La
Iglesia Católica siempre se ha caracterizado por querer meterse en nuestras
camas, en nuestros momentos de intimidad con nuestras parejas, en nuestras
relaciones sexuales. Nunca ha respetado nada, ni ha sabido comprender que las
personas somos seres libres para optar por lo que nos dé la gana, siempre y
cuando no hagamos daño al prójimo.
El
surrealista y vergonzoso libro publicado por el arzobispado de Granada, escrito
por la periodista italiana Costanza Miriano, titulado, “Cásate y sé sumisa”,
viene a confirmar esas injerencias en nuestras vidas de esta tropa de sotanas,
crucifijos, rosarios, flagelaciones y amigos invisibles envueltos en luces y
coronas.
Las
perlas del libro financiado por el arzobispo, Francisco Javier Martínez, metido
a consejero matrimonial, son muchas, demasiadas para que quepan todas en este
artículo, tan fuertes como decir textualmente que, “Mujer, practicarás felaciones a tu marido siempre que te lo ordene.
Pero cuando lo hagas, piensa en Jesús. Recuerda: ¡No eres una pervertida!”.
Esta
pretensión de un tipo que se supone que no hace el amor con nadie, que por su
celibato desconoce el placer sexual, el amor, el cariño, el arte de entregarse
a las pasiones, se ame o no se ame. la verdad es que resulta altamente
insultante para millones de mujeres y hombres, que tenemos el derecho de hacer
con nuestros cuerpos lo que queramos, sin que nadie se meta por medio a
marcarnos lo que debemos hacer y de qué forma.
El
arzobispo Martínez no respeta, es intolerante, como toda su institución o al menos
la oficial, no la de los religiosos y religiosas que si trabajan por la gente
desfavorecida, que son incapaces de meterse en la vida personal de nadie,
porque basan su credo en el que cada persona tiene el derecho a la intimidad y
a la dignidad.
El
concepto de “Mujer” de esta institución sigue siendo caduco y medieval, muy
parecido a otras creencias a las que tanto critican los sectores reaccionarios
de la sociedad, empezando por el Partido Popular, entidades antiabortistas,
etc., que atacan a los talibanes, a los islamistas por no respetar los derechos
de las mujeres, cuando ellos actúan y piensan en muchos casos de la misma
forma.
El
título del libro lo dice todo, habla de “sumisión”, de pleitesía al macho, ese
es su concepto de familia, la mujer para las tareas domésticas y para follar o
mamarla pensando en Cristo cuando al marido le apetezca. Unos postulados que insultan a la inteligencia,
que ofenden, que agreden, que humillan a las mujeres, que pretenden inculcarnos
un modo de vida anquilosado en los tiempos de la Santa Inquisición, donde la
Iglesia torturó, violó y asesinó a millones de seres humanos en todo el
planeta.
Las
palabras del arzobispo denotan odio, machismo, violencia, exigiendo la
obediencia femenina a las necesidades maritales, incluso “Sin derecho al
descanso”, porque según dice “Dios la ha
puesto al lado del marido”, “Ese santo que te soporta a pesar de todo. Obedece
y sométete con confianza” o “Sé una mujer del siglo XXI. Práctica el coito de
espaldas. Así mientras tanto podrás aprovechar para planchar”.
Hasta
ahora este libro no ha sido rectificado por la entidad para la que trabaja este
individuo, lo cual quiere decir que lo acatan y que forma parte de la filosofía
de la mayor secta de la tierra.
De
la misma forma que tampoco han sido capaces de pedir perdón por su colaboración
directa en el holocausto franquista en España, de su implicación directa con
los nazis, con el genocidio sobre millones de judíos, comunistas, anarquistas,
republicanos, personas discapacitadas…, exterminadas en los campos de
concentración alemanes, el apoyo directo a dictaduras tan sanguinarias como la
argentina, la chilena, la uruguaya, que asesinaron a cientos de miles de
activistas de la izquierda y la defensa de la democracia.
La
falta de vergüenza del “arzobispo de las mamadas”, como ya se le conoce
popularmente, es una muestra de la degradación infernal de la Iglesia, de cómo
se han alejado de la defensa de los derechos sociales y civiles, de la
tolerancia con las personas que pensamos diferente, de cómo se burlan de la
evolución humana, del avance hacia un mundo más igualitario y fraterno, donde
mujeres y hombres podamos ser libres y felices
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