Hace
pocos días, ante la explosión de declaraciones en torno a la problemática de
las cláusulas suelo hipotecarias, la Consejera Delegada de Bankinter
(institución que dicho sea de paso ha obtenido unos beneficios superiores en un
30% durante 2016 con respecto al año anterior), María Dolores Dancausa,
afirmaba sin despeinarse cosas como ésta: "Está proliferando esa idea de que los
banqueros somos como los de Mary Poppins, los avaros que le estamos sacando el
dinero a la gente. No creo en esa banca, sino en la que financia sueños de la
gente cuando quiere comprarse una casa o crear una empresa".
¡Pobrecitos
bancos! Ellos, inocentes, limpios de toda culpa, que lo único que querían hacer
era financiar nuestros sueños, y hay que ver lo mal que los estamos valorando.
Ellos, incapaces de quedarse con el dinero de sus clientes...ellos, espejo de
toda la decencia...Pobrecitos, se han sentido como los malos de la película,
como esos villanos de Mary Poppins, como ese Banco Universal de la película
"Erre que erre" de Paco Martínez Soria. La verdad es que, tener que
leer o escuchar estas cosas, después de haber transcurrido casi una década de
crisis ("Y lo que te rondaré, morena", como dice nuestro refranero),
y haber contemplado todas las barbaridades, estafas, abusos, y crueldades de la
banca, clama al cielo. Según Dancausa, "la banca ha pagado con creces sus
errores, y ahora trata de hacer las cosas bien". Claro, debemos
ser nosotros, los clientes, "consumidores" y "usuarios",
que somos muy mal pensados, y muy rencorosos.
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el problema original en la clase política, que se puso al frente de las
antiguas Cajas de Ahorros, en vez de a profesionales, cuando todos sabemos que
el proceso de "bancarización" (en realidad, destrucción) de las
Cajas, mediante fusiones frías o calientes, durante la segunda legislatura del
ex Presidente Zapatero, no fue más que una maniobra para que los grandes bancos
privados se hicieran con el botín de las Cajas, anulando por completo su obra
social, su cercanía con los clientes y su distinta orientación del negocio.
La
Consejera Delegada se refirió a los tres focos de preocupación para el sector,
tales como el "regocijo" general que están produciendo las últimas
resoluciones judiciales que van en contra de la banca, la proliferación de los
negocios de reclamaciones, y el peligro que corre el mantenimiento de la
seguridad jurídica. Incluso tuvo la indecencia de poner el foco de atención
sobre los abogados que representan a sus clientes en estas reclamaciones contra
los bancos, porque asegura que muchas veces "se mezclan los casos de
personas que realmente merecen ser reparados con otros casos en los que se
estimula sin ningún tipo de escrúpulo que personas formadas y alfabetizadas se
declaren ignorantes y analfabetas". Parece ser que ahora los
cursos de "alfabetización" también incluyen el estudio de los
productos tóxicos de la banca. En esta misma línea se expresaba el Presidente
del Banco Sabadell, Josep Oliu, poniendo como ejemplo de la mala fe de su
clientela, el hecho de que "...¡Hasta algún notario nos ha
reclamado la cláusula suelo!" (en realidad, él se expresaba en
catalán). Como si los notarios no tuvieran igual derecho que cualquier otro
cliente. Quizá se olvidan de que el Tribunal Europeo ha condenado la mala fe de
la banca, no de sus clientes. María Dolores Dancausa insistió en que "se
está queriendo transmitir la idea de que la banca es perversa por
naturaleza".
Incluso
llegó a afirmar, en el colmo de la desfachatez, que "la banca podría quedarse
sin estímulos para vender productos y servicios por temor a que sean
reclamados". Y hasta se preguntaba: "¿Quién va a ser el valiente
que se va a dedicar a ese loable y lícito negocio que es ayudar a la gente a
cumplir ese sueño de su vida que es comprar una casa y poderla financiar?".
Quizá habría que aclararle a esta señora que su actividad no es ningún loable
ni lícito negocio, porque ni siquiera debería ser un negocio, ya que el
disfrute de una vivienda es, simplemente, un derecho humano. Exactamente un
Derecho Humano Fundamental, y no un objeto de mercancía.
Bien,
llegado este momento, sería conveniente recordarle algunas cosas a esta señora,
que tan bien representa los intereses de su sector empresarial. Para comenzar,
y como nos recuerda la PAH, esta sentencia que anula las cláusulas suelo es la
octava que el Tribunal Europeo ha dictado cuestionando la normativa hipotecaria
española. No es algo de lo que cuatro espabilados quieran aprovecharse, sino
que es una lucha que lleva mucha gente adelante, desde hace mucho tiempo, para
que salga a la luz pública toda la mierda que la banca comercializa. Han tenido
además la suerte de que esté gobernando la triple alianza neoliberal (PP + PSOE
+ C's), que se encarga muy bien de proteger los intereses de la banca, ya que
el Decreto aprobado recientemente no es más que otro conjunto de
consideraciones que ayudan al sector financiero a hacer frente a sus tropelías.
Básicamente,
el Decreto aprobado por estas fuerzas políticas no obliga a nada a la banca,
simplemente pone encima de la mesa (al igual que en ocasiones anteriores) una
especie de protocolo de "buenas prácticas", que deja al libre
albedrío de la banca casi todas sus decisiones. No en vano, los Gobiernos
españoles han transferido, durante ocho años, más de 350.000 millones de euros
de ayudas públicas, incluyendo inyecciones de capital y avales, además de otro
tipo de ayudas y rescates, para mantener a flote a estos indecentes banqueros,
muchos de ellos condenados ya en sentencia firme por haberse autoconcedido (el
colmo de la desvergüenza) indemnizaciones millonarias mientras la entidad caía
y era rescatada mediante fondos públicos, es decir, de todos los ciudadanos.
Una
banca que continúa con sus malas prácticas, desahuciando a las familias,
aumentando sus comisiones de forma descarada, practicando ERE hasta de miles de
empleados, cerrando sucursales, y manteniendo delegaciones en paraísos
fiscales. La banca privada, hoy día, junto con las grandes empresas, conforman
los grandes agentes del capitalismo transnacional. Los datos son realmente
impresionantes. Los seis principales bancos españoles ganaron 8.000 millones de
euros durante el primer semestre de 2015, un 48% por encima de los beneficios
registrados en el mismo período de 2014. Son las mismas entidades financieras
que después cierran sucursales y anuncian ERE, dejando en el desempleo a miles
de personas. Unos bancos que además (en el contexto europeo) disponen de barra
libre con el BCE, pero que a su vez cobran elevados intereses por comprar bonos
de deuda pública al Estado, garantizando un suculento negocio. Como vemos, la
banca nunca pierde.
Y
si extrapolamos datos y prácticas a nivel internacional, el asunto adquiere ya
matices realmente dramáticos. Las 28 instituciones financieras de importancia
sistémica a nivel mundial manejan unos 50 billones de dólares, contra un PIB
mundial de unos 75 billones. Si seguimos a este ritmo, llegará un momento en
que el dinero controlado por la banca supere al conjunto de la riqueza generada
mundialmente, es decir, por el conjunto de todos los países del globo. Si
hacemos un promedio, cada una de ellas dispone de 1,8 billones de dólares, una
cantidad superior, por ejemplo, al PIB de un país gigante como Brasil (1,5
billones). Y bajo las nuevas condiciones del capitalismo globalizado y
financiarizado, la forma principal de apropiación de riqueza ya no reside en la
producción o el comercio de ciertos bienes o servicios, sino en la especulación
con finanzas. Un genotipo económico diseñado para enriquecer de forma
escandalosa, desmesurada e irracional a unos pocos, mientras se condena a la
inmensa mayoría a la pobreza más absoluta.
Esta
gran "hidra" o complejo mundial bancario está interconectado, y
maneja el mercado cambiario, las tasas de interés, crean los productos tóxicos
por los cuales luego pagan los Estados (o sea, el conjunto de sus
ciudadanos/as), e influyen en las decisiones sobre los diseños de las políticas
económicas que se adoptan, modelando las relaciones de poder a su antojo. En
resumidas cuentas, estas peligrosas instituciones financieras dictan las
políticas no sólo del mundo de las finanzas, sino también de nuestras
democracias parlamentarias.
La
gran banca privada está además detrás del negocio del armamento, de los
paraísos fiscales, del blanqueo del dinero procedente de los más aberrantes
"negocios", y posee un repertorio de prácticas indeseables tan largo,
que relatarlo al completo nos exigiría unos cuantos artículos mas.
La
banca y sus think tanks neoliberales, con sus ejércitos de periodistas y
economistas a su servicio, están detrás de todos los informes que intentan
convencernos de la "insostenibilidad" de nuestros servicios públicos,
de nuestro sistema de pensiones, etc. Y ante todo este escandaloso escenario,
resulta que la Consejera Delegada de Bankinter, viene a que nos compadezcamos
de ellos, de estas empresas, a decirnos que no son tan malos, que ellos lo que
quieren es "financiar nuestros sueños". Son declaraciones donde
brilla con luz propia el más descarado cinismo y la desvergüenza más absoluta.
La banca es perversa, sí, señora Dancausa, pero nadie le obliga a ello. No se
hagan ustedes las víctimas. Para dejar de serlo, basta con revertir toda la
pléyade de abusos, malas prácticas, productos tóxicos, estafas, y mil variadas
prácticas más que llevan ejecutando durante décadas (en realidad, durante
siglos). En sus manos está cambiar su naturaleza perversa, y reorientar su
"negocio" hacia un negocio ético, humano, sostenible, respetuoso con
el medio ambiente, productivo y controlado, en vez de ser el criminal negocio
que ahora representan.
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