lunes, 28 de septiembre de 2015

DEFINITIVAMENTE: ¡¡SOY RADICAL!!

Dedicado a Esperanza Aguirre.

Soy radical, lo reconozco. Mea culpa. No puedo evitarlo, es una enfermedad crónica que padezco. No sé cómo curarla. No me vale ya taparme los ojos. He probado de todo y no me ha funcionado. Padezco recaídas cada vez más agudas y frecuentes.

Reconozco que estoy radicalmente en contra de la corrupción, de que unos cuantos se forren a costa del dinero de todos. Estoy radicalmente en contra de que se rescate a los banqueros mientras se desahucia a los pobres desgraciados que ya no pueden pagar sus hipotecas. Estoy radicalmente en contra de que paguen más quienes menos tienen. Estoy radicalmente en contra de privatizar lo que debería ser siempre público.

Estoy radicalmente a favor de los derechos humanos, de que éstos no sean papel mojado. Estoy radicalmente en contra de gobiernos que gobiernan para minorías en vez de para la mayoría. Estoy radicalmente en contra de partidos políticos que incumplen sistemáticamente sus programas electorales al día siguiente de recibir la confianza del electorado, o que se permiten el lujo de ni siquiera presentar un programa. Estoy radicalmente en contra de un sistema donde el voto es prácticamente un cheque en blanco. Estoy radicalmente en contra de estas “democracias” donde el voto normalmente sirve de bien poco, donde sólo puede servir excepcionalmente cuando, en crisis agudas y prolongadas, surgen nuevos partidos que pretenden cambiarlas radicalmente para que sean reales.

Soy un demócrata radical. Creo que el pueblo debe tener todo el poder posible, cuanto más mejor. Pienso que la democracia debe siempre existir allá donde haya convivencia humana, que debe llegar a todos los rincones de la sociedad, incluso a su centro de gravedad: la economía. Creo radicalmente que la verdad sólo puede abrirse camino cuando puede enfrentarse cara a cara, en igualdad de condiciones, a la mentira.

Estoy radicalmente en contra de medios de comunicación sumisos al partido político gobernante de turno o al poder económico. Estoy radicalmente en contra de todo tipo de manipulación, de la desinformación practicada por grandes medios de comunicación que en verdad son de adoctrinamiento ideológico.

Estoy radicalmente a favor de la prensa libre e independiente. Estoy radicalmente a favor de la igualdad de oportunidades, de la libertad. Sólo es posible la libertad en la vida en sociedad con la igualdad en las relaciones sociales. Creo que el ADN de la democracia verdadera es la igualdad de oportunidades, entre las personas, entre las organizaciones, entre las ideas.

Soy radical porque creo que hay que ir a la raíz de los problemas. No basta con podar el árbol podrido, hay que cambiarlo. De un árbol podrido sólo pueden surgir ramas podridas.

Estoy radicalmente en contra de un sistema donde unas pocas personas acumulan tanta riqueza como países enteros, donde unos pocos no saben en qué gastar su fortuna mientras millones y millones de personas no pueden subsistir dignamente, satisfacer sus necesidades más básicas. Creo que este hecho atenta radicalmente contra el sentido común y la más elemental ética. Estoy radicalmente en contra de todo tipo de explotación.

Estoy radicalmente en contra de toda forma de esclavitud. Creo que la humanidad puede avanzar mucho más cuando todos los individuos que la componen se respetan mutuamente, se puede conseguir más con la colaboración, con la motivación, que con la imposición o el miedo. Estoy radicalmente en contra de todo tipo de opresión, de todas las dictaduras, sean cuales sean las formas, sofisticadas o burdas, que puedan tomar.

Creo en una democracia real que no consista en elegir cada x años a sus dictadores. Estoy radicalmente en contra de que alguien sea jefe de Estado por el simple hecho de tener cierto apellido. Esto atenta radicalmente contra la esencia de la democracia: la igualdad de oportunidades. Estoy radicalmente a favor de que todos los cargos públicos sean elegibles, responsables ante la ciudadanía por sus actos y revocables. Estoy radicalmente en contra de que haya personas por encima de la ley, irresponsables e inviolables.

Estoy radicalmente a favor de que siempre haya un programa político y éste sea un contrato de obligado cumplimiento por parte de los políticos. Porque creo que si no es así la democracia se vacía de contenido. ¿De qué sirve votar a alguien si luego puede hacer lo que le da la gana? La voluntad popular en democracia debe ser radicalmente sagrada. Es la esencia de la soberanía popular.

Estoy radicalmente en contra de un sistema donde impera la ley del más fuerte. Creo que la civilización, precisamente, se debe regir por otras reglas radicalmente distintas. En la civilización debe imperar la solidaridad, y no el egoísmo. Estoy radicalmente en contra de un sistema que pone en peligro la subsistencia de la especie humana, en permanente guerra consigo misma y con la naturaleza. Estoy radicalmente en contra de todo tipo de violencia. De la violencia física, psicológica, económica, social,… Decía Gandhi que la pobreza es la peor forma de violencia. Estoy radicalmente de acuerdo con él.

Estoy radicalmente en contra de gobiernos que declaran guerras con la oposición de su pueblo. Creo, en esto tal vez sea incluso más radical, que es posible erradicar algún día las guerras y la pobreza. Es más, pienso que si el ser humano no aprende a convivir en paz consigo mismo y con el resto de la naturaleza se expone muy seriamente a su propia autoextinción.

Creo radicalmente en un mundo mejor. Pienso que ¡sí se puede! Creo que el ser humano tiene suficiente inteligencia para tomar las riendas de su propio destino. Creo radicalmente en la democracia, en que el destino de la humanidad debe estar en manos de toda ella. Creo radicalmente que el ser humano no sólo es capaz de conocer el funcionamiento del Cosmos sino que es capaz también de poner orden en su propio planeta, de desarrollar un sistema social que le permita, por fin, pasar del primitivismo a la verdadera civilización. Creo que es necesario y posible cambiar.

Pienso que nada es perfecto. Que todo es siempre muy mejorable. En esto soy también muy radical.


¡Qué se le va a hacer! Menos mal que existen personas como Esperanza Aguirre, lúcida como pocos seres humanos, la conciencia de la humanidad, que nos puede servir de antídoto contra esta enfermedad contagiosa que padecemos cada vez más personas. Gracias Espe.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

VICTO JARA EN EL 42 ANIVERSARIO DE SU ASESINATO

Se cumplen 42 años del asesinato de Víctor Jara, el cantor de la democracia chilena, ejecutado en el Estadio Nacional de Chile. Uno de los acusados del asesinato de Víctor Jara será juzgado en EE UU

¿No os sucede que la mayoría de los días pasáis por alto las pequeñas cosas: la belleza de las calles y las aceras, del invierno, la cálida mirada de las limpiadoras del metro?... Luego aparecen los días perdidos en el bolsillo de un pantalón, recoges la casa y un disco te devuelve a la vida real
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Tengo 66 años y me siento más joven cada día, quedan tantas cosas por hacer, por reír, por vivir... el tenía 41 cuando le mataron.

Hace 40 años torturaron y asesinaron impunemente a una generación entera de chilenos. Lo recuerdas porque, en la vida real, los mismos que patrocinaron el golpe de Pinochet siguen invictos, aniquilando iraquíes, afganos o somalíes, y no entiendes muy bien cómo se puede liberar a alguien matándole antes o vendiendo armas a quien es un asesino.

Incluso parece gracioso que el mismo fastuoso general fuese aplaudido, amnistiado, por haber masacrado a infames como Víctor Jara que se atrevieron a cantar canciones al pueblo, a enarbolar la poesía como arma de futuro; por enseñarnos a amar esas pequeñas cosas que hacen que un país, una ciudad, sea una, grande y libre no por su petróleo, las empresas o los ridículos destinos imperiales, sino por su paisanaje.

Deberíamos pensarlo cada vez que salimos a la licha, pensar que realmente estamos armados, "las palabras son el espejo de la acción", decía Solón. Él mismo pareció presagiar su final en 1966 en su Canción del soldado: ‘’Soldado, no me dispares / soldado. Yo sé que tu mano tiembla / soldado, no me dispares. / ¿Quién te puso las medallas? / ¿Cuántas vidas te han costado? / Dime si es justo soldado / con tanta sangre, ¿quién gana? / Si tan injusto es matar, / ¿por qué matar a tu hermano?".

"Tú eres ese maldito cantante, ¿no?", le dijo un suboficial al tiempo que lo golpeaba en la cabeza, lo derribaba y le pateaba el vientre y las costillas. Llamó a los guardias y añadió: "No permitan que se mueva de aquí. Éste me lo reservo". Después, Víctor fue trasladado al sótano donde se le ve fugazmente en un pasillo, el mismo en el que con tanta frecuencia se había preparado para cantar, ahora cubierto de sangre y tumbado en un suelo lleno de orina y excrementos.

Al día siguiente, viernes 14 de septiembre, Víctor, ligeramente recuperado, preguntó a sus amigos si alguien tenía lápiz y papel y comenzó a escribir su último poema. Víctor garabateaba a toda prisa e intentaba registrar parte del horror al que se estaba dando rienda suelta en Chile, a fin de que el mundo lo supiera.

Al borde de la histeria y perdido el dominio de sí, el oficial apodado "El Príncipe" le golpeó y le gritó: "Canta ahora si puedes, hijo de puta". Después de cuatro días de sufrimiento, la voz de Víctor sonó en el estadio para cantar un verso de "Venceremos", el himno de la Unidad Popular.

A continuación, fue golpeado y evacuado a rastras para someterle a la última etapa de su agonía. Un grupo de guardias fue a buscarlo y él le pasó el papelito a un compañero, que lo escondió en el calcetín mientras se lo llevaban. Cada uno de los amigos intentó aprenderse de memoria el poema a medida que era escrito para poder sacarlo del estadio. No volvieron a ver a Víctor.

(Fragmento del libro Víctor Jara, una canción inacabada, de su viuda Joan Turner. Ediciones B).

Luego le cortaron los dedos, la lengua y le machacaron las manos, para que no pudiera tocar más su guitarra, ni trovar por los chilenos. Y su cuerpo apareció con 44 impactos de bala. ¿Cuánto odio?, demasiado para un pobre cantor que recorría los pueblitos cantando a los niños pobres.

Luego piensas de qué madera tendría que estar hecho un tipo que en medio de la tortura escribe un verso y canta para apaciguar a sus compañeros presos, y te sientes ínfimo, aunque feliz, fuerte por no perder la memoria y hacerle vivir.

Agradecido por hacerte recordar la esencia que nos hace humanos y no animales. Con ganas de gritar, de cantar: "No me asusta la amenaza, patrones de la miseria, la estrella de la esperanza continuará siendo nuestra".


Aquel 16 de septiembre de 1973 Víctor Jara no murió, sólo le cortaron las manos y ya no puede tocar su guitarra. Su voz sigue intacta.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

EL OBISPO DE LAS MAMADAS

La Iglesia Católica siempre se ha caracterizado por querer meterse en nuestras camas, en nuestros momentos de intimidad con nuestras parejas, en nuestras relaciones sexuales. Nunca ha respetado nada, ni ha sabido comprender que las personas somos seres libres para optar por lo que nos dé la gana, siempre y cuando no hagamos daño al prójimo.

El surrealista y vergonzoso libro publicado por el arzobispado de Granada, escrito por la periodista italiana Costanza Miriano, titulado, “Cásate y sé sumisa”, viene a confirmar esas injerencias en nuestras vidas de esta tropa de sotanas, crucifijos, rosarios, flagelaciones y amigos invisibles envueltos en luces y coronas.

Las perlas del libro financiado por el arzobispo, Francisco Javier Martínez, metido a consejero matrimonial, son muchas, demasiadas para que quepan todas en este artículo, tan fuertes como decir textualmente que, “Mujer, practicarás felaciones a tu marido siempre que te lo ordene. Pero cuando lo hagas, piensa en Jesús. Recuerda: ¡No eres una pervertida!”.

Esta pretensión de un tipo que se supone que no hace el amor con nadie, que por su celibato desconoce el placer sexual, el amor, el cariño, el arte de entregarse a las pasiones, se ame o no se ame. la verdad es que resulta altamente insultante para millones de mujeres y hombres, que tenemos el derecho de hacer con nuestros cuerpos lo que queramos, sin que nadie se meta por medio a marcarnos lo que debemos hacer y de qué forma.

El arzobispo Martínez no respeta, es intolerante, como toda su institución o al menos la oficial, no la de los religiosos y religiosas que si trabajan por la gente desfavorecida, que son incapaces de meterse en la vida personal de nadie, porque basan su credo en el que cada persona tiene el derecho a la intimidad y a la dignidad.

El concepto de “Mujer” de esta institución sigue siendo caduco y medieval, muy parecido a otras creencias a las que tanto critican los sectores reaccionarios de la sociedad, empezando por el Partido Popular, entidades antiabortistas, etc., que atacan a los talibanes, a los islamistas por no respetar los derechos de las mujeres, cuando ellos actúan y piensan en muchos casos de la misma forma.

El título del libro lo dice todo, habla de “sumisión”, de pleitesía al macho, ese es su concepto de familia, la mujer para las tareas domésticas y para follar o mamarla pensando en Cristo cuando al marido le apetezca. Unos postulados que insultan a la inteligencia, que ofenden, que agreden, que humillan a las mujeres, que pretenden inculcarnos un modo de vida anquilosado en los tiempos de la Santa Inquisición, donde la Iglesia torturó, violó y asesinó a millones de seres humanos en todo el planeta.

Las palabras del arzobispo denotan odio, machismo, violencia, exigiendo la obediencia femenina a las necesidades maritales, incluso “Sin derecho al descanso”, porque según dice “Dios la ha puesto al lado del marido”, “Ese santo que te soporta a pesar de todo. Obedece y sométete con confianza” o “Sé una mujer del siglo XXI. Práctica el coito de espaldas. Así mientras tanto podrás aprovechar para planchar”.

Hasta ahora este libro no ha sido rectificado por la entidad para la que trabaja este individuo, lo cual quiere decir que lo acatan y que forma parte de la filosofía de la mayor secta de la tierra.
    
De la misma forma que tampoco han sido capaces de pedir perdón por su colaboración directa en el holocausto franquista en España, de su implicación directa con los nazis, con el genocidio sobre millones de judíos, comunistas, anarquistas, republicanos, personas discapacitadas…, exterminadas en los campos de concentración alemanes, el apoyo directo a dictaduras tan sanguinarias como la argentina, la chilena, la uruguaya, que asesinaron a cientos de miles de activistas de la izquierda y la defensa de la democracia.


La falta de vergüenza del “arzobispo de las mamadas”, como ya se le conoce popularmente, es una muestra de la degradación infernal de la Iglesia, de cómo se han alejado de la defensa de los derechos sociales y civiles, de la tolerancia con las personas que pensamos diferente, de cómo se burlan de la evolución humana, del avance hacia un mundo más igualitario y fraterno, donde mujeres y hombres podamos ser libres y felices