
 
 
Tengo nombre y apellidos, rostro. No soy anónimo, soy José Luis Peña: Rojo, verde, socialista, republicano, soñador, libertario.

 

 

sábado, 16 de febrero de 2013

RAJOY Y LA SEGURIDAD SOCIAL



Parece que desde el gobierno nos toman por más idiotas de lo que realmente somos. O quizás es que ellos son aún más idiotas de lo que pensamos nosotros. Solo una de estas dos razones puede explicar que Rajoy, para demostrar que no percibió ingresos en negro nos presente unas declaraciones de renta en las que demuestra que ganaba un pastizal y  que no paga a la seguridad social. Y encima nos dice que renuncia a semejante pastizal para trabajar por España… ole, ole y ole mi Mariano, pedazo de torero paseándose con la marca España.
          Curiosamente, Mariano Rajoy no realizó ningún pago a la Seguridad Social entre los años 2008 y 2011, según se desprende de las declaraciones de renta que hizo públicas en la web oficial de Moncloa. En esos años, los ingresos percibidos por el hoy presidente del Gobierno tanto de su partido como del Congreso de los Diputados ascendieron a  931.279 euros.

De acuerdo a los documentos fiscales presentados, Rajoy sí realizó pagos a la Seguridad Social entre 2003 y 2007, por importes anuales que en ningún caso superaron los 1.400 euros, y ha vuelto a hacerlo ya como presidente del Gobierno. En este pasado ejercicio, Rajoy ha cotizado en cuotas por derechos pasivos –la correspondiente a los funcionarios- un total de 1.403,48 euros.
En conjunto, en el período comprendido entre el 2003 y el 2011, el presidente ha tenido unos retribuciones totales de 1.907.000 euros y su contribución a las arcas de la Seguridad Social ha ascendido a sólo 6.121,28 euros, es decir el 0,32% del total.
Con la legislación española sobre Seguridad Social, no es posible explicar la desaparición de los pagos a la Seguridad Social de las declaraciones de la renta de los ejercicios antes citados, al considerar que la relación de Rajoy con su partido a efectos de sus retribuciones debe ser forzosamente laboral y no procedente de un contrato de arrendamiento de servicios, lo que tampoco le evitaría, por cierto, del pago de cuotas.
 
Sin embargo, A partir de 2007 y hasta 2011 las declaraciones por IRPF del presidente del Gobierno consignan contribuciones empresariales a planes de pensiones que totalizan 24.596 euros.
Una vez más. Mariano la ha liado... a la que improvisa la caga....ahora resulta que es defraudador de la seguridad social, un nuevo frente en que nadie había atinado....
Y mientras defrauda a la Seguridad Social, hay está él con su cara de pánfilo, pidiendo austeridad y recortes a todo el mundo, al tiempo que aumentan sus retribuciones durante la crisis. No tiene vergüenza torera ni dignidad.
Le subieron un 30% en los tres primeros años de la crisis. Mientras los trabajadores incrementaban las listas del paro, les quitaban pagas o los desahuciaban, a él le subieron el 30%. Luego nos cuenta que no hay dinero para pagar a la gente necesitada. Desde luego, no tiene vergüenza.
Para comprobar lo platanero, perdón, bananero que es este país  no hay más que mirar a los políticos que hipotéticamente dicen dirigirnos.  Con Ministros que no tienen ni pajolera idea de educación, sanidad (era la mejor del mundo y nos envidiaban), seguridad, organización del bienestar.
Voy, me forro durante 4 años y si son ocho mejor que mejor, y al pueblo que le den morcilla. Esta, básicamente es la teoría de nuestro gobierno...pequeños Caudillos de sillón de piel, que en lugar de preocuparse del bienestar y la emancipación de su población, solo piensan en cobrar, cobrar, cobrar !Demencial!.
 Cuando veo esas cifras y veo a mi alrededor, abuelos escarbando en la basura con salarios y pensiones de cuarto mundo y leo en los periódicos la opulencia de una clase política de deficientes mentales que cobran salarios astronómicos  se me revuelven las tripas. Cuando veo niños con el tapperware, (los que se lo pueden permitir), y veo salir estos inmundos seres del Congreso, con coche oficial, con desparpajo y chulería, pienso siempre en un kalashnikov, porque con manifestaciones y sentadas en las plazas, nunca van a querer entenderlo.
Mientras tanto, el “bueno” de Mariano sigue aplicando el viejo adagio: "más vale parecer idiota callado, que hablando confirmarlo"...
Mariano, no debería, pero te voy a dar un consejo: Sube el IVA del champán y el cava... el día que dejes el cargo, los ingresos del Estado dejarán de ser deficitarios.

jueves, 14 de febrero de 2013

RAJOY NO LE CUENTA LA VERDAD NI AL MÉDICO


El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, intentó dejar una cosa clara, cuando compareció para asegurar que nunca había cobrado en dinero negro, como insinuaban los papeles de Bárcenas publicados por El País. "Vosotros sabéis que no he venido a la política a ganar dinero", aseguró. "Sé ganarme la vida. Yo he trabajado fuera de la política. Yo ganaba más dinero en mi profesión que como político. No he venido a la política a ganar dinero. Vine perdiendo dinero, pero ocurre que para mí el dinero no es lo más importante en esta vida", completó.

Después, para demostrar sus afirmaciones, solo se le ocurrió hacer públicas sus declaraciones de Renta y Patrimonio entre los años 2003 y 2011 (olvidando que el dinero “B” lo es, precisamente porque no se declara a Hacienda) contribuyendo con ello a “liar” más el “lio”. Rajoy aseguró que perdía dinero en la política, pero cuesta imaginar cuánto más ganaría fuera de ella. Los documentos aportados reflejan sueldos netos anuales elevados que oscilan entre los 112.015 euros de 2006 y los 147.620 euros de 2004.

Por un lado, escandalizó al país entero al comprobar que recibió una retribución bruta de 1,39 millones de euros entre 2003 y 2011, y las cantidades que ingresó aumentaron año tras año, de los 41.195,49 euros de 2004 a los 200.628,66 euros de 2010. Rajoy dejó de recibir dinero del partido cuando llegó a la Moncloa, dado que está prohibido que los políticos cobren un plus de su partido cuando están en el Ejecutivo.

Pudimos ver como los años de bonanza económica fueron muy positivos para Rajoy, que en 2004 recibió tres sueldos: 62.000 euros al año por la pensión de exministro; 38.000 como diputado por Madrid y 136.000 euros del PP. En 2005 volvió a repetir las tres vías de ingresos: 48.000 euros por la pensión, 39.000 por ser diputado y 144.000 euros del PP, que le subió el sueldo. En total, 230.000 euros brutos.

Curiosamente durante los años más duros de la crisis Rajoy apenas sufrió bajadas de sueldos. Muy al contrario, el PP le subió las retribuciones año tras año. Especialmente llamativo es el incremento de 2008, cuando la crisis ya se dejaba notar: Rajoy vio cómo el sueldo de su partido subía de 157.000 a casi 186.000 euros anuales. Tras perder ese año las elecciones frente a Zapatero, Rajoy volvió a tener premio al recibir un nuevo aumento del sueldo del PP, de 186.000 a 196.000 euros.

Solo en 2010 experimentó un descenso en sus ingresos, cuando se bajó el sueldo en el PP de 196.000 a 181.000 euros. Rajoy aseguró, sin embargo,  en Televisión en abril de 2007: "Ganó 3.000 euros del Congreso y el partido paga casi 5.000 euros más". Era falso. El PP entonces le pagaba 157.717 euros brutos al año, unos 80.000 euros netos. Para que fuese verdad los de los "casi 5.000 euros" habría tenido que cobrar 16 pagas anuales.

Otra duda que ha generado las declaraciones de Rajoy es la diferencia que existe entre lo que declaró a Hacienda y lo que declaró al Congreso en el año 2010. De acuerdo con lo que declaró al Congreso, el presidente recibió en 2010 en concepto de "dietas y gastos de representación Partido Popular" un total de 98.225,90 euros brutos.

Pero esa cifra no aparece en la declaración del mismo año publicada en la web de Moncloa, en la que figuran otros datos: 181.098,14 euros brutos por retribuciones del PP y 41.270,08 euros brutos de las retribuciones del Congreso de los Diputados. ¿A quién engañó, al Congreso o a Hacienda? ¿O, más probablemente a los dos?.

El diario El País destaca que sería "relevante" conocer las declaraciones de Rajoy antes de 2003 porque si el presidente hubiera declarado cobros adicionales al de ministro o secretario de Estado, sería regular para Hacienda, pero ilegal según la ley entonces.

Aparte de eso que declara están los 25.000 euros al año que  (presuntamente) le da su socio que le regenta el registro de la Propiedad de Santa Pola de la que es titular hace más de 20 años, según la demanda presentada contra él.

Ya hay que ser tonto del culo! Se pasa dos semanas para hacer públicas sus declaraciones de la renta, objetivo: demostrar la honestidad de sus ingresos, resultado: Demuestra a todos los españoles que no sólo miente (no concuerda lo declarado a Hacienda con lo declarado en el Congreso) sino que además tiene la santa caradura de subirse el sueldo en los años en los que a los españolitos de a pie se nos aplicaban recortes y bajadas de sueldo. Vamos, ¡el tiro por la culata!

Desgraciadamente tenemos un "desgobierno" con mayoría absoluta encabezado por Rajoy "el pobre", que no estará en política "para enriquecerse", pero lo que ha demostrado es que Ignora a los ciudadanos y "gobierna" de espaldas a los intereses del pueblo, burlándose del Parlamento al gobernar exclusivamente por Decreto. A demostrado que es un inútil como gobernante. Un mentiroso y un incompetente.

Que miente ya lo sabíamos, pero es que encima miente tan rematadamente mal que da más asco que rabia. Este metepatas, es que no acierta una ni de casualidad. Si no me cabreara tanto, si no fuera de tal gravedad esta "cultura delictiva" del PP, hasta sería de risa. No tiene más salida que la DIMISIÓN.

¡¡¡¡Cono, ya que miente... al menos que mienta bien!!!! (digo yo)
 

jueves, 7 de febrero de 2013

EL MINISTRO WERT CONTRA LA CULTURA



Dice nuestro ínclito Ministro de Cultura Sr. Wert que “los universitarios no deben estudiar lo que quieren, sino lo que les emplee”. Es decir, deben formarse para ser el apéndice humano de una máquina productiva, y olvidar la cultura en general, no vaya a ser que aprendan a pensar por sí mismos, que lleguen a tener ideas propias y les estropeen el discurso neoliberal productivista y competitivo.

El Sr. Ministro de Cultura no quiere personas cultas, humanamente formadas, intelectualmente capacitadas, creativas e imaginativas. Lo que el Sr. Ministro quiere son técnicos altamente cualificados capaces de realizar cualquier trabajo comprendido en el ámbito de su especialidad, y que ignoren todo lo demás.

Sin embargo, esta opinión del Sr. Ministro no es ni mucho menos nueva. En realidad, hace ya tiempo que está idea impera en la universidad española, de tal modo que ha conseguido que los estudiantes universitarios españoles – mayoritariamente - sean analfabetos funcionales. Son muy inteligentes en sus prácticas habituales, pero carecen de todo aquello que pudiéramos englobar en una abstracta “cultura general”.
 
 
Lo cierto es que el factor común en los alumnos medios de cualquier universidad es su ignorancia relativa. ¿Por qué relativa? Pues porque el sistema en sí funciona correctamente. Más bien que mal, los recién licenciados sabrán ejercer cualquier profesión englobada en su campo. Serán, en este sentido, seres inteligentes especializados en funciones concretas, pero desconocedores absolutos de todo lo demás.

Cuando se busca convertir al ser humano en un simple instrumento de producción, en un medio con el cual llegar a un fin abstracto, no es necesario enseñar otras cosas. La concepción actual de la institución universitaria es la de cualquier planta de formación de una empresa privada. Se requiere eficiencia, conocimientos especializados y, a poder ser, en el menor tiempo posible.

En este marco, la enseñanza de las nociones de cultura general es un obstáculo en doble sentido. De un lado ralentiza la formación del “recurso”, y de otro puede modificar, acaso en pequeña probabilidad, su tendencia hacia la pasividad.

Hoy, como ayer, los liberales buscan una sociedad atomizada y eficiente. Saben que transformar al ser humano en un mecanismo autómata es el mejor modo de servir al crecimiento económico, tanto a nivel particular como general. La universidad se convierte en el pilar fundamental en este proceso.
 
 
Es todo perfecto. El empresario contratará trabajadores bien preparados y por tanto, rentables, optimizando así su negocio. El asalariado penetrará en el mercado laboral a la espera de ocupar su correspondiente y alienante puesto, recibiendo tras ello una remuneración económica que se destinará para la compra del pan y la contemplación del circo. ¿Quién puede estar descontento en semejante utopía?

Simultáneamente, en un paso más hacia la descomposición de la sociedad humana, puede el flexible átomo movilizarse precariamente hacia otro puesto de trabajo, en otro lugar y ambiente, pero bajo la misma manta que no se sabe bien qué esconde.

La cultura real está desapareciendo. Su lugar lo está ocupando la pervertida cultura del capital, que sacará triunfantemente pecho en todos los escaparates, autodenominándose única y verdadera.

O se reacciona ahora o quedaremos sepultados bajo el pragmatismo de este sistema. Para defender una educación multidisciplinar, compleja, global, humana, plural e internacional, es requisito necesario apoyar una financiación absolutamente pública, que sepa cortarle las manos al capital que asalta, cual ladrón, las instituciones del conocimiento y nuestras propias mentes, así como una auténtica libertad de cátedra que posibilite la propagación de las ideas sin tabúes, mitos o verdades “únicas” y absolutas.