lunes, 8 de octubre de 2012

Ernesto Guevara, el “Che”, Vive para siempre

                                             

  
             Ernesto Guevara, el "Che", fue capturado el 8 de octubre de 1967, cuando se encontraba en el interior de la selva boliviana para extender la revolución social a Bolivia, corazón de América Latina. El día 9 fue asesinado en el pueblo de Higuera. Tenía 39 años. No murió en combate como hubiera deseado, sino vilmente asesinado a manos del coronel Joaquín Zenteno Anaya y el agente cubano de la CIA Félix Rodríguez.
            Libertador para los más  y para otros pura mercadería de gorras, insignias, camisetas y posters. No hace mucho preguntaba a varios chicos, chicas de entre 20 y 30, sobre este personaje y dentro de sus revolucionadas meninges (su neurona sigue girando a 45 r.p.m. al ritmo de Lady Gaga o el reguetón-ton-tón de turno) habían oído algunos comentarios y leyendas (¿a sus abuelitos ñoños?) Incluso uno me dijo "¿El que fumaba puros y llevaba boina?". Bueno, a veces no está hecha la miel para la boca del borrego. Generación Ni-Ni. O sea Ni puta idea, Ni falta que hace. Vaya futuro....
            En los años que ocupó la escena mundial era la voz de los pueblos dominados por el imperialismo, el trato desigual que recibían de los organismos de crédito internacionales y de las multinacionales que hacían sus negocios sobornando a los gobiernos corruptos. Tenía razón. Pero las naciones comunistas no lo apoyaron. Fue un solitario luchando contra el capitalismo salvaje.
            Puso en los oídos del mundo detalles de la siniestra política norteamericana. Pero no se conformó con denunciarlo, pensaba que había enfrentar ese avasallamiento con la guerrilla. Pensaba que los pueblos lo iban a acompañar en la gesta que les permita sacarlos de la opresión, pero no pudo repetir la experiencia cubana.
            Eligió los caminos de Latinoamérica, mezclarse con los pobres a los que les ofreció su capacidad de médico, entender la realidad de los excluidos e imaginar cómo cambiarla. Luchó por un mundo mejor, el que él tenía como ideal.
            ¿Cuál Che Guevara está en nuestros espíritus? ¿El médico solidario y desinteresado, el guerrillero, el intelectual, el marxista, el que enfrenta al capitalismo?. Serán todos o ninguno, en función de quién lo observe. Para algunos será solo el poster, la lámina bicolor con su rostro enérgico o una canción de gran poesía. Para otros una referencia ideal: llegar a donde quiso sin impedimentos, decir y hacer lo que pensaba, sin dobleces.
            Eduardo Galeano escribió: ¿Por qué será que el Che tiene esa peligrosa costumbre de seguir naciendo? Cuanto más lo insultan, lo manipulan, lo traiciona más nace. Él es el más nacedor de todos. ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan porque no se conocen?.
             Su trayectoria en la guerra de guerrillas que derrocó la dictadura de Fulgencio Batista, el 1 de enero de 1959, es conocida.
 
 

            Pero lo es menos su batalla para la creación de un hombre nuevo y una sociedad igualitaria a partir de un diferente modelo económico y de relaciones entre los pueblos.

            Esta otra batalla, más profunda, más irreversible y más definitiva, lo lleva a buscar aliados en los países en proceso revolucionario en medio de las tensiones que existían entre el bloque capitalista y el comunista durante la guerra fría.

            Antes de tomar la decisión de empuñar las armas en Bolivia, Guevara intenta encontrar aliados en una gira por el mundo socialista y por los países en lucha anticolonialista. Comienza en noviembre de 1964 con la visita a la Unión Soviética, donde logra mejores acuerdos pero dentro del marco de relaciones que acentúan la dependencia cubana. 
            Más tarde pronuncia en la ONU un discurso que se hará famoso y en el que defiende a Cuba y apoya las luchas de liberación anti imperialistas, raciales y anticolonialistas del mundo: a los pueblos heroicos de Vietnam, de Laos, de la Guinea llamada Portuguesa, de Sudáfrica, o Palestina, de Venezuela, de Guatemala y de Colombia y "a todos los países explotados que luchan por su emancipación y a los que debemos extender nuestra voz amiga, nuestra mano y nuestro aliento".

            Su gira continua en busca de aliados con los que sostener esta estrategia y formar la Tricontinental, asamblea donde los países África, Asia y América puedan encontrar un foro de acuerdos que los fortalezca en sus respectivas luchas.

            Visita, entonces, Argel, Malí, Congo, Guinea, Ghana; pasa por París y va a Dahomey. En febrero se entrevista con Nasser en El Cairo y termina el recorrido nuevamente en Argel pronunciando, en febrero, un discurso en el que muestra su desilusión por las relaciones económicas con el bloque socialista: "¿Cómo puede significar "beneficio mutuo" vender a precios de mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimientos sin límite a los países atrasados y comprar a precios de mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas del presente? Si establecemos ese tipo de relación entre los dos grupos de naciones, debemos convenir que los países socialistas son, en cierta manera, cómplices de la explotación imperial".

            A su regreso a Cuba, se entrevista con Fidel y la plana mayor del gobierno cubano y durante unos meses no se sabe nada de él. Mas tarde, en octubre, se harán públicas las tres cartas de despedida del "Che", a sus hijos, a su familia y a Fidel, en un acto organizado en el Teatro Chaplin.
          
             En la carta a Fidel dice "Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está vedado por tu responsabilidad al frente de Cuba." y para evitar que acusen a Cuba de "exportar la revolución", renuncia a sus cargos y a su ciudadanía. 
            Las cartas, las otras cartas, las del destino, estaban echadas. La misión diplomática de Cuba había fracasado: el camino, para el "Che" no podía ser otro que el de las armas.

            Llega a Bolivia, a fines de 1966, con un grupo de cubanos que tenían experiencia guerrillera. Se contacta con los hermanos Roberto y Guido "Inti" Peredo, que están dispuestos a tomar las armas y repetir la experiencia cubana.

            El "Che" no pierde de vista la importancia de tomar contacto con el Partido Comunista boliviano y coordina la entrevista crucial con Mario Monje, el Secretario General del PC que había estado con Fidel en Cuba. Ambos dirigentes se encontraron, por única vez, en la noche de año nuevo de 1967 y no pudieron llegar a un acuerdo, por lo cual la brecha entre ambos será cada vez más profunda.

            Esa misma noche los guerrilleros escucharon por radio un discurso de Fidel que enviaba "un nuestro mensaje especial y cálido, porque nos nace de muy adentro, de ese cariño nacido al calor de nuestras luchas, nuestro mensaje, en cualquier sitio del mundo donde se encuentren al comandante Ernesto Guevara y sus compañeros".
 
            En abril de1967, desde la selva boliviana, el "Che" envía a Cuba un último texto donde explica su estrategia: "Crear dos, tres, muchos Vietnam". Pero ya sabe que Vietnam está aislado, que él mismo está aislado sin apoyo del campesinado y sin apoyo del PC boliviano.

            Si bien la derrota del Che significó su muerte, no fue la de su proyecto de unir a los países del Tercer Mundo para lograr romper las relaciones de dependencia económica, hoy reverdecido, por ejemplo, en los tratados que van forjando la creciente unidad sudamericana.
 
HASTA SIEMPRE, COMANDANTE. HASTA LA VICTORIA, EL INFINITO Y MÁS ALLÁ.
         


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