Traigo aquí la frase premonitoria de Josep
Stiglitz, Premio Nobel de Economía, sobre las medidas que se estaban -y están-
adoptando en España: “es como poner transfusiones a alguien con hemorragia
interna”. Lo único es que, como en el feudalismo, quien lucha y se desangra es
el ciudadano. Nos van a hacer vivir una espantosa agonía, hasta que se
convenzan de que, por este camino, no vamos a ninguna parte. Y, digo yo, algo
tendremos que decir ¿no?
Si como decía
Groucho Marx “la política es el arte de
buscar los problemas, no encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar los
remedios equivocados”. Está claro
que el Sr. De Guindos es un gran político.
Cuando uno
cree que ya lo ha visto todo llega el ministro De Guindos y firma un artículo
de opinión en el diario estadounidense The Wall Street Journal titulado “El futuro de
España es brillante” que hace estremecerse al más insensible de los
lectores. Por si no tuvimos bastante con los polémicos “brotes
verdes” de nuestra ministra Báñez, aquí tenemos una nueva dosis de demagogia barata con la que De Guindos
pretende ganar imagen al otro lado del charco.
Y es que las lindezas no han sido
pocas. Según nuestro ministro, el Gobierno español ha realizado un diagnóstico
detallado de cuáles son los problemas, ha puesto en marcha un ambicioso plan de
reformas sin que nadie se lo exigiera y se ha mostrado convencido de que las
fortalezas del país permitirán superar los retos. Parece ser que el 25 % de paro y el empobrecimiento
del país que cada día sufrimos en nuestras propias carnes los
españoles son percibidos desde un punto de vista más esperanzador por el señor
De Guindos.
Lo mejor de todo es que este alarde de
egocentrismo llega el mismo día en que Bruselas destroza las previsiones
económicas del Gobierno.
El desolador panorama que la Comisión Europea espera en España hace añicos el
cuadro macro de nuestro Gobierno: la caída del PIB será
del 1,6 % este año, del 1.5 % el próximo y sólo habrá un anémico avance del 0.5
% en 2014. No olvidemos que las previsiones de nuestro Gobierno apuntaban a una
caída algo menor del 1,5 % este año y un retroceso del 0,5 % en 2013.
Cada día está más claro que este Gobierno
es como ese conductor que va en sentido contrario por la autopista y piensa que
todos los demás están equivocados, y sigue circulando cual kamikaze, pese a las
ráfagas de luces y bocinazos del resto de coches y al evidente riesgo de acabar
estrellado. Los presupuestos para el
próximo año se basan en unos pilares de barro en forma de previsiones
irreales que han sido echadas por tierra esta vez por Bruselas. La Comisión
Europea prevé que el PIB español caiga el 1,4 % este año y el
próximo, el triple de lo previsto por España. ¿Qué organismo más debe salir a
escena para que el Ejecutivo rectifique?
La
Comisión Europea dibuja un horizonte para el próximo año repleto de muchas más
nubes que el del Ejecutivo:
Una caída tres veces mayor
en la economía de la que espera el Gobierno de Rajoy.- Una deuda pública casi
tres puntos más alta, hasta superar el 92,7 %.
- Un déficit nominal con 1,7
puntos porcentuales más para este año y 1,5 para el próximo. Incluso si se
elimina el punto porcentual que suponen las ayudas a la banca, sigue
siendo mayor de lo previsto en los Presupuestos
Generales del Estado.
El Gobierno, sin duda se escudará en
que estas previsiones de la Comisión Europea son muy agoreras y que las suyas
son mejores. Pero, volvemos a lo de antes: ¿son todos los demás quienes
realmente están equivocados? El BBVA, Funcas, el Banco de España, el FMI…
¿Todos yerran en sus previsiones?
Hace casi dos meses nos preguntábamos
si las cuentas para el próximo año se convertirían oficialmente en papel mojado.
Ahora, tras este aluvión de pesimistas previsiones y teniendo en cuenta la
evolución de nuestra economía, lo tengo un poco más claro: su cumplimiento entra de lleno en el terreno
de los milagros.
Quizás al Sr. De Guindos le nubla la
visión el hecho de que las necesidades de financiación
previstas para todo el ejercicio ascendían a 85.900 millones y en total, el Estado ha
colocado bonos y obligaciones por importe de 86.463 millones, 563 millones más
de lo previsto que se quedarán para el año próximo. Además, aún se espera que
se celebren tres subastas más en las que el Estado podría colocar entre 3.000 y
4.000 millones. Y con esto, quizás crea ver en el horizontes los “brotes
verdes” de la ministra Bañez.
Con estos
datos encima de la mesa es obvio que España
no va a necesitar solicitar el rescate este año. No obstante,
no cabe pecar de optimistas sin analizar en profundidad a la situación: si los
mercados, esos seres irracionales que tan malos momentos nos han hecho pasar
este año, se están mostrando más flexibles es simple y llanamente porque dan
por hecho que España solicitará el
rescate a la UE próximamente. No olvidemos que si la prima de riesgo se ha
reducido tanto en las últimas semanas esto no se ha debido al buen hacer de
nuestro Gobierno, sino al anuncio del plan de compra de deuda del Banco Central
Europeo.
Además,
aunque hemos echado el telón a 2012 no debemos olvidar que los verdaderos problemas vendrán el
año próximo. Según se desprende de los Presupuestos Generales
del Estado, las necesidades de financiación de nuestro país en 2013 ascenderán
a (abróchense los cinturones) 207.000 millones, más del doble que el presente
curso y cifra que presumiblemente aumentará si las Comunidades tienen problemas
para acceder a su propia financiación.
La
situación, por tanto, es de una tensa calma como antesala de la verdadera
tormenta. Las previsiones para el año próximo no son nada halagüeñas. Además,
debemos hacer un pequeño inciso con respecto al preocupante endeudamiento de
nuestro país. La adicción del Gobierno hacia el dinero de otros es tal, que el
crecimiento de nuestra deuda solo puede ser exponencial en los próximos años. Nos estamos quitando la resaca a base
de consumir más y más alcohol.
La verdad es que, entre tanto
Correcaminos me siento Coyote y, quiera o no De
Guindos, coincido con muchos otros agoreros que sólo ven dolor y pocas
oportunidades en nuestro futuro más cercano. Ni el mejor de los abonos (que por
supuesto no se está utilizando) conseguiría hacer brotar un miserable brote
verde en nuestro país. Se han propuesto acabar con la clase media y hundir al
país en la miseria y repartir
el pastel entre los banqueros, altos ejecutivos y “casta política”.
La esperanza por un futuro digno se desvanece mientras ellos se reparten el
botín a sus anchas. Y tendrá que ser el pueblo, harto de desempleo y subempleo,
de perder derechos, sin servicios públicos, ahogado moral, jurídica y
económicamente, arrojado al hambre y la miseria quien lo evite con su lucha en
la calle.