No debemos caer en idealizaciones fáciles de
otros países. Por ejemplo, la deuda
pública alemana es superior a la española, igualmente, ocurre con otros
países ricos u otros socios de la UE y la OCDE. Tenemos ejemplos como: EEUU,
Japón, Reino Unido, Francia, etc. Todos ellos, con un endeudamiento público
superior al español.
Podemos
ver, nuevamente, que no importa el tamaño de la deuda – o saltarse el ‘techo de
déficit’ como hizo Alemania, impunemente, durante varios años – sino el poder
que se posee.
Otro
ejemplo más: La deuda de los länder – Estados federados – alemanes es del 20%
del PIB; en cambio, la de sus equivalentes españoles, las CCAA, como hemos
dicho, asciende a un 13% del PIB. Además, los länder tienen un endeudamiento per cápita que dobla al de las
Comunidades Autónomas españolas.
Los
distintos Gobiernos alemanes han ido reduciendo los niveles de vida de sus
ciudadanos y precarizando las condiciones laborales – mini-empleos a 400 euros,
temporalidad, salarios que tienen que ser completados por ayudas sociales –
provocando una fractura social y un fracaso político, que con subsidios
sociales a parados de larga duración intenta maquillar un paro real que
llegaría al 15%.
Alemania
ha copiado el modelo de empleo precario, temporal y parcial de EEUU donde el
paro real – maquillado en las estadísticas oficiales – se encuentra cercano al
23% y la miseria alcanza al 25% de la población.
En
Alemania, se ha producido un enorme trasvase de riqueza de los trabajadores a
sus clases altas, que han utilizado éstos recursos económicos para invertir en
diversas burbujas especulativas: EEUU, España, Portugal, Irlanda, Grecia, etc.
Situación que ha llevado al rescate con dinero público de estas inversiones
privadas fallidas.
Aunque,
Alemania lleve las riendas de la política europea y sea la nación más favorecida
por el euro (€) cuya política está orientada a favorecer la financiación, el
comercio y las exportaciones alemanas, no es Alemania quien nos ‘rescata’.
Alemania en concepto de financiación ha recibido 556.000 millones más de lo que
se ha gastado.
En
el Fondo de Rescate europeo, Alemania, sólo contribuye con el 27%, Italia con
el 19% y España con el 13% – que equivale, en realidad, al 29,8% por nivel de
riqueza –. Por tanto, ponemos
proporcionalmente más dinero que Alemania a nuestro supuesto propio rescate.
Aunque
los españoles seamos dados al haraquiri, el fustigamiento, la culpabilidad, el
sentimiento de ser únicos,… No es así en el mundo real. Hay centenares de casos
de burbujas inmobiliarias (conocidos son los casos de EEUU, Japón, Reino Unido,
Francia, Irlanda, etc.) y financieras.
El
último caso de país afectado por una colosal burbuja inmobiliaria es Holanda
donde el 25% de las hipotecas tienen un valor superior al de las viviendas, la
deuda hipotecaria supera el 100% del PIB y la deuda privada alcanza el 250%.
Nada que envidiar a España.
Ni
el BCE ni la FED son entidades independientes. Aunque, la propaganda lo repita
hasta la saciedad. Estas entidades como otros organismos internacionales (FMI,
OCDE, BM, OMC, OIT… y, cómo no, la Unión Europea) son los instrumentos para
imponer al mundo los objetivos de bancos, grandes empresas y fortunas. Diréis:
acusación gratuita. Veamos por qué no lo es:
Los
bancos centrales se mueven de espaldas a los ciudadanos, con total opacidad,
sin atenerse a las Leyes y sin ningún control democrático. Desde 2008, han
entregado a los bancos más de 18 billones de dólares – más del 25% del PIB
mundial – para salvar entidades que deberían haber desaparecido: Bank of
America, Goldman Sachs, CitiGroup, JP Morgan, etc. En el caso del BCE ha
inyectado a los bancos europeos más de 1,6 billones. Pero, curiosamente, esto
no es despilfarro ni supone un gasto excesivo.
Es
lógico que no haya crédito cuando billones de euros están siendo destinados a
tapar las inversiones especulativas fallidas de bancos y multimillonarios. Éste
es el verdadero objetivo de las políticas actuales en una carrera hacia delante
de la codicia.
Sin
embargo, el dinero destinado a la economía productiva – la única que crea,
realmente, empleo y riqueza – se ha reducido en más de un 50%, constituyendo un
irrisorio 0,5% del PIB europeo.
Si
caen los bancos o un millonario no se puede comprar otro yate nuevo o se
arruina por codicioso no ocurre nada, pero sí no se cuida la educación, el
empleo, los servicios públicos, las pensiones, la sanidad, etc. Un país entra
en el caos, la pobreza masiva y la depresión permanente. En estos momentos estamos aceptando el empobrecimiento masivo a cambio
del enriquecimiento de una minoría.
Se
ha aceptado acríticamente o, incluso, peor, justificado por muchos y contra
toda razón o lógica, que el BCE financie a los bancos – rescatados con dinero
público – al 0 o 1% de interés sin ningún tipo de contrapartida…
En
cambio, el BCE castiga al Estado español (pequeñas empresas y ciudadanos) con
la obligación de financiarse a través de los bancos, que este mismo Estado ha rescatado
con dinero de todos los ciudadanos españoles, a tipos cercanos al 7% o, en
Grecia al 25%. Si esto no es un saqueo de las arcas públicas, un desvío y una
malversación de dinero público clarísimo, unos delitos gravísimos y un
incentivo perverso a la mala gestión, a la impunidad y a la irresponsabilidad,
no sé qué es.
Los
bancos son rescatados con dinero público, no quiebran, no son liquidados y sus
responsables no afrontan ningún tipo de consecuencias. Las familias son
desahuciadas, casi 400.000 desde 2008, a 517 desahucios diarios en 2012.
Pierden su casa y sus ahorros, además, la deuda permanece y será perseguida. En
muchos casos por ‘fondos buitres’.
Pero
¿no existe la dación en pago? Nuevamente, nada más lejos de la realidad. Las
promotoras e inmobiliarias son invitadas por los bancos a entregar sus pisos y
promociones con la consecuente extinción de la deuda, que será resarcida a los
bancos con dinero público. Los beneficios económicos generados por esta como
mínimo desastrosa gestión inmobiliaria – por no decir fraudulenta – no serán
reclamados.
“No hay dinero” Otra machacona y repetitiva
máxima de los responsables del fiasco financiero ¿Es eso cierto? Nada más lejos
de la realidad. Hemos visto que el dinero negado a los Estados y a las personas
es entregado por billones – sin reparos y sin control – a los bancos. También
vemos como los bancos, las grandes fortunas y empresas – altamente
subvencionadas con dinero público – han desviado 21 billones de dólares a los
Paraísos Fiscales; que en el caso de España se defraudan 88.500 millones
anuales; que el 23,3% de la economía española no se declara (244.000 millones);
que las grandes fortunas tributan al 1% y han visto como desaparecían o se
reducían los impuestos de Donaciones, Sucesiones o Patrimonio; que las grandes
empresas defraudan vía paraísos fiscales miles de millones o, directamente,
como Apple u otras no tributan.
En
España, se han reducido los impuestos a las grandes empresas y a las clases
altas – a las que corresponde la responsabilidad del 72% del fraude fiscal – e,
incluso, se ha producido una amnistía fiscal para favorecerles y no perseguir
estos delitos; mientras, se suben los impuestos, se bajan los salarios y se
reducen los servicios públicos a los trabajadores.
Por
tanto, el problema de España no es el exceso de gasto público, sino los
paupérrimos ingresos del Estado – aunque seamos el 4º país europeo con los
impuestos más altos – debido a que las élites económicas y empresariales
españolas, prácticamente, no pagan impuestos.
España
recauda el equivalente al 34% de su PIB, el promedio de la UE-15 alcanza el 44%
y en Suecia llegan al 54%. Esto es un ejemplo palmario de la consecuente
diferencia en el nivel de vida y los servicios públicos que nos separa.
Si
España tuviera una política tributaria como la sueca – que persiguiera el
fraude fiscal y los privilegios de una minoría multimillonaria – España
ingresaría cerca de 200.000 millones de euros anuales más.
Esta
reducción de ingresos del Estado tiene como objetivo que las mismas personas
beneficiadas por reducciones de impuestos, cuando no, directamente, por
favorecer el fraude fiscal, sean quienes, luego, financien al Estado mediante
la compra de deuda pública por la que reciben onerosos intereses. No sólo no pagan impuestos, sino que
reciben intereses…
La
afirmación exculpatoria que algunos esgrimen: ‘Hemos vivido como ricos’, no
parece consistente. Desde la llegada del euro la cesta de la compra ha subido
más de un 50%, la vivienda se ha encarecido desde 1997 un 500% y los salarios
medios reales han bajado desde 1994 más de un 10%.
La
verdad es que nos han hecho creer que éramos ricos, han fomentado el
endeudamiento para compensar que nos empobrecíamos rápidamente y teníamos que
pedir prestamos para acceder a bienes básicos – es cierto, que algunos, a no
tan básicos – necesarios para el funcionamiento de esta ‘economía suicida’.
¿La
gente no trabaja porque no quiere? No, es cierto. En 2008, había trabajo y
teníamos prácticamente pleno empleo. No hay que confundir trabajo con
explotación laboral. Trabajar 8 horas por 400 euros no es un trabajo y, además,
no da ni para vivir.
Del
mismo modo, hay que resaltar que a menores salarios, la población será más
pobre, el país obtendrá menores ingresos, siendo a su vez más pobre y los
beneficios repercutirán, únicamente, en una minoría.
Por
ejemplo, más del 50% de los jóvenes se encuentra en paro y 3/4 partes de los
que están trabajando lo hacen por menos del Salario Mínimo ¿Qué familia o
persona puede vivir con estos recursos? Las personas que están de acuerdo con
estos salarios de miseria deberían trabajar por ellos dando ejemplo y no
moralina.
Ante
los comentarios tan poco meditados que se realizan denigrando la situación de
los parados podemos recordar la bendición que supone este estado con el aumento
resultante de la ansiedad, la dependencia, el estrés, los sentimientos de
humillación, la pobreza, la malnutrición, la muerte precoz, los suicidios, etc.
El
trabajo no lo crean las reformas laborales. El trabajo se crea invirtiendo
recursos económicos. Con la última reforma laboral, no sólo, no se ha creado
empleo, sino que, se ha acelerado su destrucción. Los ERE pactados han crecido
un 72%, los no pactados un 782% y las personas afectadas por ellos un 50%.
El
objetivo de la Reforma Laboral no ha sido crear empleo, porque, ninguna reforma
crea empleo, sino abaratar el despido, empeorar las condiciones laborales y
acabar con los derechos laborales con la intención de crear una mano de obra
barata, abundante, sumisa y desprotegida.
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