lunes, 21 de febrero de 2022

GOLPE DE ESTADO EN EL PP

 


Como toda familia de dinero, la derecha española siempre supo resolver sus asuntos internos de forma discreta. Cuentan que Carmen Polo, esposa del dictador, atracaba joyerías de empresarios afines al régimen con exquisito saber estar. Magnífico collar, alababa Doña Carmen el género del joyero que, encantado de recibirla en su tienda, minutos después quedaba con cara de tonto al verla salir por la puerta con el collar puesto y la cartera cerrada por la gracia de Dios. El tipo, por supuesto, callaba ante el atraco y Carmencísima, si estaba de buenas, recomendaba el establecimiento a sus amigas. Pura elegancia. Una forma de funcionar, transmitida de generación en generación –de Franco a Fraga, de Aznar a Casado–, que ha hecho posible el indiscutible logro de compatibilizar corrupción sistemática con imagen de estabilidad. La apuesta de la derecha española por la estrella del pop Díaz Ayuso ha acabado con esto.

El PP estalla por los aires a estas horas y los peritos, salpicados de trocitos de líderes, se centran en confirmar si, como todo indica, la explosión ha sido provocada. Parece que no hay dudas. Según ha explicado la propia Ayuso en su comparecencia, hace dos meses tuvo conocimiento de que su propio partido la investigaba por un contrato dado a dedo. Un millón y medio de euros a la empresa de un amigo que repercutieron en 283.000 euros para el bolsillo de su hermano en concepto de comisiones por la venta de material sanitario en lo peor de la pandemia.         

Dos meses después, en plena pugna por decidir qué será del partido –boda con la ultraderecha o noviazgo sin compromiso–, el entorno de Díaz Ayuso ha decidido hacer público lo que en cualquier otro espacio-tiempo hubieran tratado de ocultar: un espionaje interno que conlleva reconocer la llegada de ese dinero público al bolsillo de un familiar. Este movimiento significa una cosa clara. Que Ayuso se sabe inmune a las consecuencias de una mala gestión que suena a corrupción porque su éxito nada tiene que ver con la capacidad de gestión, sino con el folclore. Si fue capaz de rozar la mayoría absoluta con los peores datos europeos de gestión sanitaria, ¿por qué no moverle la silla a Pablo Casado apoyándose en un contrato que enriqueció a su propio hermano?

El nivel de la escalada bélica dentro del PP deja en juego de niños lo de Rusia y la OTAN. Después de la rueda de prensa de Díaz Ayuso cargando contra su jefe y el expediente que desde Génova han abierto contra la presidenta de Madrid, no hay marcha atrás. Se abre un horizonte en el que solo puede quedar uno de los dos liderazgos del PP, y si alguien teme por su cuello no es precisamente Díaz Ayuso. Casado, que hace sólo unos días clamaba a gritos por la hispanidad que conquistaba América, podría ver su cabeza clavada en una pica en la plaza de Colón. Cosas de la vida. La historia dice que cuando uno juega con el fascismo suele ser el primero en ser devorado.

Según pasan las horas, lo que empezó pareciendo una guerra va cogiendo forma de algo aún peor para Pablo Casado: golpe de Estado. Y no llegan buenas noticias al cuartel de Génova. A los apoyos incondicionales de Ayuso –la marquesa Cayetana y Don Federico están a esta hora ya vestidos de militares– se une el ruido de la ultraderecha –valga la redundancia– que lleva pidiendo la dimisión del líder del PP desde que el pasado martes se mostró partidario de dejar a la extrema derecha fuera del gobierno de Castilla y León. Hoy con más fuerza porque saben que se juegan ser gobierno.

Después de años de discurso ultra alimentado por el propio Casado, la diferencia ideológica entre el militante de Vox que lo acusa de traicionar a España y el militante medio del PP que le pide que pacte con Vox o se largue es ya inapreciable. Telemadrid, la de todos los madrileños excepto Casado, convoca sutilmente a manifestarse frente a la sede nacional del PP en defensa de Ayuso. Por allí aparecen encapuchados. Son los mismos que, después de salvar España frente a la casa de Pablo Iglesias, tienen nueva misión. España es tan frágil que, como dejó dicho Isabel la Católica, hay que organizarse para que cada día haya unos cuantos encapuchados de guardia.

El éxito de un golpe de Estado como este se mide en tuits y el terremoto es tal que en las redes sociales a todo cargo público y orgánico pepero le toca saltar a uno de los dos bloques en separación para no caerse por la grieta. Tuits de apoyo a Casado, como el de la diputada vasca Bea Fanjul, que utiliza una imagen de Miguel Ángel Blanco porque qué más da todo a estas alturas de degradación de la política. El elefante blanco, José María Aznar, encantado de la vida de ver un partido que él no preside patas arriba, echa leña al fuego con un chascarrillo en plena crisis de quien fue su hijo predilecto: está mejor Ucrania que el PP ahora mismo. Traducido al castellano, pulgar hacia abajo.

Una declaración preocupa especialmente en Génova tanto como la de Aznar. El gallego Núñez Feijoó, ala moderada del partido al que se podría esperar saltando al lado de la grieta del actual líder de la formación, condena la investigación contra Ayuso sin explicar por qué le parece condenable que se investigue internamente un contrato a dedo que acaba en el bolsillo de un pariente.

Tampoco es importante que lo explique. En los golpes de Estado la excusa es lo de menos. Todo esto nos remite a una imagen: la de Casado atrincherado en Génova sin más armamento ni apoyos que el del fiel escudero Teodoro y su capacidad de lanzar de modo letal huesos de aceituna con la boca.

En el imaginario de la religión aznariana está por venir ese ser de luz que, como hiciera el prohombre en los 90, consiga unir con pegamento lo que, por algún motivo, siguen llamando centro-derecha español y que no es otra cosa que un PP echado al monte sujetándole la escopeta a Vox. En los sectores mediáticos más ultras nadie duda desde hace tiempo que la enviada para tan magna obra es Isabel Díaz Ayuso. La mujer dispuesta a gobernar sin complejos y refundar de una vez por todas el Bando Nacional.      

Los medios de derechas, es decir, los grandes medios de comunicación de este país, se verán sometidos en los próximos tiempos a un test de estrés haciendo de árbitros para dilucidar cómo acaba esta historia. Pase lo que pase, el PP tal y como lo conocemos está acabado desde hoy. Lo que venga después no parece que vaya a ser mejor.

Cualquiera sabe mañana, pero el punto de partida oficial parece que es el siguiente: investigar un contrato a dedo que acaba en el bolsillo de un familiar es mayor escándalo que concederlo.

jueves, 10 de febrero de 2022

VOX: UN PARTIDO CARROÑERO

                                     Honestidad y extrema derecha  son incompatibles. Es un oxímoron.  

(Julio Anguita)

 

         Casi con toda seguridad en la mayoría de los Partidos políticos se elaboran diaria y semanalmente unos guiones previos con los que responder a las preguntas de los periodistas sobre cuestiones de la actualidad inmediata, además, se les proporciona un listado de consignas que deben intercalar en sus discursos a fin de suscitar polémicas que convierta al Partido correspondiente en noticia y centro de atención.

Esos guiones están elaborados por los gabinetes de prensa propios conjuntamente con expertos politólogos, ideólogos y asesores a sueldo del Partido. De esta manera se les ahorra a las caras visibles de esas Organizaciones el esfuerzo de tener que improvisar ante las casi seguras preguntas que les van a formular los chicos de la prensa, además, se elimina la posibilidad de incurrir en incoherencias argumentales entre los distintos líderes de cada formación, en definitiva, se homogeniza el discurso.

En el mundo de la política es de sobra conocido que la táctica tiene que estar al servicio de la estrategia y en eso Vox demuestra estar muy bien aleccionada, ha contado y cuenta con ingentes fuentes de recursos legales, alegales e ilegales. Asesores internacionales americanos y europeos y con un colchón colaborativo de toda la carcundia incrustada en un Estado continuador de la dictadura franquista: cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado, jueces y fiscales y un amplio espectro de periodistas a sueldo de Grupos mediáticos que, aparte del interés crematístico de sus negocios, tienen muy clara su vocación de influencia ideológica y creación de opinión y, claro está, esa opinión no puede ser sino otra que la defensa de los privilegios de una clase burguesa minoritaria en un capitalismo decadente y sin salida beneficiosa para el resto, es decir, la inmensa mayoría.

      Los capitalistas se pueden permitir cualquier cosa menos ser idiotas y saben que ante un futuro, no muy lejano, repleto de contradicciones crecientes e insolubles no les queda otra que contrarrestar, oponer e incluso dinamitar cualquier intento de organización de los que sí están en condiciones de ofrecer una alternativa al negro presente y al aún más oscuro futuro que se nos avecina: los trabajadores.

Y en este sentido, la creación de Vox cumple a la perfección el clásico papel que anteriormente cumplieron el partido fascista en Italia y el nazi en la Alemania de entreguerras: ser las fuerzas de choque contra las organizaciones obreras primero en los campos ideológico, político y cultural y, después si fuere necesario, en la calle, en los centros de trabajo y en todos los espacios que ocupa la izquierda bien por asimilación o bien por la fuerza bruta.

Este no es un fenómeno que se circunscriba a una sola nación, sino que es un movimiento desplegado artificialmente en todos los países en donde se sospecha que puedan darse problemas relacionados con el buen funcionamiento del sistema de explotación de mano de obra asalariada tanto en el presente como en un futuro próximo.

         En un principio, el cultivo de esas opciones políticas por el sistema, tienen un carácter preventivo, pero si con el machaque y la anulación de la izquierda que aspira a transformar realmente la contradicción entre trabajo y capital no se conjura la crisis económica ni las contradicciones internacionales de las burguesías nacionalistas, tal y como ocurrió en la Europa de las décadas 20 y 30 del siglo pasado, estos instrumentos reaccionarios, estos huevos de serpientes incubados por la burguesía eclosionan tomando el relevo en la gestión del Estado erigiéndose en la otra cara (dura) de ese mismo sistema.

Este es el esquema o molde clásico sobre el que se está construyendo o armando precipitadamente la organización ultraderechista Vox a modo del monstruo Frankenstein que tiene movimiento, pero sin voluntad propia o autónoma. El engendro cuenta con un cerebro que, de momento, sólo da para poco más que ser teledirigido por una serie de ingenieros sociales que se encargan de adiestrarlo para salir airosos en la confrontación política, les asesoran en imagen, oratoria, a mentir sin despeinarse y a ser capaces, como las hienas, de estar devorando tus entrañas exhibiendo una sonrisa, véase R. Monasterio.

El monstruo es omnívoro, apelan a las vísceras de la gente y se alimenta de ellas, come cualquier cosa: odio, bajas pasiones, verdades falseadas, verdades a medias, crudas verdades, fake news y de los muertos que ya no pueden defenderse.


Escogen personas o símbolos de reconocido prestigio social para fagocitarlos como la boa de “El Principito”. Ejemplos hay muchos y más que veremos: la canción Bella Ciao, el poeta García Lorca y hasta al mismísimo Julio Anguita. No tardando mucho si no pueden enlodar la memoria de Almudena Grandes, por ejemplo, también comenzaran con el burdo proceso de apropiación. Todo les vale, no tienen prejuicios y utilizan con descaro la doctrina del shock para noquear a sus enemigos. Funcionan como una sociedad secreta, pero si se descubre algún trapo sucio lo pintan de rojigualda y lo exhiben en un balcón de manera obscena.

De momento están en la retaguardia del Sistema esperando agazapados su momento, cumpliendo con el objetivo para el que fueron creados: enturbiar el ambiente y de esta manera impedir el esclarecimiento, confundir a los ideológicamente débiles, atacar a los que tienen las ideas claras, atraerse a los desclasados y entre col y col medrar en las Instituciones y en el aparato del Estado