martes, 30 de mayo de 2017

“LO DICE LA TELE: MADURO ES UN DICTADOR


Los pueblos de Europa aún no se han enterado que el malo de Venezuela no es Maduro, no es su Gobierno, ni el verdadero pueblo que le apoya. Ignoran que los auténticos malos, son los EE UU que están proyectando y dirigiendo, desde hace mucho tiempo, todo ese proceso hacía la derrota del “chavismo”, como en su día la organizaron y derrotaron al Gobierno de Salvador Allende.
Los malos son los grandes burgueses venezolanos y sus mellizos de vecindad, son las clases medias engañadas y liadas “como la pata de un romano”, como se dejaron liar y embaucar en Chile; son las pandillas de jóvenes alienados y comprados, delincuentes y lumpen formados y capitaneados por fascistas niños de papá, para que peleen contra sí mismos sin saberlo, enfrentándose a una “policía de mazapán” que tiene prohibido zurrar como lo suelen hacer las policías de Europa, y ya no hablemos de las policías latinoamericanas y de los sicarios que actúan impunemente asesinando periodistas y activistas de la izquierda. Reprimen y asesinan sin que haga falta que la gente esté apedreando  y lanzando cocteles molotov a la policía o al ejército. Ejército, del que los regímenes bananeros echan mano con la ligereza y resultados que todos sabemos.
Es triste que mucha de esa gente que se ha posicionado contra él Gobierno de Maduro, no sea capaz de darse cuenta que se ha puesto de parte del horror y del egoísmo de las grandes corporaciones económicas venezolanas y estadounidenses.
Esta gente no sabe que inmediatamente que tomasen el poder (esperemos que no lo consigan) Venezuela sería sumida en un infierno durante mucho tiempo. Los avances sociales y económicos serían borrados, lo privatizarían todo, el petróleo volvería a ser controlado por ellos y las clases medias, junto a las clases populares, serían proletarizadas y explotadas con trabajos precarios, (para los que los consiguieran) y míseros salarios, que es lo que está ocurriendo en las zonas del mundo más avanzadas como sucede en el Estado español y en casi toda Europa.
Principalmente la televisión (el medio más eficaz que tienen en sus manos para llevar con éxito la máxima de Goebbels, aquel nazi alemán ministro de propaganda) en Europa todos los canales funcionan igual sin ni siquiera, mínima oposición que diga lo contrario.
Los locutores en cada momento del día repiten la mentira por todas partes, en cada casa. Unos lo hacen de manera más sutil, más disimulada, otros, los más fachas, no se cortan un pelo en vomitar odio, mentiras e insultos. Los periodistas de radios y periódicos, también hacen cuanto pueden para mostrar su ideología reaccionaria o para salvaguardar sus remuneraciones.
“A mí, la verdad, Maduro NO me cae bien”, me responde un trabajador cuando le pregunto a propósito su opinión de lo que ocurría en Venezuela.  Momentos antes “mi interrogado” estaba poniendo a “parir” al gobierno español y a Rajoy.  Solo hizo falta hacerle ver quienes le proporcionaban la información de lo que pasaba en Venezuela, para que inmediatamente, de forma humilde y honesta, me reconociera su equivocación; como no podía ser de otro modo.
Le ilustré sobre el paradero de los dueños de esos medios de fabricar mentiras y de sus fieles servidores: los gobiernos españoles repletos de corruptos, tanto el anterior como el presente, esos que el criticaba porque habían modificado las leyes laborales y bajado los salarios casi al siglo 19, los que han dejado sin trabajo y prestaciones a millones de personas, los que han permitido los desahucios de cientos de miles de familias dejándolas en situaciones deplorables de desgracias, en las que los suicidios por desesperación e impotencia, desde el 2009, han sido las más destacadas, si bien los más- media lo han venido silenciando. Mientras que por otra parte usaban ingentes cantidades económicas del pueblo, para regalárselas a los banqueros. 
Tampoco es casualidad que en estos complots  de corrupción, terror y muerte aparezcan siempre esos dos muñecos diabólicos (Aznar y González) mostrando una y otra vez, su incondicional apoyo a la reacción y al capitalismo. Toda esta mugre humana es la que nos muestra en imágenes y nos explica quienes son los buenos y los malos que hay en el mundo.
Por eso, cuando sus cadenas televisivas, sus periódicos y sus radios, nos dan explicaciones de lo que ocurre en cualquier parte del planeta, y sobre todo en base a política, economía y a problemas sociales de  envergadura; para que no nos cuelen falsedades, para acertar sobre lo que está ocurriendo; siempre hemos de pensar y creer en todo lo contrario de lo que nos cuentan y enseñan en imágenes.
Por eso también, quienes participaron en la asonada  de la embajada venezolana en Madrid, tuvieron todas las facilidades del Gobierno español, con el visto bueno y apoyo del “niño” de Ciudadanos y de esos otros dos “perlas”, Aznar y González, comprometidos siempre en estos menesteres. Todo este contubernio permitió vía libre a la “procesionaria” venezolana.
Y como no podía ser de otro modo allí se encontraban grupos de la extrema derecha española (Dios los cría y ellos se juntan)  que, al unísono con sus colegas venezolanos, estuvieron  durante más de cinco horas, sin que nadie les molestara, insultando, zarandeando y amenazando de muerte a los asistentes y a las personas de Venezuela (víctimas de agresiones) que fueron a informar de lo que de verdad está ocurriendo en su país, y de cómo, poderosas fuerzas internacionales están tratando de que el pueblo venezolano no consiga construir una sociedad más justa y solidaria. Eso que el chavismo llama “socialismo bolivariano”.
Por si no está claro de quienes son unos y otros en Venezuela (los reventadores del acto de Madrid), corearon también el nombre de un conocido nuestro al grito de: ¡Franco, Franco, Franco!… Escenificaron una actuación agresiva e intimidatoria (según explican algunos de los asistentes), que no envidiaba a las que perpetraban en su tiempo los nazis en Alemania. Fue una demostración fascista de cómo se violan las leyes internacionales en un “país bananero” como España.
Pues bien, estos son los que cada día aparecen por todos los medios “informativos” como los buenos de la  “película” frente a Maduro, frente a su legítimo Gobierno y al pueblo mayoritario que pacíficamente lo viene defendiendo.

lunes, 22 de mayo de 2017

UN SOPLO DE ESPERANZA


El batacazo de la baronesa que aspiraba a ser la reina del PSOE ha sido clamoroso. Su breve intervención televisada, tras consumarse su derrota, para casi todos inesperada, ha reflejado la soberbia y prepotencia de quien aún no podía creerse que ¡ella! hubiera perdido sin alcanzar siquiera el 40% de los votos cuando Sánchez (a quien ni siquiera ha nombrado) ha pasado del 50.
Seguirá utilizando a Andalucía para su ambición personal, ahora como trinchera: ha repetido varias veces en su monólogo televisado que es ¡ella! la que ha ganado aquí, es decir, la que seguirá mandando en el PSOE-A. Ha pasado por alto que ha conseguido de los pesoistas andaluces 2.000 votos menos que los avales que presentó. Significativo, desde luego.
Está cantado un todavía mayor acercamiento a Ciudadanos y una todavía mayor beligerancia que hasta ahora hacia Podemos. Los tiburones heridos pueden dar coletazos mortíferos.
Junto a Doña Susana, los militantes del PSOE, o al menos algo más de la mitad de estos, han liquidado (o esa ha sido claramente la intención) a todo el "aparato" que consumó el golpe de mano que defenestró a Sánchez hace ocho meses y se instaló en la gestora para permitir el gobierno de Rajoy con el aplauso de la mayoría de los medios de prensa y televisión, encabezados por el grupo PRISA.
Han enterrado también a Felipe González, Alfonso Guerra, Rubalcaba, Bono, Zapatero y otros "históricos" que han sido los padrinos de la que se presentaba, por esto mismo, como la única Ganadora posible. Sea ello en buena hora y a ver si desaparecen de una vez del escenario político, lo que para algunos no será demasiado sacrificio ya que viven en los consejos de administración o de asesores de grandes corporaciones trasnacionales.
Pero conviene no equivocarse: el PSOE, como cualquier otro partido que pretendiera resucitar la socialdemocracia más allá de las palabras, está condenado al fracaso, sea cualquiera el líder que elija. Porque en la actual época de dominación del capital financiero globalizado no existe posibilidad de practicar ningún tipo de keynesianismo (de Estado "redistributivo").
La diferencia principal entre un PSOE encabezado por Sánchez y un PSOE dirigido por Díaz es que aquel podrá tratar de mantener durante más tiempo la ficción de ser una "alternativa a la derecha", apuntalando el bipartidismo dinástico de la alternancia, y este (si hubiera ganado ella) se habría mostrado más claramente como una mala copia de esa derecha.
Los militantes del PSOE que realmente se sientan de izquierda comprobarán esto más pronto que tarde. Y entonces tendrán que preguntarse qué hacen ellos en un partido como ese".

miércoles, 17 de mayo de 2017

SI ADEMÁS DE SOCIALISTA, FUERA MILITANTE DEL PSOE …


Hace ya tres años que decidí darme de baja en la militancia del Partido Socialista. Los hechos me han dado la razón en la mañana del debate   entre los aspirantes a la Secretaría General, unas siglas históricas no pueden ser el pretexto para el conformismo con una organización que a lo largo de los últimos años ha ido abandonando poco a poco los principios ideológicos en los que se creó. 

He leído la última propuesta programática presentada por Pedro Sánchez  así como la de los otros dos pretendientes a la Secretaría general del PSOE, además de presenciar vía televisión el debate a tres y tengo ya definida mi posición al respecto y decidido el voto que, si yo fuera militante, depositaría en la urna el próximo día 21 y que a continuación explico razonadamente.
Como miembro de la corriente Izquierda Socialista, en las anteriores primarias voté por nuestro candidato Pérez Tapias por convicción propia de que era el más cercano a mis planteamientos como socialista marxista que me considero.  En este proceso de Primarias Izquierda Socialista no presenta candidato propio, pero ningún socialista hoy puede ser neutral, por tanto, mi voto sería de  apoyo crítico a Pedro Sánchez.   Izquierda Socialista ha venido siendo crítica con los errores de la dirección del PSOE desde el 29 Congreso y lo debe seguir siendo.
Incluso antes del dramático Comité Federal del 1/0, la cúpula del PSOE era vista por muchos militantes y votantes como una burocracia que sufría un grado de degeneración que le conducía cada vez más a integrarse en la maquinaria del Estado burgués. Habiendo adoptado el lenguaje y las perspectivas ideológicas de los grupos “progresistas” y “socio-liberales” abandonó el programa de la socialdemocracia, como ha venido ocurriendo en toda Europa.
En la medida que los capitalistas les arrastraban a posiciones del “reformismo sin reformas”, claudicaron ante la Troika como hizo Zapatero.  La dialéctica de los procesos revelaron que bajo las presiones de los acontecimientos, las masas se rebelaron y le volvieron las espaldas al PSOE creciendo la abstención, con lo cual ganó Rajoy profundizando su ofensiva de ataques y recortes al incipiente “Estado de Bienestar” que empobrecieron a las masas y las capas medias, acabando con gran parte de los derechos adquiridos.
A la vez que el Gobierno PP,  al servicio de la clase burguesa dominante,  giraba a la derecha buscando la adaptación “democrática” al neofascismo rampante de toda Europa, con la Ley Mordaza, la Contra-Reforma Laboral, ataques y recortes a Educación, Sanidad, Dependencia y demás servicios sociales, más quedaba  la pusilánime dirección del PSOE suspendida en el vacío, incapaz de ofrecer una alternativa creíble a los problemas sociales que están sufriendo la clase trabajadora y la juventud.
Además, la inercia temporal de los trabajadores desmovilizados por la desfasada política sindical de pactos y consensos,  aplicada por las direcciones de UGT y CCOO, ha permitido a la burguesía, su patronal y su gobierno del PP, jugar el papel actual sin que encontraran una oposición contundente que se oponga,  bien con una lucha sindical masiva y contenida, utilizando incluso la Huelga General o con una firme propuesta alternativa. Pero debido a la pasividad Parlamentaria de una dirección política de las izquierdas que no estuvieron a la altura de las circunstancias para defender a los sectores menos favorecidos como corresponde a los partidos que se reclaman de los trabajadores,  provocó la debacle.  
La burocracia del PSOE ha venido manejando al Partido como si fuese sólo una maquinaria electoral, despreciando a la militancia y permitiendo una inactividad  de las Casas del Pueblo, toda vez que hace tiempo que la cúpula del PSOE había roto el cordón umbilical que desde su fundación había mantenido con el sindicato UGT y las demás fuerzas de los movimientos sociales.
Pero con el estallido de la crisis del 1/0 las bases pasaron a la acción y tanto militantes socialistas como votantes en general, empezaron un movimiento ascendente intentando recuperar al Partido para ubicarlo en la izquierda de nuevo, acercándose a las posiciones que había mantenido la corriente Izquierda Socialista, pero todavía a una cierta distancia de su alternativa programática.
Analizando brevemente la situación actual  de los dos sectores mayoritarios que han surgido en el PSOE, (además del grupo minoritario del “conciliador Patxi”), entiendo que el encabezado por Susana es el más cercano a la burocracia que representan las baronías, más proclives a la abstención y a los pactos con C’s y con el PP como recomienda Felipe González, encontrando fastidioso cualquier consulta o vida interna de la militancia, sobre todo si exige una participación democrática y crítica a lo que ya no están acostumbrados, porque sus posiciones chocan con la vitalidad crítica que encuentran en las bases.
El sector de Pedro Sánchez que es quién ha entendido mejor la realidad de las exigencias de la militancia, a la vez que sufrió el ataque inmisericorde por el “Comando 17 Dimisionario”, buscó apoyo en las bases rechazando las presiones de la burocracia y de algunos potentes medios de comunicación que le amenazaron con destruirle, como explicó él en TV. Entonces buscó el apoyo de la militancia y se posicionó como el defensor de los trabajadores, prometiendo recuperar nuestros derechos a una participación democrática, cuestión que ha puesto en un brete a los adversarios que cuentan con el apoyo de la Gestora, que se ha negado a ser imparcial en esta contienda, como debería haber hecho una dirección democrática.
El enfrentamiento está siendo tan tenso, que si continúa ese grado de virulencia podrían hacer inevitable una escisión dentro del PSOE, pues existen signos de un despertar del espíritu crítico de la militancia, que debido al abandono de la práctica de un debate interno limpio e igualitario, que ha estado sesgado e incluso negado durante demasiado tiempo, el método empleado ahora junto a la escasa calidad de análisis y argumentos políticos, están provocando estragos y un alto desprestigio de las direcciones por lo que los ciudadanos entienden que es más bien una lucha fratricida por los puestos en la familia socialista.
En este proceso, el grupo de militantes organizados en torno a Pedro Sánchez, probablemente continuará dando pasos adelante como el núcleo mejor organizado del ala que empieza a girar a la izquierda,  por ahora en busca de una “ nueva socialdemocracia ”, como explica en el documento presentado,  si consigue vencer las trabas que está poniendo el aparato. Si no la encuentra o no lo dejan que lo intente, muchos seguiremos luchando con ahínco por el “genuino socialismo y la verdadera democracia”, representada por la corriente I. S. u otras corrientes políticas en formación o que puedan surgir, dentro o fuera del PSOE. 
En caso contradictorio, si el sector que encabeza Susana Díaz, que cuenta con el apoyo de las baronías y las simpatías declaradas de los poderes fácticos y sus principales medios de comunicación, lograra alzarse con la victoria en las Primarias o en el Congreso, la senda de la pasokización como en Grecia, o el atajo abrupto tomado por el Partido Socialista de Francia hacia su bancarrota, será un peligro al que habrán de enfrentarse los militantes. 
Para concluir: La Gestora y las baronías que les alentaron,  tomaron partido el 1/0, lo que para muchos fue un error,  pero llegarán hasta el final. En esta situación no se puede ser neutral y como decía el Abuelo Pablo Iglesias, “en momentos clave hay que optar, o con la burguesía o con la clase trabajadora: No se puede servir a dos amos a la vez”.   Por tanto, el “buenismo” de Patxi es ahora inútil e insuficiente para rescatar el Socialismo. O se apoya el giro a la izquierda o tendremos PP para rato porque Pedro Sánchez representa a la militancia y Susana Diaz a la burocracia. Debemos recordar también otras palabras de alto calibre del “Abuelo Pablo”, cuando decía:  “… elegid a los mejores y más capacitados y vigiladlos como si fuesen canallas”. 
       

jueves, 11 de mayo de 2017

PSOE: ALGO MAS QUE UNAS PRIMARIAS


El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha funcionado como la columna vertebral del régimen de la Transición. No sólo le ha aportado legitimidad democrática, sino que sirvió de factor de estabilidad ante las grandes crisis de Estado como después del intento de golpe de Estado del 23F o los atentados islamistas del 11M. Por otro lado, hasta fechas muy recientes, contaba con una importante implantación territorial en todas las Comunidades Autónomas, a diferencia del PP que en Catalunya y Euskadi desempeñaba un papel marginal.
La triple crisis económica, político-institucional y territorial en la que estamos inmersos, ha impactado directamente contra esta formación que, desde la caída de José Luis Rodríguez Zapatero, no sólo ha ido perdiendo, en términos globales, apoyos electorales, sino que éstos se concentran en las regiones meridionales del país. Además, sus apoyos se ubican preferentemente en zonas rurales y entre los sectores de población de más edad, perdiendo el favor de amplios segmentos de la juventud progresista. Estos factores contribuyen a explicar el ascenso de Podemos que prácticamente ha empatado con el PSOE con cinco millones de votos.
Así, pues, podría afirmarse que el partido socialista se ha convertido en la caja de resonancia de la crisis de las estructuras políticas del régimen del 78. De ahí, también, la importancia de las primarias que enfrentan a Susana Díaz, Patxi López y Pedro Sánchez cuyo desenlace está cargado de consecuencias políticas que van más allá de las estrictas fronteras del partido.
Las dos últimas elecciones generales reafirmaron este papel central del PSOE en el sistema de partidos español. En ambos comicios, a pesar de quedar en segunda posición a gran distancia del PP, pero a corta diferencia de Podemos, dispuso de la llave de la gobernabilidad. Hemos de recordar que, entonces, Pedro Sánchez tras la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba fue el candidato del aparato frente a Eduardo Madina que encarnó el impulso regeneracionista. Justamente la situación inversa a la actual, donde Madina se ha alineado con el aparato y Sánchez se postula como el candidato de las bases y de la renovación del partido.
En las primeras generales, Sánchez acató las directrices del comité federal, que vetó un pacto con Podemos y con los independentistas catalanes, así que sólo le quedó la opción de Ciudadanos, precisamente la formación que da apoyo a Susana Díaz en Andalucía.
Fracasada esta opción, tras las segundas elecciones, cuando intentó desmarcarse de sus mentores y ensayó un acuerdo con Podemos y los independentistas catalanes fue fulminado por un golpe palaciego, cuyo pistoletazo de salida fue dado por Felipe González, el buda viviente socialista. Así se constituyó una gestora, a la hechura de la presidenta andaluza que, con la oposición del PSC y un puñado de diputados del PSOE, permitió con su abstención la investidura de Rajoy.
En principio, la situación de Sánchez evoca vagamente el destino de Josep Borrell que venció en las primarias al candidato del aparato, Joaquín Almunia, pero que poco después hubo de renunciar al cargo por unas filtraciones sobre la corrupción de algunos de sus colaboradores y que las malas lenguas atribuyeron al propio aparato del partido.
 Sánchez, a diferencia de Borrell, ha decidido plantar cara a los poderes fácticos del PSOE, presentándose como el candidato de las bases, propugnando un giro a la izquierda del partido y apostando por una aproximación a Podemos, pues sin un acuerdo entre ambas formaciones será imposible que la izquierda pueda desbancar al PP.
En sentido radicalmente contrario se postula Susana Díaz que, en el acto de presentación de su candidatura, se presentó arropada, prácticamente sin excepciones, por los pesos pesados del aparato del partido. La presidenta andaluza apuesta por el mantenimiento del status quo y por sostener al PP mediante un pacto encubierto de gobernabilidad que ha ido funcionando hasta que la inminencia de las primarias ha obligado al grupo parlamentario a marcar distancias con Rajoy para favorecer las opciones de la presidenta andaluza.
Finalmente, Patxi López aparece como la tercera vía, el hombre bueno capaz de recomponer la unidad del partido entre las polaridades encarnadas por Díaz y Sánchez. Está por ver si los apoyos a López perjudicarán a algunos de los contendientes, de manera que serían determinantes para decantar la balanza a favor de alguno de ellos. Aunque resulta muy difícil adivinar a cuál de ellos puede favorecer o perjudicar.
Resulta difícil pronosticar el resultado de estas trascendentales primarias, sobre las que planea la sombra del pucherazo. En principio, el contexto político general parece favorecer las opciones de Sánchez; aunque podría darse el caso que el ex secretario general del partido fuese el preferido de los votantes y Díaz la favorita de los militantes. Y no hemos de olvidar que en estas primarias sólo votan los militantes.
En cualquier caso, una eventual victoria de Sánchez desencadenaría un terremoto interno en el partido de difícil gestión. Para empezar, la mayoría de diputados del grupo parlamentario socialista y los barones territoriales están alineados con Díaz. Por tanto, si Sánchez ganase las primarias, debería asumir una especie de reconstrucción integral del partido, erizada de dificultades, pues se enfrentaría a la oposición tanto del grupo parlamentario y de los barones territoriales, algunos de los cuales como Emiliano Gargía-Page ya han advertido que abandonarían el partido si Sánchez se alzase con la victoria. Una perspectiva que, incluso, podría conducir a la escisión.
Si, superando estos obstáculos, Sánchez se hiciese con el control efectivo del partido, Ciudadanos se vería obligado a endurecer su relación de principal sostén parlamentario del PP ya que el PSOE realizaría una oposición frontal al PP y ello pondría aún más de manifiesto el papel subalterno de la formación naranja respecto al partido hegemónico de la derecha española. Además, se acrecentarían las tentaciones de Rajoy de convocar elecciones anticipadas para disponer de una mayoría más holgada y recuperar el terreno cedido a Ciudadanos.
Por el contrario, la victoria de Díaz aseguraría la estabilidad institucional, pero facilitaría extraordinariamente que Podemos se aposentase como alternativa de izquierdas al PP, comprometiendo a largo plazo el futuro del PSOE. No parece que López tenga ninguna posibilidad de vencer en estas primarias, aunque como ya he indicado sus apoyos podrían ser decisivos para decantar la balanza.
En definitiva, el desenlace de las primarias socialistas resultará una prueba de la solidez de las estructuras del sistema de partidos del régimen de la Transición. Una victoria de Susana Díaz abundaría en la tesis que el sistema es prácticamente irreformable y que los cambios sólo pueden llegar mediante una ruptura. Si Sánchez fuese el vencedor se abriría una posibilidad, más bien remota, de que se produjesen cambios en la arquitectura institucional del régimen.