martes, 23 de junio de 2015

LA IZQUIERDA COMO MAL MENOR

La casta contra la multitud: se podía presumir a priori que era un simple eslogan publicitario de enganche, pero faltaba por confirmarlo. Podemos ha tenido que tragarse sus éticas palabras sanitarias iniciales y aliarse con el PSOE, incluso con IU, para formar gobiernos de etiqueta progresista o de izquierda tradicional en numerosos ayuntamientos y algunas comunidades autónomas. Por tanto, cabe decir que sigue funcionando el clásico binomio derecha-izquierda tan denostado en el primer discurso más o menos radical o altisonante de Iglesias y sus seguidores.

A pesar de la irrupción meteórica de Podemos, su media ponderada de votos a través de diversas fórmulas electorales se sitúa alrededor del 14 por ciento de apoyos efectivos, muy lejos de las proyecciones que anunciaban una presencia avasalladora en las instituciones del nuevo partido. El bipartidismo nacido tras el consenso de la transición posfranquista ha sufrido heridas considerables, sin embargo aún retiene la centralidad del tablero político aunque los adalides del cambio cuenten ahora con más resortes políticos y mayor presencia en los medios de comunicación.

Los movimientos de los últimos meses han dado la puntilla casi definitiva a IU, un daño colateral previsto, si bien nunca declarado expresamente, por los impulsores de Podemos y sus marcas secundarias o instrumentales. Por lo que respecta a Ciudadanos, lo esperado y anunciado a bombo y platillo: servirá de muleta para completar mayorías al PP y apoyará como muletilla de ocasión al PSOE cuando no exista la solución genuina de la derecha de siempre.

A vuelapluma este es el cuadro sinóptico político tras los comicios locales y regionales del 24M reciente. Sin excesivas sorpresas, más allá de los sensacionalismos vertidos en titulares grandilocuentes para escenificar una batalla política de mucha intensidad y elocuencia mediante palabras gruesas y sonoras y poca chicha en el debate ideológico, que se elude a conciencia para no meterse en honduras que puedan ser mal interpretadas o no entendidas cabalmente por el electorado potencial de izquierdas. La izquierda desde hace tiempo no tiene un modelo alternativo de sociedad porque continúa prisionera de una agenda marcada por las convenciones y los asuntos de referencia dictados por los gurús del neoliberalismo triunfante en las décadas precedentes desde la caída del Muro de Berlín.

La corrupción, un mal endémico y consustancial al capitalismo, se ha convertido en el tema-estrella y moral de Podemos, pero ahora han cambiado las tornas. La derecha hará uso de ella como arma arrojadiza contra sus adversarios, investigando minuciosamente los currículos de los nuevos actores políticos para hallar errores o dislates menores contra los que lanzar a degüello a su maquinaria de difusión masiva. De esta forma, se igualarán tuits ocasionales o declaraciones desafortunadas e implicaciones judiciales en curso por causas sociales y políticas, con evasiones fiscales, bárcenas, gúrteles, púnicas, eres, cobros ilegales, financiaciones irregulares, sinecuras de políticos retirados, sobresueldos ilegítimos, fraudes contra lo público, astronómicas jubilaciones de banqueros y empresarios de postín y demás fanfarria y morralla de corruptelas del PP y de sus contraparte bipartidista. Es lo que tiene confundir política con ética. El efecto boomerang ya está aquí y será repetido machaconamente hasta la extenuación para manchar a todas las izquierdas en liza.

Se acepta, sin mayor espíritu crítico, que el capitalismo es el fin de la historia. Fuera de él está el terrorismo, la radicalidad, la gauche divine y los recalcitrantes e irredentos marxistas. Se asume, por ende, que el régimen capitalista solo precisa de retoques mínimos legales, de mucha ética activista y de bastante sentido común, sin plantearse grandes proyectos a largo plazo sobre bases sociales e ideológicas distintas a las que sustentan la estructura económica de las punteras sociedades occidentales y sus émulos países emergentes.

Cuando tocan poder institucional, las nuevas izquierdas se dan de bruces con una rocosa realidad diseñada por las elites financieras mediante complejos entramados jurídicos nacionales e internacionales y resistencias fácticas a ceder capacidad de influencia a las capas populares. Ante una perspectiva tan renuente de las clases hegemónicas, los representantes de la nueva ola izquierdista optan por adoptar mecanismos de diálogo formal y gestos estéticos antisistema que lancen mensajes a la sociedad de que “sí se puede”, pero ya veremos cómo. Se reúnen de buen talante con los omnipotentes bancos y viajan como un trabajador normal en transporte público. No son criticables estos hechos bienintencionados, pero no serán suficientes para doblegar a los poderosos.

Desde hace algún tiempo, está instalada en la izquierda una tendencia irresistible a considerar al sistema capitalista como una estación término de llegada. Solo cuando se acercan elecciones, algunos discursos se radicalizan para prender mejor en la ciudadanía y despertar del letargo a gentes de izquierdas sumidas en el desencanto y en la pasividad sociopolítica. Esos mensajes vuelven a olvidarse tras el recuento de votos, regresando al redil del discurso políticamente correcto de esgrima florentina vacua e inútil por parte de los electos en nombre de la izquierda nominal.

Hoy estamos viendo, que las izquierdas plurales salidas de las urnas no aspiran a nada más que meros lavados de fachada del capitalismo, incidiendo en los efectos más notorias, mediáticos y perversos de la crisis sin analizar las causas sistémicas y profundas que provocan el paro, la pobreza, la precariedad, los desahucios y las privatizaciones de la sanidad y la educación públicas. Son respuestas estereotipadas oenegé que tendrán una repercusión social limitada y coyuntural.

Quedarse en los efectos, dejará a mitad de recorrido las expectativas creadas por la nueva izquierda. De esta manera, Podemos solo servirá como cantera para renovar nombres y apellidos en el PSOE, cumpliendo Ciudadanos un papel similar para el PP. Y el bipartidismo continuará en sus trece, con encalado veraniego blanquísmo y métodos con aroma a viejo.

Focalizar la acción política en la corrupción y los desahucios, sin vincular estos efectos y otros, como el desempleo y la precariedad laboral, a un todo ideológico es un error estratégico mayúsculo. Todos los efectos mencionados, y muchos más que están en la mente colectiva de modo subliminal, son causados por un modelo político denominado capitalismo, siendo unos y otros hijuelas de la misma madre, productos, en suma, de una filosofía estructural dividida en clases sociales.

Parar un desahucio es urgente y éticamente irreprochable. Dar de comer a los niños y niñas que pasan hambre merece todos los respetos. No obstante, avanzar hacia una sociedad más justa, solidaria y de iguales conllevaría chocar frontalmente con el poder establecido y sus usos de conveniencia más extremos: la fuga de capitales, el ordenamiento jurídico regresivo, la distribución inequitativa de la riqueza, la acumulación en pocas multinacionales y grupos de presión de los principales mass media y los valores ideológicos que ofrecen sustento y avalan los mensajes y prédicas de las clases propietarias.

Con solo mencionar a título buenista la unidad popular tan en boga en la actualidad no se va a confeccionar un programa alternativo, coherente y veraz que conecte con las masas trabajadoras en pos de una nueva sociedad menos competitiva y voraz que la que nos deja el neoliberalismo en retirada táctica. Volverá con otro nombre, eso seguro, pues siempre ha sido así en los recurrentes ciclos capitalistas desde su aparición histórica.

Los esfuerzos de Syriza en Grecia, luchando a brazo partido con el emporio capitalista de la globalidad, demuestran que sin el concierto internacional de las fuerzas progresistas, las políticas de la nueva izquierda servirán para salir a medio gas del trance de la crisis no afectando al nudo gordiano del entramado social y financiero del capitalismo heleno. El posibilismo izquierdista hará que la gente opte al poco tiempo por soluciones políticas clásicas de discursos moderados y tecnócratas asociados a líderes con carisma de salvapatrias paternalistas. Son ciclos ya conocidos resumidos en la banal frase de cambiar lo superficial para que nada cambie en las relaciones profundas del poder establecido.

Desde las izquierdas occidentales, el peculiar amor-odio que se profesa al sistema capitalista impide una visión de conjunto que nos haga atisbar una alternativa al mismo. Somos incapaces de ver más allá del nuevo modelo de móvil o de ordenador adquirido hace nada, del consumo de emociones instantáneas o de dejarnos arrastrar por el último viaje esotérico a los antípodas o el gol del último fichaje de nuestro equipo de fútbol favorito. Estamos constituidos de sensaciones transitorias y tuits rápidos y creativos que al hacerse virales elevan nuestra autoestima a cotas eróticas de ensimismamiento sideral.

La izquierda, por mucha literatura presuntamente sesuda o académica que así lo sancione, no se hace ni se constituye en las redes sociales ni acaba en una acción puntual por muy meritoria y moral que sea o se acredita sin ningún género de dudas en consultas primarias donde el debate es inexistente y el cartel mediático tiene todas las bazas para ganar. Esos son sucedáneos de izquierda que no hacen unidad popular así como así.

Sin una base común de rechazo frontal al régimen capitalista, todo intento de paliar los efectos más graves o espectaculares de la crisis actual se quedarán en agua de borrajas. Serán respuestas éticas intachables pero ingenuas, tanto como combatir con flores y poesías a todo un ejército de drones asesinos.


A pesar de lo expuesto, siempre mejor Carmena que Aguirre y Colau que Trías y Page que Cospedal y Kichi que Teófila. No obstante, atrincherarse en el mal menor o realismo complaciente con uno mismo es una actitud política condenada al fracaso a medio plazo por su lóbrega estrechez de miras ideológicas. ¿Hay vida más allá del capitalismo o nos conformaremos con seguir tirando hasta la siguiente crisis financiera?

jueves, 11 de junio de 2015

¿CIUDADANOS O SIERVOS?

El partido de la regeneración democrática y el “cambio sensato” ha cumplido con lo que se esperaba de él. Mejor dicho, con aquello por lo que lo habían impulsado a primera línea de la escena política aquellos que han financiado sus campañas y lo han mimado como a un hijo en sus medios. Si algún incauto elector pensaba de ellos otra cosa, que se haga mirar su nivel de inteligencia política porque no debe estar muy allá.

Nadie da duros a cambio de cuatro pesetas, y mucho menos cuando hablamos de los poderes financieros, el IBEX35 o los grandes medios de comunicación. Nosotros te financiamos, te patrocinamos y promovemos tu carrera; nosotros mandamos y nosotros ordenamos. Así actúa la mafia, siempre. Y Ciudadanos, a cumplir.

Sí, como bien saben ya, justo en la semana en que se ha conocido que hasta 140 personas, muchas de ellas altos cargos de la Junta y de la Administración andaluza, van a ser detenidos en una nueva fase de la conocida como “operación Edu” (fraude en los cursos de formación), el que probablemente sea el mayor escándalo de corrupción, por el volumen de dinero vinculado al mismo, de toda la historia del estado español y posiblemente de Europa, Ciudadanos ha hecho público su apoyo a la investidura de Susana Díaz, acabando así con la “incetidumbre” y la falta de “estabilidad” que tanto “preocupa”, según nos cuentan sus medios de propaganda, a los “mercados”.

Igualmente, una semana después de conocerse una nueva “fase” de la operación “Púnica”, que nada más y nada menos se llevó por delante a dos consejeros del gobierno madrileño en funciones, que ha tenido esta semana nuevas detenciones, registros, imputaciones, etc., y que se sabe ya que no será la última etapa de la misma, Ciudadanos votará a favor de la investidura de la señora Cifuentes en la Comunidad de Madrid.

En Valencia no hay nada concretado todavía, pero ya se sabe también que la presidencia de las Cortes Valencianas será para el PSOE con el apoyo de, oh sí, Ciudadanos. Y si los “rojos” insisten en no hacerle el juego al PSOE, en no pactar un gobierno que presida el PSOE, la opción PSOE con el apoyo del Ciudadanos y la abstención del PP, ahí está. Habrá que esperar unos días pero no sería ninguna sorpresa. Como no lo sería que en Murcia gobierne con su apoyo el PP, el corrupto y corrompido PP de Murcia.

Donde manda patrón, no manda marinero. Lo de Ciudadanos, en realidad, ha sido pura pantomima.  Desde un primer momento estaba cantado que le iban a dar el gobierno al PPSOE en todos y cada uno de los sitios donde su voto fuese necesario para ello, y en especial aquellos sitios donde el beneficiado por ello sea el PP. No vinieron a regenerar nada, vinieron a apuntalar el régimen. Para eso se los ha financiado y se los ha publicitado. O cumplen su parte o le pasan la factura. “No es nada personal, solo negocios”.

El País, de hecho, ya les daba, por si acaso, un primer aviso con su encuesta del  pasado domingo, que reducía sus expectativas de voto en más de 6 puntos y los situaba, de cara a las generales, como fuerza con aspiraciones de ser “bisagra”, a lo sumo. Y El País no se anda con chiquitas, sabe lo que hace. Metroscopia dice con sus encuestas-marca tendencias más que cualquier político con sus palabras. Ellos, claro, captan el mensaje y cumplen. Tienen que cumplir, ese era el “trato”.

Ciudadanos ha entrado en su “invierno” particular, y de cara a las generales no tiene la menor opción ya, pero ahora tiene que devolver los favores prestados a los que se rigen por las reglas de la mafia siciliana y están dispuestos en cualquier momento a apretar el botón de “no es nada personal, solo negocios”. “Rivera, paga lo que debes“, le han dicho. Y cuidado con tener la mínima iniciativa propia que pueda ir contra nuestros intereses, que Roma no paga a traidores, y la mafia IBEX35-PRISA mucho menos. A votar y a callar, Rivera. No te queda otra.

Aunque lo que estás haciendo ahora suponga una inmolación de tu partido, y lo sabes, no puedes hacer otra cosa. Sostener a los partidos corruptos del régimen en sus cargos es tu labor y la de tu  partido, evitando, en lo posible, toda opción de cambio real que pueda poner en riesgo los privilegios e intereses de quienes pagan tus campañas y promocionan tu imagen de niño bonito, sensato y responsable en los medios de los que son dueños y controlan al gusto. Para ellos no eres más que una pieza de usar y tirar que pueden sacrificar en cualquier momento ante el altar del régimen.

Ya han empezado a hacerlo, de hecho, y así seguirán mientras tu partido les pueda seguir sirviendo para algo. Cuando ya no les sirva para nada, apretarán el botón del “off” y tu “marca” volverá al basurero de la historia del que nunca debió haber salido.

Eso sí, para ti, amado líder, representante de todo poder centralizado y burocrático en la peor tradición de los partidos más autoritarios de la historia, tendrán un espacio reservado, y muy bien pagado, seguro. Algo de puerta giratoria a gran escala o tu reubicación como alto dirigente en alguno de sus partidos con aspiraciones de gobierno.

Lo que no sabemos es qué pensarán aquellos militantes de bien que puedan haber en tu partido cuando sean conscientes de ello, de que los estás engañando como a niños de teta, de que los estás usando para tus propios intereses personales y que, cuando tus amos quieran, dejarás que ellos se hundan mientras tú saltas del barco hacia tu nueva ubicación en el sistema de tus amos.

Por cierto, ya que estamos, para que esos militantes no se lleven grandes sorpresas cuando llegue el momento del sacrificio definitivo, un poco de memoria no viene mal.

Esto decías, señor Rivera, cuando el SAT hizo aquello de entrar en un par de supermercados para sacar algunos carros de comida y abrir con ello un necesario debate social sobres las consecuencias que la crisis-estafa del capital estaba teniendo en la vida de tantas y tantas personas en Andalucía, así como en el resto del estado español:

Ay señor Rivera, si es que el tiempo tiene la jodida manía de poner a todo farsante en su debido sitio.

IU no tuvo nada que ver con aquella acción, como bien sabemos. La acción fue del SAT y en ella participaron algunos de sus dirigentes que, efectivamente, en aquel momento formaban parte de IU. Dirigentes y militantes de la CUT que, pese a ser parte de IU, se opusieron desde un principio al pacto con el PSOE de los ERE, los cursos de formación, el populismo y el clientelismo corrupto en Andalucía.

En ningún caso apoyaron nunca gobernar con el partido-régimen de Andalucía, y siquiera votaron a favor de su investidura. La CUT estuvo en contra de aquel gobierno y, de hecho, fue aquel pacto de IU con la PSOE la principal razón por la que la CUT acabó tomando hace unos pocos meses la decisión de salir de IU. La CUT, además, por supuesto, con sus dos representantes actuales en el parlamento, en las filas de PODEMOS, ha estado también en contra de apoyar la investidura de este nuevo gobierno.

Usted, en cambio, ya hubiera apoyado entonces al PSOE de haber tenido su partido opción y ha apoyado ahora a Susanita que es exactamente lo mismo o peor que aquel gobierno del PSOE. Porque usted solo obedece órdenes de sus amos. Usted es un mentiroso, un golfo y un sinvergüenza que ha venido a la política a salvarle la cara al régimen y a sostener a los partidos corruptos en sus cargos. Pero se le acabará pronto el cuento. Hasta Rosa Díez tiene más futuro que usted. O mejor dicho, que su partido.


Porque usted, como decimos, tendrá su espacio reservado y muy bien pagado por los servicios prestados. Tiempo al tiempo.