Los
pueblos de Europa aún no se han enterado que el malo de Venezuela no es Maduro,
no es su Gobierno, ni el verdadero pueblo que le apoya. Ignoran que los
auténticos malos, son los EE UU que están proyectando y dirigiendo, desde hace
mucho tiempo, todo ese proceso hacía la derrota del “chavismo”, como en su día
la organizaron y derrotaron al Gobierno de Salvador Allende.
Los
malos son los grandes burgueses venezolanos y sus mellizos de vecindad, son las
clases medias engañadas y liadas “como la pata de un romano”, como se dejaron
liar y embaucar en Chile; son las pandillas de jóvenes alienados y comprados,
delincuentes y lumpen formados y capitaneados por fascistas niños de papá, para
que peleen contra sí mismos sin saberlo, enfrentándose a una “policía de
mazapán” que tiene prohibido zurrar como lo suelen hacer las policías de
Europa, y ya no hablemos de las policías latinoamericanas y de los sicarios que
actúan impunemente asesinando periodistas y activistas de la izquierda.
Reprimen y asesinan sin que haga falta que la gente esté apedreando y lanzando cocteles molotov a la policía o al
ejército. Ejército, del que los regímenes bananeros echan mano con la ligereza
y resultados que todos sabemos.
Es
triste que mucha de esa gente que se ha posicionado contra él Gobierno de
Maduro, no sea capaz de darse cuenta que se ha puesto de parte del horror y del
egoísmo de las grandes corporaciones económicas venezolanas y estadounidenses.
Esta
gente no sabe que inmediatamente que tomasen el poder (esperemos que no lo
consigan) Venezuela sería sumida en un infierno durante mucho tiempo. Los
avances sociales y económicos serían borrados, lo privatizarían todo, el
petróleo volvería a ser controlado por ellos y las clases medias, junto a las
clases populares, serían proletarizadas y explotadas con trabajos precarios,
(para los que los consiguieran) y míseros salarios, que es lo que está
ocurriendo en las zonas del mundo más avanzadas como sucede en el Estado español
y en casi toda Europa.
Principalmente
la televisión (el medio más eficaz que tienen en sus manos para llevar con
éxito la máxima de Goebbels, aquel nazi alemán ministro de propaganda) en
Europa todos los canales funcionan igual sin ni siquiera, mínima oposición que
diga lo contrario.
Los
locutores en cada momento del día repiten la mentira por todas partes, en cada
casa. Unos lo hacen de manera más sutil, más disimulada, otros, los más fachas,
no se cortan un pelo en vomitar odio, mentiras e insultos. Los periodistas de
radios y periódicos, también hacen cuanto pueden para mostrar su ideología
reaccionaria o para salvaguardar sus remuneraciones.
“A
mí, la verdad, Maduro NO me cae bien”, me responde un trabajador cuando le
pregunto a propósito su opinión de lo que ocurría en Venezuela. Momentos antes “mi interrogado” estaba
poniendo a “parir” al gobierno español y a Rajoy. Solo hizo falta hacerle ver quienes le
proporcionaban la información de lo que pasaba en Venezuela, para que
inmediatamente, de forma humilde y honesta, me reconociera su equivocación;
como no podía ser de otro modo.
Le
ilustré sobre el paradero de los dueños de esos medios de fabricar mentiras y
de sus fieles servidores: los gobiernos españoles repletos de corruptos, tanto
el anterior como el presente, esos que el criticaba porque habían modificado
las leyes laborales y bajado los salarios casi al siglo 19, los que han dejado
sin trabajo y prestaciones a millones de personas, los que han permitido los
desahucios de cientos de miles de familias dejándolas en situaciones
deplorables de desgracias, en las que los suicidios por desesperación e
impotencia, desde el 2009, han sido las más destacadas, si bien los más- media
lo han venido silenciando. Mientras que por otra parte usaban ingentes
cantidades económicas del pueblo, para regalárselas a los banqueros.
Tampoco
es casualidad que en estos complots de
corrupción, terror y muerte aparezcan siempre esos dos muñecos diabólicos
(Aznar y González) mostrando una y otra vez, su incondicional apoyo a la
reacción y al capitalismo. Toda esta mugre humana es la que nos muestra en
imágenes y nos explica quienes son los buenos y los malos que hay en el mundo.
Por
eso, cuando sus cadenas televisivas, sus periódicos y sus radios, nos dan
explicaciones de lo que ocurre en cualquier parte del planeta, y sobre todo en
base a política, economía y a problemas sociales de envergadura; para que no nos cuelen
falsedades, para acertar sobre lo que está ocurriendo; siempre hemos de pensar
y creer en todo lo contrario de lo que nos cuentan y enseñan en imágenes.
Por
eso también, quienes participaron en la asonada
de la embajada venezolana en Madrid, tuvieron todas las facilidades del
Gobierno español, con el visto bueno y apoyo del “niño” de Ciudadanos y de esos
otros dos “perlas”, Aznar y González, comprometidos siempre en estos
menesteres. Todo este contubernio permitió vía libre a la “procesionaria”
venezolana.
Y
como no podía ser de otro modo allí se encontraban grupos de la extrema derecha
española (Dios los cría y ellos se juntan)
que, al unísono con sus colegas venezolanos, estuvieron durante más de cinco horas, sin que nadie les
molestara, insultando, zarandeando y amenazando de muerte a los asistentes y a
las personas de Venezuela (víctimas de agresiones) que fueron a informar de lo
que de verdad está ocurriendo en su país, y de cómo, poderosas fuerzas
internacionales están tratando de que el pueblo venezolano no consiga construir
una sociedad más justa y solidaria. Eso que el chavismo llama “socialismo
bolivariano”.
Por
si no está claro de quienes son unos y otros en Venezuela (los reventadores del
acto de Madrid), corearon también el nombre de un conocido nuestro al grito de:
¡Franco, Franco, Franco!… Escenificaron una actuación agresiva e intimidatoria
(según explican algunos de los asistentes), que no envidiaba a las que
perpetraban en su tiempo los nazis en Alemania. Fue una demostración fascista
de cómo se violan las leyes internacionales en un “país bananero” como España.
Pues
bien, estos son los que cada día aparecen por todos los medios “informativos”
como los buenos de la “película” frente
a Maduro, frente a su legítimo Gobierno y al pueblo mayoritario que
pacíficamente lo viene defendiendo.
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