Hace ya tres años que decidí darme de baja en la militancia del Partido Socialista. Los hechos me han dado la razón en la mañana del debate entre los aspirantes a la Secretaría General, unas siglas históricas no pueden ser el pretexto para el conformismo con una organización que a lo largo de los últimos años ha ido abandonando poco a poco los principios ideológicos en los que se creó.
He leído la última propuesta programática presentada por Pedro Sánchez así como la de los otros dos pretendientes a la Secretaría general del PSOE, además de presenciar vía televisión el debate a tres y tengo ya definida mi posición al respecto y decidido el voto que, si yo fuera militante, depositaría en la urna el próximo día 21 y que a continuación explico razonadamente.
He leído la última propuesta programática presentada por Pedro Sánchez así como la de los otros dos pretendientes a la Secretaría general del PSOE, además de presenciar vía televisión el debate a tres y tengo ya definida mi posición al respecto y decidido el voto que, si yo fuera militante, depositaría en la urna el próximo día 21 y que a continuación explico razonadamente.
Como
miembro de la corriente Izquierda Socialista, en las anteriores primarias voté
por nuestro candidato Pérez Tapias por convicción propia de que era el más
cercano a mis planteamientos como socialista marxista que me considero. En este proceso de Primarias Izquierda
Socialista no presenta candidato propio, pero ningún socialista hoy puede ser
neutral, por tanto, mi voto sería de apoyo
crítico a Pedro Sánchez. Izquierda
Socialista ha venido siendo crítica con los errores de la dirección del PSOE
desde el 29 Congreso y lo debe seguir siendo.
Incluso
antes del dramático Comité Federal del 1/0, la cúpula del PSOE era vista por
muchos militantes y votantes como una burocracia que sufría un grado de
degeneración que le conducía cada vez más a integrarse en la maquinaria del
Estado burgués. Habiendo adoptado el lenguaje y las perspectivas ideológicas de
los grupos “progresistas” y “socio-liberales” abandonó el programa de la
socialdemocracia, como ha venido ocurriendo en toda Europa.
En
la medida que los capitalistas les arrastraban a posiciones del “reformismo sin
reformas”, claudicaron ante la Troika como hizo Zapatero. La dialéctica de los procesos revelaron que
bajo las presiones de los acontecimientos, las masas se rebelaron y le
volvieron las espaldas al PSOE creciendo la abstención, con lo cual ganó Rajoy
profundizando su ofensiva de ataques y recortes al incipiente “Estado de
Bienestar” que empobrecieron a las masas y las capas medias, acabando con gran
parte de los derechos adquiridos.
A
la vez que el Gobierno PP, al servicio
de la clase burguesa dominante, giraba a
la derecha buscando la adaptación “democrática” al neofascismo rampante de toda
Europa, con la Ley Mordaza, la Contra-Reforma Laboral, ataques y recortes a
Educación, Sanidad, Dependencia y demás servicios sociales, más quedaba la pusilánime dirección del PSOE suspendida
en el vacío, incapaz de ofrecer una alternativa creíble a los problemas
sociales que están sufriendo la clase trabajadora y la juventud.
Además,
la inercia temporal de los trabajadores desmovilizados por la desfasada
política sindical de pactos y consensos,
aplicada por las direcciones de UGT y CCOO, ha permitido a la burguesía,
su patronal y su gobierno del PP, jugar el papel actual sin que encontraran una
oposición contundente que se oponga,
bien con una lucha sindical masiva y contenida, utilizando incluso la
Huelga General o con una firme propuesta alternativa. Pero debido a la
pasividad Parlamentaria de una dirección política de las izquierdas que no
estuvieron a la altura de las circunstancias para defender a los sectores menos
favorecidos como corresponde a los partidos que se reclaman de los
trabajadores, provocó la debacle.
La
burocracia del PSOE ha venido manejando al Partido como si fuese sólo una
maquinaria electoral, despreciando a la militancia y permitiendo una
inactividad de las Casas del Pueblo,
toda vez que hace tiempo que la cúpula del PSOE había roto el cordón umbilical
que desde su fundación había mantenido con el sindicato UGT y las demás fuerzas
de los movimientos sociales.
Pero
con el estallido de la crisis del 1/0 las bases pasaron a la acción y tanto
militantes socialistas como votantes en general, empezaron un movimiento
ascendente intentando recuperar al Partido para ubicarlo en la izquierda de
nuevo, acercándose a las posiciones que había mantenido la corriente Izquierda
Socialista, pero todavía a una cierta distancia de su alternativa programática.
Analizando
brevemente la situación actual de los
dos sectores mayoritarios que han surgido en el PSOE, (además del grupo
minoritario del “conciliador Patxi”), entiendo que el encabezado por Susana es
el más cercano a la burocracia que representan las baronías, más proclives a la
abstención y a los pactos con C’s y con el PP como recomienda Felipe González,
encontrando fastidioso cualquier consulta o vida interna de la militancia,
sobre todo si exige una participación democrática y crítica a lo que ya no
están acostumbrados, porque sus posiciones chocan con la vitalidad crítica que
encuentran en las bases.
El
sector de Pedro Sánchez que es quién ha entendido mejor la realidad de las
exigencias de la militancia, a la vez que sufrió el ataque inmisericorde por el
“Comando 17 Dimisionario”, buscó apoyo en las bases rechazando las presiones de
la burocracia y de algunos potentes medios de comunicación que le amenazaron
con destruirle, como explicó él en TV. Entonces buscó el apoyo de la militancia
y se posicionó como el defensor de los trabajadores, prometiendo recuperar
nuestros derechos a una participación democrática, cuestión que ha puesto en un
brete a los adversarios que cuentan con el apoyo de la Gestora, que se ha
negado a ser imparcial en esta contienda, como debería haber hecho una
dirección democrática.
El
enfrentamiento está siendo tan tenso, que si continúa ese grado de virulencia
podrían hacer inevitable una escisión dentro del PSOE, pues existen signos de
un despertar del espíritu crítico de la militancia, que debido al abandono de
la práctica de un debate interno limpio e igualitario, que ha estado sesgado e
incluso negado durante demasiado tiempo, el método empleado ahora junto a la
escasa calidad de análisis y argumentos políticos, están provocando estragos y
un alto desprestigio de las direcciones por lo que los ciudadanos entienden que
es más bien una lucha fratricida por los puestos en la familia socialista.
En
este proceso, el grupo de militantes organizados en torno a Pedro Sánchez,
probablemente continuará dando pasos adelante como el núcleo mejor organizado
del ala que empieza a girar a la izquierda,
por ahora en busca de una “ nueva socialdemocracia ”, como explica en el
documento presentado, si consigue vencer
las trabas que está poniendo el aparato. Si no la encuentra o no lo dejan que
lo intente, muchos seguiremos luchando con ahínco por el “genuino socialismo y
la verdadera democracia”, representada por la corriente I. S. u otras
corrientes políticas en formación o que puedan surgir, dentro o fuera del PSOE.
En
caso contradictorio, si el sector que encabeza Susana Díaz, que cuenta con el
apoyo de las baronías y las simpatías declaradas de los poderes fácticos y sus
principales medios de comunicación, lograra alzarse con la victoria en las
Primarias o en el Congreso, la senda de la pasokización como en Grecia, o el
atajo abrupto tomado por el Partido Socialista de Francia hacia su bancarrota,
será un peligro al que habrán de enfrentarse los militantes.
Para
concluir: La Gestora y las baronías que les alentaron, tomaron partido el 1/0, lo que para muchos
fue un error, pero llegarán hasta el
final. En esta situación no se puede ser neutral y como decía el Abuelo Pablo
Iglesias, “en momentos clave hay que optar, o con la burguesía o con la clase
trabajadora: No se puede servir a dos amos a la vez”. Por tanto, el “buenismo” de Patxi es ahora
inútil e insuficiente para rescatar el Socialismo. O se apoya el giro a la
izquierda o tendremos PP para rato porque Pedro Sánchez representa a la
militancia y Susana Diaz a la burocracia. Debemos recordar también otras
palabras de alto calibre del “Abuelo Pablo”, cuando decía: “… elegid a los mejores y más capacitados y
vigiladlos como si fuesen canallas”.
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