miércoles, 25 de mayo de 2022

VUELVE EL HUIDO JUAN CARLOS I EL “DEMERITO”

 


Tenía que pasar y ha pasado: Juan Carlos I ha pactado su regreso a España. Regreso inmediato, además. Tras varios meses huido en Emiratos Árabes Unidos —desde agosto de 2021— viviendo a cuerpo de rey en esa dictadura que ha participado en la mayor tragedia humanitaria del planeta —Yemen, más de 377.000 fallecidos— y en la que los migrantes —que son el 85 %, unos 8,5 millones de 9,4 millones de habitantes— son explotados mediante el régimen de la kafala y mueren por miles — solo indios fallecieron 5.185 entre 2012 y 2017—.

Allí, entre el sol, el lujo, los bajos impuestos y los codiciosos occidentales en busca de altos salarios con los que mantener un tren de vida desenfrenado o acumular ahorros con los que volver a su país, Juan Carlos ha pasado casi dos años sin grandes protestas mientras las mujeres y el colectivo LGTBI han padecido —y todavía padecen— un calvario o se pisotean derechos y libertades fundamentales. Si acaso, Juan Carlos ha sufrido de morriña. Pobre.

El relato oficial al respecto de El retorno del rey es poco menos que surrealista. Estrambótico, quizás sería más exacto. Según nos informan fue alcanzado telefónicamente tras coincidir ambos físicamente en un entierro en Abu Dabi —por el fallecimiento del anterior jefe de Estado de los Emiratos Árabes Unidos, Jalifa Bin Zayed al Nahyan—. No parece muy normal que un hijo coincida físicamente con su padre, del que vive alejado a miles de kilómetros y al que se supone no ve con frecuencia, y en lugar de verle, abrazarle o hablar con él, le llame por teléfono. Igual es que las tarifas telefónicas locales de los Emiratos son muy económicas, pero algo no cuadra. Si es real, mal asunto; si no lo es, peor. En cualquier caso, verosímil no es. Más allá de lo relatado, conviene señalar que no es el primer acuerdo al respecto: el rey iba a regresar en otoño, luego en Navidad, después en su cumpleaños y, la última intentona, en febrero. Lleva meses de inminente retorno.


En todos los casos se trataba, como en el que nos ocupa, de acuerdos realizados entre padre e hijo. "Sin intermediarios", según los medios. Menos mal, porque los intermediarios cuestan dinero y los Borbones son más de tirar del erario público que de su bolsillo, de lo contrario Papá Borbón no tendría, según The New York Times, más de 2.000 millones de dólares.

Pero es que la vuelta del delincuente múltiple, el “campechano del 23-F”, el canalla que creía que reinar era sinónimo de robar es más que complicada, sobre todo porque el PSOE no ha conseguido que el Partido Popular y la Casa Real acepten eliminar la inviolabilidad jurídica del rey de España. Porque la eliminación de ese privilegio tan medieval como injustificable en términos políticos e incomprensible para la ciudadanía habría suavizado bastante la situación. Un privilegio que retrata al PSOE, PP y Casa Real para mal. Para muy mal. Y a España para peor: los valores democráticos españoles son estos: que el jefe del Estado pueda gozar de impunidad para ser, si le place, un delincuente múltiple. Y a los Borbones, históricamente, les ha placido en demasía.

Saltan chispas en la Zarzuela, o eso comentan los medios del reino de España. Parece ser que Felipe VI y Juan Carlos han tenido una confrontación por el primer destino del rey, que pretendía acudir a la localidad de Sanxenxo (Pontevedra) para ver a sus amigos y disfrutar de las regatas. Pero la Casa del Rey opina que debe acudir primero a ver a Felipe VI, a la familia y "aceptar las condiciones". Que sea un delincuente múltiple no parece que genere gran controversia, que elija ir a Sanxenxo antes que a la Zarzuela escuece. Y mucho. El rey Juan Carlos es un fiestas y no gusta. Que sea un ladrón —recordemos que estos días Bruselas ha denegado por segunda vez la extradición de Valtònyc—, ni tan mal. Llámenme raro, pero debería ser al revés: no sé si España está vuelta o de vuelta.


En cualquier caso, la relación es tan tirante que Felipe VI ha descartado que resida en la Zarzuela, porque esta no es "una residencia", sino la residencia del jefe del Estado. Pero, claro, ¿qué es Juan Carlos? ¿Un rey emérito no es un jefe de Estado emérito? En España es todo realmente muy extraño, aunque si Juan Carlos no fuera un delincuente múltiple quizás no habría tanto problema con su residencia. Y si España fuera una democracia, tampoco: estaría en prisión. De hecho, es la prisión el lugar en el que, razonablemente, deberían tener su reunión. Pero el reino que fue regido por Franco, porque España siguió siendo un reino durante la dictadura, tiene estas cositas. Por todo ello, de momento, su paradero final es desconocido.

Para los que duden al respecto del calificativo "delincuente múltiple", el rey emérito se marchó de España de España, en agosto de 2020, cuando se inició una investigación en la Fiscalía del Tribunal Supremo que tenía por objetivo desentrañar el cobro de comisiones por la comisión del AVE a La Meca. Seguramente se precipitó, pues España no es país para la justicia —la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, es elegida por el Gobierno y depende directamente de este—. Fue en ese momento cuando Juan Carlos, nacido en una dictadura —la Italia fascista— y criado en una dictadura —la España franquista— decidió marcharse a una dictadura —Abu Dabi—. Para ser el Padre de la Democracia española le va lo autoritario.


Por si fuera poco, también se le investigaba por el cobro de tarjetas black —opacas— y una cuenta a su nombre en la isla de Jersey, un paraíso fiscal, con 10 millones de euros. Y se trata, solo, de sus últimos escandalillos, su currículum es bastante más extenso. El de Felipe VI, que acaba de empezar, no está mal tampoco: era beneficiario de una cuenta de cien millones de dólares, aunque señala que no lo sabía.

Íñigo Errejón ha pedido estos días a Juan Carlos que disimule para que, al menos, parezca que se arrepiente. En la misma línea se ha mostrado Pablo Echenique, que ha enlazado en redes sociales la noticia con la cuenta oficial de la Policía Nacional, como si de un delincuente se tratara.

Más duro todavía ha sido Joan Baldoví, que le ha calificado directamente como sinvergüenza, o Gabriel Rufián, que ha bromeado como si Juan Carlos fuera a reunirse con 'carteristas' en lugar de 'regatistas'. Por tanto, para los socios de Gobierno del PSOE, que mantiene el perfil de Estado de considerar que el delincuente múltiple Juan Carlos puede hacer lo que le plazca, es un escándalo. Para muchos españoles, también. Pero, quizás, lo más escandaloso de todo este escándalo es que no sea un escándalo para demasiados.

jueves, 5 de mayo de 2022

LAS CLOACAS DEL ESTADO DE DERECHO

 


Fue Felipe González quien afirmó aquello de que “el Estado de Derecho se defiende desde las cloacas”. Se refería a la guerra sucia del GAL, pero ahí no acababa todo, pues el problema era la red al completo de desagües y alcantarillado del régimen, apenas reformada desde su instalación en 1936.

Desde entonces, pocas son las democráticas depuradoras que han sido instaladas y los vertidos y fugas de la red siguen dándose con rigurosa y apestosa periodicidad.

La hedionda cloaca de hoy se llama Pegasus. Veremos en qué y cómo acaba ésta, pero es preciso recordar que antes ha habido otras más. Al final de los años 80, más de 80 ministros, parlamentarios, empresarios, periodistas y hasta el mismísimo rey, fueron espiados ilegalmente por el CSID (Centro Superior de Investigación de la Defensa), predecesor del actual CNI (Centro Nacional de Inteligencia). Se grabó de todo: conversaciones políticas, empresariales y judiciales, relaciones sentimentales … Le tocó pagar el pato al coronel Perote, alto cargo de aquel servicio a las órdenes del general Manglado, quien fue condenado finalmente a la durísima pena de cuatro meses de arresto. Las depuradoras judiciales seguían sin instalarse.

Pequeñas minucias. Hasta 1995 en que se descubrió el pastel, la sede de Herri Batasuna de Bilbo fue grabada y filmada por el CSID. Poco después, en 1998, mientras se cocinaba el Pacto de Lizarra-Garazi, en su sede de Gasteiz fueron descubiertos unos micrófonos ocultos. Nada se supo de sus autores. ¡Misterio, misterio!


En 2003, el PNV denunció pinchazos en sus teléfonos del Congreso, pues en una ocasión, al descolgar el de su oficina, un miembro del grupo pudo escuchar una conversación suya mantenida el día anterior. Algo similar se repitió en 2012 en la oficina de Amaiur, cuando el diario El Mundo reprodujo textualmente una conversación habida en sus oficinas. Por supuesto, los Mortadelo y Filemón policiales que investigaron todo aquello no descubrieron nada anormal.

Los responsables policiales y beneméritos de los crímenes franquistas no fueron los únicos blanqueados por la Ley de Amnistía de 1977. Junto a ellos, todo el aparato político, sindical, clerical, militar, bancario y empresarial que apoyó el golpe del 18 de julio y fue parte y sostén de aquel franquismo criminal negador de todo tipo de libertades, fue también amnistiado. Nadie exigió a aquél responsabilidad alguna, personal o patrimonial, por todas sus tropelías.

Decenas de miles de personas, pringadas hasta las orejas y miembros activos de aquel régimen dictatorial (militares, empresarios, jueces, cargos del Movimiento, el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, el Sindicato Vertical, la Banca y el empresariado), transitaron inmaculadamente al nuevo régimen y ocuparon en él los nuevos y democráticos puestos de privilegio que se les otorgó en aras a la política de reconciliación entonces impulsada.


Quien quiera ahondar un poco en todo lo anterior, no tiene más que leer la excelente bibliografía escrita al respecto estos últimos años. En lo que respecta al ámbito militar, el teniente Luis González Segura, hoy expulsado del Ejército, autor de “El libro negro del ejército español”, desgrana las consecuencias de lo que ha supuesto el trasvase de todo aquel generalato, coronelato y oficialato al actual Ejército: pervivencia de prácticas corruptas, mantenimiento de las salas de oficiales como nidos fascistas, bunkerización de la milicia frente a cualquier intento de democratización… Que ex generales, coroneles y altos mandos militares hayan suscrito el conocido como Manifiesto de los Mil, ensalzando la figura del dictador Franco, poco tiene que extrañar. Que no se tomen medidas ante ello, sí.

Joaquim Bosch, ex portavoz de la asociación Juezas y Jueces para la Democracia, ha analizado en su libro “La patria en la cartera. Pasado y presente de la corrupción en España”, las raíces de ésta, sus precedentes en el s. XIX, su absolutización durante la dictadura franquista y la generosa herencia que la misma de ello dejó al actual régimen. Según él “hubo continuidad en los abusos fraudulentos por una razón de peso: batallar contra la corrupción no formó parte de las prioridades de la Transición”. Por su lado, distintos índices internacionales (Varieties of Democracy, Rule of Law, Trasparencia Internacional…) han situado al estado español en los últimos lugares de las listas europeas de independencia judicial, separación de poderes o control de la corrupción, materia ésta en la que la propia Comisión Europea lo coloca en lugares próximos al del coche escoba.


Prosigamos. En el libro “Iglesia S.A.”, de Ángel Munarriz, se habla del poder de esa franquicia vaticana en tierra española y se desgranan los actuales privilegios económicos, educativos y sociales que ésta heredó del franquismo. Por su parte, Antonio Maestre, en “Franquismo S.A.”, ha desmenuzado el recorrido de quienes fueron grandes sostenedores del golpe y la dictadura, y hoy sientan reales en las principales empresas del IBEX-35: Gas Natural Fenosa (Naturgy), Iberdrola, Acciona, OHL, ACS, BBVA, Santander, CEPSA, REPSOL,..

Los múltiples y variados delitos imputados al ex comisario Vilarejo son buena muestra de lo dicho. Antiguo miembro de la Brigada Político-Social franquista (BPS), donde practicó torturas y demás habilidades, su caso ha evidenciado las múltiples conexiones mafiosas que aún perduran entre distintos espacios policiales, políticos, bancarios y empresariales. Algo parecido a lo reflejado en los escándalos protagonizados por el emérito Juan Carlos, Jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas, ferviente católico-apostólico-romano y conseguidor mayor del reino, para mayor gloria de multinacionales patrias, satrapías del Golfo y su propio bolsillo.

Mientras pervivió el movimiento 15-M se gritó con ganas en plazas y calles: ¡Le dicen democracia y no lo es! Por ahí van los tiros. La urbanización exterior de este régimen ha sido remozada, pero su alcantarillado sigue siendo una mierda.