La
izquierda se rebela en las urnas contra el cambio de ciclo: nueva coalición o
elecciones.
El
ruido ambiental y las encuestas pronosticaban un desfile triunfal de Feijóo a
La Moncloa, pero las derechas acabaron perdiendo su referéndum para ‘derogar el
sanchismo’ y las políticas de izquierdas de los últimos cuatro años-
Un
escrutinio de infarto, como no se recordaba en España en los últimos 30 años,
deja a la izquierda al borde de reeditar la coalición y a Pedro Sánchez con
opciones todavía de seguir cuatro años más en La Moncloa. Precisa los votos de
la izquierda y de los partidos nacionalistas e independentistas, con un escollo
a priori difícil de salvar: convencer al partido de Carles Puigdemont para que
facilite un gobierno con su abstención. Durante las últimas semanas, Junts ha
dicho que votará en contra de todas las opciones en la investidura. Las
primeras palabras de su candidata, Miriam Nogueras, anoche, dan a entender que
no piensan ponerlo fácil: “No haremos presidente a Pedro Sánchez a cambio de
nada”.
Las
conversaciones de las próximas semanas dirimirán si Junts se aviene a una
abstención o el país se aboca al bloqueo y a unas nuevas elecciones en los
próximos meses. Esa es la principal incógnita de una jornada, que a tenor del
ruido ambiental, iba a enterrar a Sánchez y a lo que se ha bautizado como
“Gobierno Frankenstein”.
En
el segundo titular de la noche, el PP gana las elecciones, si por eso se
entiende ser la lista más votada, pero se queda muy lejos de todos sus
objetivos. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, insistió durante toda la campaña en
que su modelo era el de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía e Isabel Díaz
Ayuso en Madrid. En otras palabras: la mayoría absoluta. Le faltan 40 diputados.
Tampoco podrá poner en marcha su plan B, el pacto con Vox que implicaría meter
a dirigentes de la extrema derecha en el Gobierno, como admitió el líder
popular que haría hace dos semanas. Juntos suman 169 escaños. Con el diputado
de UPN y la de Coalición Canaria, las derechas podrían alcanzar como máximo
171. El bloque de la izquierda llega a 172. El paseo triunfal hacia La Moncloa
que anticipaban los populares y algunas encuestas desde hace dos meses, cuando
se tiñó de azul el mapa municipal y autonómico, no lo va a ser.
Pese
a que las cuentas no salen, Feijóo compareció al balcón de Génova 13 flanqueado
por la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el alcalde, José Luis
Martínez-Almeida y otros miembros de su partido, para anunciar su intención de
intentar formar gobierno.
“Me
hago cargo para iniciar el diálogo para formar Gobierno de acuerdo con la
voluntad mayoritaria de los españoles, que nadie tenga la tentación de volver a
bloquear España. Es una petición legítima, y la anomalía de que en España no
pudiese gobernar el partido más votado solo como tiene alternativa el bloqueo
que en nada beneficia a España, al prestigio internacional y a la seguridad de
nuestras inversiones. Le pido, pues, al partido que ha perdido las elecciones,
porque ha sido superado por el PP, expresamente, que no bloqueen el Gobierno de
España una vez más. Es lo que ha pasado siempre. Todos los candidatos más
votados han gobernado: Suárez, Felipe González, Rodríguez Zapatero, Mariano
Rajoy e incluso Pedro Sánchez”.
Lo
que plantea Feijóo ni siquiera es una decisión que le competa, tiene que
decidirlo el Rey tras una ronda de consultas y evaluar quién tiene más apoyos.
También es lo contrario a lo que hizo el PP hace cuatro años con Sánchez, y
choca también con la política de pactos recientes de su partido, tras las
municipales y autonómicas, donde los populares desalojaron al PSOE en Canarias,
Extremadura y algunas capitales como Toledo y Valladolid.
El
alegato, para que el PSOE lo deje gobernar con 136 de 360 diputados y una
amplia mayoría de la Cámara en contra, lo pronunció Feijóo tras su jornada
electoral más amarga. El candidato que contaba sus campañas por mayorías
absolutas gana y recupera tres millones de votos, si se compara con Casado en
2019, pero se queda a años luz del Gobierno e incluso ve cómo la distancia con
el PSOE se recorta desde hace dos meses. Entonces el PP se hizo con todo el
poder territorial y la distancia fue de 3,4 puntos, este 23J, cuando pedía el
empujón definitivo para “desalojar el sanchismo”, la diferencia se reduce a 1,3
puntos y 300.000 papeletas.
Porque
el PSOE de Pedro Sánchez, que convocó las elecciones al día siguiente del
desastre electoral, no solo no se desploma sino que suma 800.000 votos al
resultado de 2019 y dos escaños más. De ahí que su líder compareciese
exultante, al borde de la medianoche subido a un pequeño andamio improvisado a
las puertas de Ferraz. Entre gritos de “no pasarán” de los militantes, Sánchez
se ha felicitado por la decisión de llamar a las urnas el pasado 29 de mayo:
“Convoqué las elecciones porque creía como he creído siempre que teníamos que
decidir qué rumbo tomar, uno de avance, o uno de retroceso como plantea el
bloque involucionista de Partido Popular y Vox. España ha sido bien clara. Los
ciudadanos han sido rotundamente claros, el bloque involucionista que planteaba
la derogación total de todos los avances de estos últimos años ha fracasado.
Somos más los que queremos que España avance y así seguirá siendo”.
La
única buena noticia para Feijóo, tras año y medio al frente del partido, es que
continúa la reunificación de las derechas: no solo recibe los diez diputados de
Ciudadanos en 2019, la última vez que se presentó, se queda además 19 de Vox,
que se estrella en las urnas (pasa de los 52 de hace cuatro años a 33) aunque
logra mantenerse como tercera fuerza. Más allá de oponerse a una hipotética
sesión de investidura de Sánchez, su papel se antoja irrelevante en la
legislatura que arranca.
Con
cara de funeral, sobre la medianoche, su líder felicitó, irónicamente, a Feijóo
“por ganar las elecciones y no depender de Vox”. El líder de la extrema derecha
preguntó a Feijóo sí mantendrá la oferta de pacto al PSOE, y le acusó de
“vender la piel del oso antes de cazarlo” y hasta de “blanquear a los socialistas”.
Sumar,
la coalición de 15 partidos a la izquierda del PSOE, que debutaba en estos
comicios, se apunta 31 escaños, siete menos de los que sacaron Unidas Podemos,
Más Madrid y Compromís en 2019. La izquierda a la izquierda del PSOE salva los
muebles porque su principal objetivo era evitar la coalición de Feijóo y
Abascal. Con la voz quebrada por tantos actos de campaña, Yolanda Díaz, se
felicitó: “La gente que estaba preocupada va a dormir más tranquila. La
democracia hoy ha ganado, sale fortalecida, hemos ganado, hoy tenemos un país
mejor. Les dijimos que empezaban la campaña con un relato que decía que iban a
ganar las elecciones y el guion ha cambiado, hemos hecho posible mejorar la
vida de la gente”.
El
23J deja otra letra pequeña para el PP: en Madrid, Feijóo saca 160.000 votos
menos que Isabel Díaz Ayuso hace dos meses. En Andalucía empata el resultado
que dio la mayoría absoluta a Moreno Bonilla. Son datos que muchos puertas
adentro van a mirar con lupa a partir de ahora. En el lado de las buenas
noticias, el PP tiene mayoría absoluta en el Senado, para hacer de contrapeso a
un hipotético Gobierno de izquierdas si Sánchez logra otra investidura.
Vistos
por el retrovisor los números que dejan estas generales apuntan a un cambio de
ciclo. 15 años después de la crisis financiera, la eclosión del 15M y la
irrupción del multipartidismo, PP y PSOE suman 258 escaños, ambos por encima de
los 115, algo que no sucedía desde 2008, en la segunda victoria de José Luis
Rodríguez Zapatero, antes de la caída de Lehman Brothers.
El
bipartidismo se recupera, en poco más de una legislatura se han evaporado los
4,1 millones de votos que Ciudadanos sumó en abril de 2019, cuando aspiraba a
dar el sorpaso al PP. Y la izquierda a la izquierda del PSOE reinventada en Sumar
parte con 3,3 millones de votos, todavía muy lejos de los cinco millones y los
76 escaños de Podemos en 2016.
La
votación apunta algunas pistas para futuras citas electorales: en Euskadi, por
ejemplo, EH Bildu se disputa el liderazgo del nacionalismo empatado con el PNV,
cuando falta menos de un año para las elecciones vascas.
En
Catalunya, el bloque independentista se ha desplomado. El PSC es primera
fuerza, Sumar alcanza la segunda posición, por delante de ERC y Junts. El PP es
cuarta fuerza con seis escaños y la CUP desaparece.
Y
pese a ese hundimiento y al peor resultado electoral de su historia reciente,
el 23J que supuestamente iba a enterrar el sanchismo deja en manos de Junts el
futuro del país: coalición de izquierdas o repetición electoral.