miércoles, 26 de junio de 2013

EL FATALISMO DE LA RESIGNACIÓN


Como si se tratara de un impetuoso tsunami, el pesimismo está arrasando a toda la sociedad española. Según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado mes de diciembre, el 60% de las personas consultadas asume que la crisis tiene aún mucho trecho por delante. Pero eso, sin embargo no es lo peor. Los ciudadanos consultados llegan aún más lejos. La mayoría de ellos tienen la convicción de que en el curso del próximo lustro se producirá en España una auténtica catástrofe.

        La percepción de la ciudadanía consultada por el CIS es muy clara: aumentarán las dificultades para poseer una vivienda, se acrecentaran las diferencias sociales, se incrementará el número de personas sin hogar… Una gran mayoría,  tiene la convicción de que la calidad de la asistencia sanitaria caerá en picado, y que los servicios básicos de lo que  hasta ahora han denominado "Estado del bienestar" se esfumarán.

       El 60,9% de los encuestados que se encuentran en situación de desempleo consideran que no tienen ninguna posibilidad de encontrar un trabajo a lo largo del año 2013. Sólo un 30% de los desempleados preguntados auguraron que podrían conseguir un trabajo en el curso de los próximos 12 meses.

       Pero el pesimismo social no sólo cunde en las filas de quienes no reciben un ingreso mensual a cambio de su trabajo. El 16,9% de aquellos que siguen trabajando  apuntan como algo "probable" que en el curso del 2013 puedan perder su empleo. El 5% de ellos lo considera  "muy probable".

        Como réplica, el 13,3% de los españoles tiene esperanzas de que la situación mejorará, frente a un  50% que estima que el próximo año nos encontraremos aún peor. En relación a cómo nos encontrábamos hace un año, el 72,6 opina que la situación económica ha empeorado.

       ¿Por qué no se produce entonces, una rebelión social? Al analizar estas cifras, diríase que una buena parte de los habitantes del Estado español han asumido con  resignación la situación existente. Lo cual proporciona un diagnóstico realmente alarmante, pues nos sitúa ante una perspectiva en la que los actores sociales no articulan  voluntad alguna  de cambiar la realidad que los machaca.

Tal actitud ha sido históricamente característica de aquellas sociedades que, sufriendo enormes presiones provenientes del poder y de las clases sociales hegemónicas, dan salida a ese sufrimiento a través de explosiones sociales espontáneas,  que frecuentemente concluyen sin mayores consecuencias.

      El estado de ánimo que hoy domina al conjunto de la sociedad española es la expresión de un largo vacío político y organizativo  que se ha prolongado durante los últimos treinta y cinco años.

A lo largo de más de  tres decenios esta sociedad, y particularmente sus generaciones más jóvenes, no han encontrado referentes políticos ni sociales que los ayuden a interpretar ni la realidad social que están viviendo, ni los precedentes históricos que los han conducido hasta la situación actual.  

Ya son dos generaciones las que  afrontan inermes, sin instrumentos de análisis, sin herramientas para la acción,  una crisis sin precedentes en la historia del Estado español. Y aunque ahora con cierta lentitud, miles de jóvenes empiezan  a romper con la atonía política precedente, a cuestionar al sistema político y económico  resultante del llamado "consenso de la Transición", el conjunto de la ciudadanía, incluida la clase trabajadora,  continúa refugiándose en el fatalismo de la  resignación como única alternativa a sus males presentes.  No atisban, en suma, ningún horizonte de cambio, ninguna perspectiva movilizadora que abra la esperanza de una  sociedad nueva.

       Los asalariados  no se aperciben, tampoco, de su poder como clase, de su capacidad para ser sujeto determinante de los cambios que reclama dramáticamente el momento presente. No es esta una situación nueva, sino una sensación de incapacidad inducida tan vieja como la historia. Gracias a ella las clases sociales menos numerosas han podido ejercer durante siglos su dominio omnipotente  sobre las clases mayoritarias. 

       Tampoco es la consecuencia de  una especial  idiosincrasia  de las actuales generaciones, como pretenden argumentar algunos. Quienes alcanzaron su uso de razón después de desaparecido el dictador, no solo heredaron la desmemoria programada sobre las luchas y horrores del pasado, sino que también se les impuso cuál debía ser el  régimen político del futuro.

Todo ello formó parte del paquete de compromisos contraído entre  las cúpulas de los partidos de izquierda y los representantes del heredero del Dictador y de su dictadura, el rey Juan Carlos I. Reprocharles, pues,  a los  más jóvenes su actual desorientación política es, además de una injusticia histórica, una incalificable expresión de cinismo.

       La razón de las presentes debilidades es preciso encontrarlas  - además de en otros factores que no vienen ahora al caso - en la traición de los sindicatos y organizaciones políticas que tenían como cometido el cuestionamiento  permanente de un sistema caduco cuyo destino ha debido ser siempre su destrucción.

Lejos de ello, quiénes ostentaban formalmente la representación de las clases trabajadoras  se integraron progresivamente  en él,  legitimando de esa forma su existencia. ¿Cómo se va a esperar hoy que los asalariados tengan una percepción clara sobre quiénes son sus enemigos de clase? ¿Con qué derecho  se va a exigir que amplios sectores sociales comprendan que el sistema político y económico vigente no es más que una continuidad del que lo precedió? Recuperar el nexo con el pasado que quebró la Guerra Civil y los casi cuarenta años de dictadura que le siguieron es un camino que está todavía por recorrer.  

      En la historia, como en la vida personal,  las renuncias de ayer terminan, tarde o temprano, pasando inexorablemente la factura. Y esa es la que hoy todos estamos pagando.

domingo, 16 de junio de 2013

LA LEY WERT, ESCUELA DE ESPECULADORES Y DEFRAUDADORES


La reforma educativa del ministro Wert ha optado por convertir el “emprendimiento” en un programa estrella que se trabajará en todas las áreas en la ESO. Elimina los contenidos referidos a los derechos humanos y la igualdad de la asignatura Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, sustituyéndolos por la defensa de la iniciativa económica privada en la generación de riqueza y el fomento del espíritu emprendedor con su nueva asignatura Educación Cívica. Considera que no son apropiados los contenidos de la anterior asignatura, donde se analizaban las causas que provocan la violación de derechos humanos, la pobreza o la desigualdad, y ha optado así por eliminar cualquier alusión a los conflictos sociales y las desigualdades que se dan en nuestra sociedad.

A cambio extenderá por ley los programas de emprendedores que, desde infantil hasta bachillerato y FP, la mayor parte de las comunidades autónomas de gobiernos conservadores ya han puesto en funcionamiento.

La ingente cantidad de recursos invertidos en estos programas están dando resultados. Así lo asegura el consejero de educación de Murcia que presentó un estudio según el cual la mitad del alumnado de la comunidad autónoma de la región de Murcia quiere ser empresario. Es más, el consejero quiere extender la formación empresarial a todo el profesorado para que los docentes puedan enseñar en valores emprendedores desde cualquier área del currículo.

En Aragón se trata de realizar un proyecto de empresa viable con el apoyo de ocho talleres formativos en los que se enseña desde cómo detectar oportunidades de negocio hasta las herramientas de marketing online.

En Castilla y León se han volcado la Junta, los Ayuntamientos, las Diputaciones en promover este tipo de programas e iniciativas como el “Programa Educativo Pequeños emprendedores” cuyo hilo conductor es la “creación y gestión de una empresa escolar por parte de alumnos del tercer ciclo de primaria”. El programa oficial de la Junta, Educar para Emprender, con varios proyectos (Vitamina E y Aprende a Emprender) adaptados a cada etapa educativa de Primaria, ESO, Bachillerato y FP, se desarrolla con empresas y cámaras de comercio que incluso ya han elaborado materiales didácticos.

Uno de estos materiales, que el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León ha señalado su intención de introducir en los centros escolares, es el libro titulado Mi primer libro de Economía. Libro elaborado por una directora de la entidad financiera especializada en productos de inversión, “Inversis Banco”, que tiene entre su accionariado a Bankia.

Este libro, subtitulado ¡ahorro e inversión!, no enseña a los niños y niñas a desentrañar las causas de esta crisis que pagamos el 99% de la ciudadanía para que puedan seguir enriqueciéndose ese 1% que se dedica a las finanzas especulativas. Este manual no habla de una economía al servicio del bien común.

Parece que ya desde infantil se quiere enseñar a nuestros hijos e hijas a “invertir” en el mercado financiero, generando ya futuros “clientes cautivos” adiestrados en fondos de inversión, rentas variables y aquellos productos que venden estas entidades de especulación. Aprenderán a conocer a la “prima de riesgo”, el funcionamiento de la bolsa, el ciclo de la inversión. Normalizarán así estos contenidos, se entrenarán en estas destrezas y competencias y aprenderán los valores propios del mundo de la especulación y el pelotazo bursátil.

Una gran inversión de futuro. Porque como explica la propia autora, el objetivo no es otro que “acercar la cultura financiera para que sea accesible a niños de entre cinco y ocho años de edad. El libro busca formar con una base sólida a los futuros consumidores y ahorradores”.

Por eso ya no nos extraña que el PP, ante las denuncias interpuestas por los Inspectores de Hacienda, acusando al gobierno de que su amnistía fiscal ha servido para blanquear dinero obtenido ilícitamente (el caso Bárcenas es el más conocido), ha presentado una iniciativa parlamentaria para que los niños y niñas reciban educación financiera y tributaria en los colegios. Parece como si el PP hubiera hallado la solución al fraude enseñando fiscalidad a los niños desde los 11 años e introduciendo "conocimientos tributarios" en el currículo educativo.

Pero si "conocer el papel que cumplen los servicios públicos en la vida de los ciudadanos y reconocer la obligación de éstos de contribuir a su mantenimiento a través de los impuestos" figuraba en el temario de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, esta propuesta debe tener otra finalidad cuando se propone la eliminación de esta asignatura.

Sostiene el PP que con esta formación cumplirán con Hacienda al ser mayores, y se evitará así la corrupción al conocer sus obligaciones fiscales. Pero para no defraudar no es necesario tener formación fiscal, sino moral. Porque, como dice Rosa Montero, enseñar trucos fiscales a los niños sólo conseguirá convertirlos en unos defraudadores más competentes.

La propuesta plantea que "los niños de entre 11 y 18 años podrán entender y familiarizarse con conceptos como el de cuenta bancaria, fondo de pensiones, instrumento financiero, préstamo, hipoteca” para que puedan administrar "competentemente sus propios recursos". De tal forma que, al final de la Educación Secundaria, puedan "gestionar competentemente este ámbito de sus vidas, alentando a los ciudadanos a invertir sus ahorros de forma eficiente", reduciendo los riesgos de exclusión financiera, dice la Proposición no de Ley presentada por la diputada popular Matilde Asian.

Esta diputada ha inventado un nuevo concepto: la exclusión financiera, de forma paralela a lo que es la exclusión social. Parece como si quien no invirtiera en la especulación, corriera el riesgo de ser un “excluido financiero”. Un riesgo que hay que prevenir cuanto antes, a través de la educación pública. No sólo formar a los niños y niñas para ser empresarios, sino para que sepan invertir en bolsa y no corran el riesgo de ser excluidos… de las finanzas.

Hemos pasado así de aquellas transversales de “educación para la igualdad”, “educación para la convivencia”, etc., a estas nuevas transversales de “educación para el beneficio” y “educación para la especulación”. ¿Acabaremos construyendo un país de empresarios especuladores? Ya lo decía la bruja Averías: ¡viva el mal, viva el capital!

viernes, 7 de junio de 2013

ESCRACHES Y TERRORISMO


El Partido Popular está indignado porque el Parlamento Europeo ha concedido el premio “Ciudadano Europeo 2013” a La Plataforma de Afectados por la Hipoteca, a pesar de haber sido concedido por unanimidad de un jurado de cinco miembros en el que había dos del Partido Popular Europeo.

Tanta es la indignación que Carlos Iturgaiz,  eurodiputado europeo del PP ha calificado de "escándalo" y "verdadero desatino" el premio para la PAH al considerar que se trata de una "organización violenta" y con "muy poco talante democrático" por organizar escraches contra los políticos.

El PP debería hacer algún esfuerzo para evitar la ligereza con que usa las palabras terrorismo o terrorista. Si no, habremos de pensar que echa de menos a ETA que, a falta de otros méritos, servía para forjar, a la contra, la idea de un dirigente, individual (Aznar) u orgánico (el PP) con atributos incontestables de salvador de la patria. Y para identificar con la banda armada cualquier forma de disidencia (los independentistas, el 15M, los mineros) que no se plantee en una queja por escrito y guardando la cola. No están nada lejos aquellos días en los que el PP llamaba al gobierno socialista, con decenas de víctimas, en sus filas, de las balas y las amenazas etarras, «amigo de los terroristas».

Es un mecanismo muy tentador porque libera a quien gobierna de la carga de la crítica, porque disuade a los adversarios y bloquea el debate. Un chollo. Por eso no me extraña que esa obra maestra del cinismo (hecha a sí misma) que es González Pons se haya convertido en portavoz oficioso del PP y tenga suficiente papo para decir que hace falta un pacto contra la corrupción (a ver si es verdad: de paso, encarcelen a los acreditadamente corruptos) y que se acabó el tiempo del «¡Y tu más!» y a continuación le recuerde al presidente andaluz sus problemas con los ERE fraudulentos.

Pero entre dos extremos hay siempre un recorrido; y si hay dos orillas (y siempre las hay) eso significa que existe en medio un mar potencialmente navegable. Los afectados por las hipotecas deben conducir sus protestas por los cauces legales, claro. No es lo mismo montar un escrache frente al domicilio de un diputado que ante la puerta de su casa. Son matices muy importantes, pero ¿que puedo hacer yo, sentado ante mi ordenador, en mi casa?. Hay gente que ya no cuenta con cosas como éstas que empiezan a ser vistas, al igual que el trabajo, casi como un privilegio.

Quiero decir que, dadas las circunstancias, el personal está manifestando una contención y un buen sentido extraordinarios. De paso, cuando disuelvan una manifestación, aunque sea ilegal, si no hay personas en peligro, procuren no dejar tuerto a nadie.
No es difícil leer y releer en estos días las barbaridades a las que la activista Ada Colau esta siendo sometida en verbo y forma por los diferentes dirigentes políticos de nuestro país. Desde Rosa Díez hasta Cristina Cifuentes pasando por una amalgama de seudo cargos públicos que no han dejado títere con cabeza atacando a Ada Colau personalmente y/o en su defecto a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Como decía Javier Gallego en un artículo reciente titulado Escrache, toda esta gente no se ha dado cuenta de que quienes vienen desde hace años haciendo un Escrache monumental contra la ciudadanía son la clase política y la banca.

Los límites a los que estamos llegando en nuestro país con los recortes en sanidad, educación o cultura, por poner algunos ejemplos son del todo irracionales si además le sumamos que mientras todo eso sucede, los casos de corrupción no dejan de saltar a los medios de comunicación y hemos de encontrarnos con la paradoja diaria que personas son desahuciadas de sus casas mientras políticos corruptos, equipos de futbol con deudas millonarias a la Hacienda Pública y a los bancos, banqueros condenados o miembros de la realeza siguen haciendo su vida como si con ellos no fuera la cosa. Estos contrastes no hacen otra cosa que alimentar el odio, evidenciar el injusto sistema en el que vivimos y por supuesto, demostrar la profunda falta de respeto de los dirigentes políticos y las élites a las que representan sobre el conjunto de los ciudadanos.

Que se pretenda asociar a Ada Colau con el terrorismo es una bajeza moral que era previsible que tarde o temprano se produciría, como previsible era que quién la realizase fuese la cachorra de Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes. Según la Rae, terrorismo es una “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror” o bien la “dominación por el terror” y según estas acepciones me pregunto si no tenemos un gobierno que domina gracias al terror y produce actos de terrorismo cuando facilita el desalojo de miles de familias de sus casas a las que previamente les han disminuido sus derechos sociales, laborales, educativos o sanitarios y deja en el total desamparo.

Esas actitudes no solo vulneran los derechos humanos sino sin duda alguna son actos de terrorismo ejecutados desde el estado y cuyos destinatarios son la ciudadanía entera.

Los escraches de los que se quejan los diputados son el mar menor dadas las circustancias. Y como decía la periodista Maruja Torres en su columna de El Pais, “El problema es que exploten pocos; eso proporciona excusas a los carceleros del régimen” a lo que yo añado que están haciendo méritos para que la explosión sea mayoritaria y al final el escrache se convierta en algo mayoritario hasta que les consigamos echar del poder, y a algunos hasta del país. 

Los recortes y la falta de oportunidades laborales han provocado que miles de estudiantes hayan tenido que buscar becas lejos de sus lugares de origen u oportunidades laborales más allá de nuestras fronteras. Y son esos, los exiliados económicos los que ocupan las calles fuera de nuestro país, “dañando la marca España”. Sin duda, en sus reivindicaciones asumen las de las PAH y llevan con ellos su distintivo circulo verde del SI SE PUEDE, porque  ellos también son víctimas del terrorismo del gobierno, porque #NoNosVamosNosEchan y son una Juventud Sin Futuro.

Todos nosotros podemos ser los siguientes, si no nos envían antes al "cobrador del frac" algo que la ciudadanía asume con un morbillo nauseabundo y en muchas ocasiones "cómplice"; el otro día andaba uno de esos por mi pueblo, ¿eso no es acoso? ¿eso que es?, no tengo idea a quién buscaba, ni me interesa, quizá, a un padre de familia al que le han jodido la vida, bancos, políticos y demás mandangas, y se ve abocado a está ridícula persecución a la que están expuestos, en muchas ocasiones sus hijos pequeños,¡¡¡qué pena!!! María