jueves, 6 de marzo de 2014

EL CREPÚSCULO DE LA SOCIALDEMOCRACIA


Actualmente existen por todo el mundo numerosos partidos que se autodenominan socialistas, pero defienden políticas tremendamente alejadas de los postulados básicos del socialismo. Muchas veces se les llama partidos socialdemócratas. Ejemplos de partidos de ideología socialdemócrata que se hacen llamar socialistas son: el PSOE en España, el PS en Francia, o el Partido Socialista de Portugal.

No obstante, no todos los partidos social-demócratas se autodenominan socialistas, así en partidos como el Partido Socialdemócrata Alemán, la palabra socialdemócrata es el núcleo central del nombre del partido. Ahora bien ¿Qué es la socialdemocracia? ¿Cómo se originó? ¿Es lo mismo que el socialismo? ¿Es un movimiento de Izquierdas o de Derechas? A todo esto trataré de responder a lo largo de éste texto.

En el marco de la lucha entre el socialismo y el capitalismo, apareció una nueva facción dentro de la izquierda, una facción reformista que nace en el seno del, en aquel entonces, marxista Partido Socialdemócrata Alemán: La socialdemocracia, cuyo primer teórico es Eduard Bernstein.

Bernstein, en 1899, publica Las Premisas del Socialismo y las Tareas de la Socialdemocracia, libro en el que califica de erróneas las premisas de Marx y Engels y rechaza la revolución como medio para conseguir el socialismo, el cual debe alcanzarse mediante la reforma y el parlamentarismo. Es evidente que esta ideología daba la espalda a aspectos fundamentales del marxismo, pero no por ello era reaccionaria, seguía siendo un pensamiento de izquierdas que ocupaba ahora la posición de la izquierda reformista y moderada.

Las tesis de Eduard Bernstein fueron inicialmente rechazadas por el Partido Socialdemócrata Alemán pero, paulatinamente, sus defensores irían haciéndose con el control del partido. Esto provocó que el ala marxista, liderada por Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, se escindiera del partido para formar la Liga Espartaquista, partido que protagonizaría una revolución en 1919, que fue duramente reprimida por el gobierno de, nada más y nada menos, que el Partido Socialdemócrata Alemán. Muchos miembros de la Liga Espartaquista, entre ellos Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, fueron asesinados. El SPD frustró una revolución por el socialismo y contra el capitalismo. La socialdemocracia comenzaba a mostrar su cara reaccionaria.

Poco a poco, los socialdemócratas dejaron de hablar de burgueses y proletarios, de nacionalizaciones… comenzaron a defender el régimen capitalista, intentando darle un toque más humano: capitalismo, pero con sanidad pública; capitalismo, pero con negociación colectiva y derecho a huelga; capitalismo; pero con educación pública…De esta forma esperaban tener el apoyo de la clase trabajadora para la socialdemocracia y, por tanto, para el capitalismo, evitando así que el proletariado pudiera tener tentaciones revolucionarias. Así, la socialdemocracia pasa a defender el capitalismo y a rechazar el socialismo.

Pero aún había un último brillo izquierdista en la socialdemocracia europea de la segunda mitad del siglo XX. En Suecia, el primer ministro, Olof Palme, se opone ferozmente al neoliberalismo de Reagan y Thatcher, luchando por salvar los últimos restos izquierdistas de la socialdemocracia. Le costó la vida.

Olof Palme fue asesinado, nadie fue declarado culpable, y en 2011 su asesinato prescribiría y los culpables quedarían impunes, si bien es posible que alguno de los autores intelectuales de su asesinato esté ya criando malvas en alguno de esos verdes y planos cementerios de las películas americanas, enterrado entre barras y estrellas.

Con Olof Palme, murieron los últimos restos izquierdistas de la socialdemocracia. La socialdemocracia, otrora versión reformista del socialismo, se había convertido en defensora de los intereses del capitalismo: Luchaba contra las revoluciones socialistas, se oponía a la nacionalización de los sectores estratégicos de la producción, es más, su programa económico se basaba en la liberalización de la economía, el libre mercado, y la privatización de las empresas públicas. Dejó de defender a los trabajadores, y empezó a servir a la patronal.

Habitualmente se teñían de centro-izquierda incorporando a su programa medidas sociales que, dado su modelo económico, sabían que no iban a poder cumplir (Así que ibas a igualar la pensión mínima al salario mínimo… ¿Verdad, Felipe?; con que el pleno empleo… ¿No era eso lo que prometías, Zapatero?).

La socialdemocracia era ya completamente reaccionaria y de derechas. Las demostraciones más descaradas de este hecho fueron por un lado, la llamada Agenda 2010, del canciller Schröder, que suponía la implantación de medidas económicas profundamente capitalistas y la destrucción de los avances sociales conseguidos por los socialistas y los propios socialdemócratas, y por otro lado, la actuación de los partidos socialdemócratas europeos (incluyendo aquellos que tienen la enorme desfachatez de hacerse llamar socialistas) durante la actual crisis económica, donde rechazan definitivamente el capitalismo moderado de la escuela neokeynesiana , y buscan la solución en las posturas del capitalismo radical defendidos por la Escuela de Chicago de Milton Friedman (quién, por cierto, es el teórico del modelo económico defendido por gente de la talla del genocida y criminal de guerra George Walker Bush o de los ultraconservadores Reagan y Thatcher, además de haber sido el asesor económico del dictador y genocida Augusto Pinochet).

De esta forma, la socialdemocracia ha dejado de ser en la actualidad una herramienta útil para conseguir “la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes.” (programa máximo del PSOE)

En definitiva, la ideología socialdemocrata ha dejado de ser una vía útil para poder alcanzar una sociedad igualitaria, libre y solidaria: una sociedad SOCIALISTA.

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